Sunghoon nunca había sido particularmente expresivo; sus sonrisas solían ser escasas y casi siempre teñidas de sarcasmo. Sin embargo, ahora había una chispa distinta en él, una luz que no podía ocultar.
Con cajas en mano y tarareando una canción de cuna que había memorizado la semana pasada, el alfa entró a la habitación con un entusiasmo casi infantil. Jaeyun, que estaba acomodado en la cama, no pudo evitar arquear una ceja al verlo tan eufórico.
— ¿Y a vos qué bicho te picó ahora? — preguntó Jaeyun, cruzando los brazos mientras lo observaba con una mezcla de diversión y desconcierto.
Sunghoon dejó las cajas en el suelo con cuidado, girándose para mirarlo con una sonrisa desbordante. — Nada, simplemente estoy feliz. — respondió con una dulzura que contrastaba con su habitual tono serio.
Jaeyun negó con la cabeza, reprimiendo una risa mientras dirigía su atención a las cajas. — ¿Y eso qué es? ¿Qué trajiste ahora?
Sunghoon siguió su mirada, como si apenas recordara lo que cargaba. — ¡Oh! — exclamó, palmeando las cajas con entusiasmo. — Es la cuna. La elegí blanca porque todavía no sabemos si nuestro churrito será niño o niña. — añadió, su voz volviéndose melosa al inclinarse hacia el Omega y acariciar con ternura su vientre, que ya comenzaba a notarse.
Jaeyun, sin embargo, no compartió su emoción inmediata. Miró las cajas con el ojo ligeramente tembloroso, un gesto que lo hacía ver entre cómico y exasperado. — ¿Una cuna? ¡Hoon, faltan cinco meses todavía! ¿Por qué rayos ya compraste una cuna?
El alfa levantó la cabeza con una expresión de absoluta serenidad. — Porque puedo. Estoy forrado de dinero, Jae. Si quiero, puedo comprarle cincuenta cunas más. Una para cada semana del año si hace falta. — respondió con naturalidad, sin dejar de acariciar el vientre y hablando con dulzura al cachorro como si pudiera escucharlo.
— Eres un caso perdido, Sunghoon. Un completo tonto. — murmuró Jaeyun, aunque había un leve tono de cariño en sus palabras que traicionaba su aparente exasperación.
— Tonto y enamorado de vos. — replicó Sunghoon con una sonrisa traviesa, encogiéndose de hombros como si aquello fuera la cosa más obvia del mundo.
Jaeyun rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír. Mientras se acomodaban en la cama, uno al lado del otro, Jaeyun dejó escapar un suspiro suave, observando cómo Sunghoon seguía hablándole al bebé con una devoción que nunca había imaginado de él.
— ¿Sabes? — dijo Jaeyun de repente, su voz apenas un susurro. — A veces pienso que tú estás más emocionado que yo.
Sunghoon alzó la mirada, sus ojos cálidos y llenos de emoción. — Claro que lo estoy. Este cachorro es nuestro. Es una parte de vos y de mí. ¿Cómo no estaría emocionado?
Jaeyun sintió cómo una calidez lo envolvía. Aunque le gustaba molestarlo y fingir que Sunghoon exageraba, en el fondo se sentía agradecido por la dedicación del alfa.
— Hoon... — comenzó a decir, pero se detuvo, buscando las palabras adecuadas. — Gracias. Por todo. Por no hacerme sentir solo en esto.
Sunghoon sonrió con suavidad, acercándose para plantar un beso en la frente de Jaeyun. — Nunca estarás solo, Jae. Vos, yo y nuestro churrito, somos un equipo.
El Omega suspiró y cerró los ojos, dejando que aquella seguridad lo envolviera. Estaban cómodamente acostados en la cama, con el mundo reduciéndose a la calidez de su pequeño universo compartido.
Mientras la tarde avanzaba, Jaeyun se acurrucó más entre las sábanas, sintiendo el suave peso de la mano de Sunghoon sobre su vientre. El alfa no había dejado de acariciarlo ni de hablarle al bebé, una acción que Jaeyun encontraba a la vez ridícula y entrañable.
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FATED - JakeHoon -
Fanfiction"Bound by blood, divided by fate" Jake, un omega de espíritu libre, es hijo de uno de los mafiosos más poderosos de Europa. Sunghoon, un alfa frío y calculador, está destinado a heredar el imperio criminal más temido de Asia. Cuando son obligados a...