𝘽𝙄𝙍𝘿𝙎 𝙊𝙁 𝘼 𝙁𝙀𝘼𝙏𝙃𝙀𝙍 (ᴅᴀɴɪᴇʟᴀ ᴠɪʟʟᴀʀʀᴇᴀʟ)

22.- Birds of a feather

Pov Cassie

El metrónomo volvió a sonar en el estudio, su repiqueteo constante marcando el tiempo como un recordatorio de que todo debía fluir perfectamente. Pero nada lo hacía.

Dany estaba fuera de sincronía otra vez, su riff sonaba forzado, como si sus dedos estuvieran en desacuerdo con su mente. Desde la cabina de control, mi mirada se centraba en ella, viendo cómo intentaba mantenerse en pie sobre esa cuerda floja que parecía tambalearse bajo su peso. No era la primera vez que fallaba esta mañana. Y yo... no podía concentrarme tampoco. Había un nudo en mi pecho que no me dejaba respirar con libertad.

-Corte -dije por el intercomunicador, manteniendo mi tono neutro aunque la frustración burbujeaba debajo de la superficie- Vamos a tomar un minuto.

Dany dejó escapar un suspiro audible incluso a través del vidrio que nos separaba. Se pasó una mano por el cabello, evitando mirarme, mientras Ale y Paulina intercambiaban miradas incómodas.

Respiré hondo y apagué el micrófono. No podía dejar esto así, no si esperaba que algo saliera bien hoy. Me levanté de mi asiento, acomodando mi camisa, y la encaré.

-Dany -dije suavemente, inclinándome hacia ella.

Ella levantó la vista, su expresión mezcla de agotamiento y algo más, algo que no lograba descifrar del todo.

-¿Podemos hablar? -pregunté, mi voz apenas un susurro para no llamar demasiado la atención.

Ale y Paulina fingieron no estar escuchando, pero el brillo en los ojos de Paulina era inconfundible. Sin esperar una respuesta, toqué ligeramente el brazo de Dany y comencé a caminar hacia la puerta.

El pasillo estaba más lleno de lo que esperaba. Técnicos, asistentes y músicos se movían de un lado a otro, charlando y cargando equipo. No era el lugar ideal para una conversación como esta. Sentí el calor de la presencia de Dany detrás de mí mientras buscaba un lugar más privado.

-Ven conmigo -dije, girándome apenas para mirarla.

Sin esperar respuesta, la llevé hacia mi oficina, al final del pasillo. Una vez dentro, cerré la puerta tras nosotras y apoyé mi espalda contra ella, soltando un suspiro largo. El espacio era pequeño pero acogedor, lleno de papeles, cables y una taza de café olvidada en el escritorio.

Dany se cruzó de brazos, mirándome con los labios apretados.

-¿Qué pasa? -preguntó, su voz más firme de lo que esperaba.

Me acerqué, quedándome a unos pasos de ella. No quería mantener esa distancia, pero tampoco sabía si acercarme demasiado sería lo correcto.

-No puedes trabajar así -dije finalmente, rompiendo el silencio que se había extendido como una sombra entre nosotras.

-¿Y cómo se supone que trabaje si estamos... así? -respondió, haciendo un gesto entre nosotras, su frustración evidente.

Bajé la mirada, sintiendo cómo el peso de sus palabras se sumaba al que ya cargaba.

-Lo siento -dije, mi voz apenas un murmullo- No quería que esto afectara el trabajo.

Dany suspiró y dio un paso hacia mí, acortando un poco la distancia. Sus dedos buscaron los míos, entrelazándolos en un gesto que era tan reconfortante como doloroso ahora.

-Cassie, no puedo ignorar que algo está mal. Tú estabas... distante. Y yo no puedo pretender que no lo noto.

Mis ojos se encontraron con los suyos, y por un momento todo el ruido en mi cabeza pareció detenerse. Pero sabía que no podía esquivar esto más.