𝘽𝙄𝙍𝘿𝙎 𝙊𝙁 𝘼 𝙁𝙀𝘼𝙏𝙃𝙀𝙍 (ᴅᴀɴɪᴇʟᴀ ᴠɪʟʟᴀʀʀᴇᴀʟ)

21.- ¿Eso es todo?

Pov Cassie

Los días se habían sentido eternos desde que Charlie quedó en observación en la clínica veterinaria. Aunque los médicos aseguraron que su recuperación iba bien, no podía evitar el peso de la incertidumbre. Había pasado las noches en mi departamento, con un vacío extraño en la cama. Mi fiel compañero no estaba, y eso hacía que cada rincón de mi hogar se sintiera más grande y frío de lo habitual.

Dany había estado increíblemente presente al principio. Sus palabras tranquilizadoras y su forma de hacerme sentir menos sola habían sido mi ancla durante los primeros días. Pero ahora... algo había cambiado.

El primer día después del incidente, vino directamente del trabajo a verme, trayendo comida y su energía habitual. Pero con cada día que pasaba, su presencia se sentía más... ausente. No físicamente, porque seguía viniendo y llamándome, pero había algo en su manera de hablar, de moverse, que no podía identificar del todo.

Como hoy. Había llegado hace una hora, pero estaba sentada en el sillón, mirando su teléfono como si algo importante requiriera toda su atención. Me giré para observarla desde la barra de la cocina, mientras terminaba de servir café. La taza en mis manos tembló ligeramente, no porque estuviera llena, sino porque mi cabeza no dejaba de analizar cada pequeño detalle.

—¿Dany? —llamé, intentando sonar casual.

Ella levantó la mirada rápidamente, como si la hubiera sacado de un trance. Su sonrisa apareció de inmediato, pero algo en sus ojos no se sentía del todo sincero.

—¿Sí, bonita? —respondió, usando su apodo cariñoso habitual. Pero su voz tenía una nota distinta, como si estuviera midiendo cada palabra.

—¿Estás bien? —Pregunté, caminando hacia ella con las dos tazas en mano. Le pasé una mientras me sentaba a su lado, observando cómo tomaba la taza pero no bebía.

—Sí, claro. ¿Por qué no lo estaría? —Soltó una pequeña risa, pero sus ojos volvieron a desviarse hacia su teléfono.

Fruncí el ceño ligeramente, sintiendo un nudo en el pecho. Esta no era la Dany que conocía. Ella siempre había sido directa, siempre presente. Pero ahora estaba a medio camino entre aquí y algún lugar lejano que no podía alcanzar.

—No sé... sólo me pareces un poco distante últimamente —dije con cuidado, buscando en su rostro alguna señal de que me respondiera con honestidad.

Ella parpadeó, visiblemente sorprendida, pero luego dejó la taza sobre la mesa y me miró. Esa reacción, al menos, era más familiar.

—No estoy distante. —Hizo una pausa, como si buscara las palabras adecuadas— Estoy preocupada por ti, por Charlie... nada más.

Quise creerle, pero había algo más. Podía sentirlo en los pequeños gestos, en la forma en que no me miraba a los ojos por mucho tiempo, en cómo no iniciaba las conversaciones como antes.

—Dany, sé que algo te pasa —Mi tono se volvió un poco más firme, pero mantuve la calma— Si necesitas espacio, lo entiendo, pero no me digas que todo está bien si no lo está.

Ella abrió la boca para responder, pero algo en su rostro cambió. Cerró los ojos un momento, suspirando como si cargara con un peso invisible.

—Cassie, de verdad, estoy bien. —Su voz era suave, casi cansada— Sólo... no quiero que pienses que no estoy aquí para ti.

Me acerqué un poco más, colocando mi mano sobre la suya. Era raro que evitara abrirse conmigo, y aunque no quería presionarla, tampoco podía ignorar lo que estaba sucediendo.

—Estoy aquí para ti, igual que tú para mí, ¿recuerdas? —dije, recordándole lo que me había dicho apenas unos días antes.

Dany asintió, pero no dijo nada más. En su lugar, apretó mi mano ligeramente y luego se levantó.