please Charlie...

Cap 13: sin vuelta atrás

WARNING ¿¿¡¡: mención a las autolesiones, intención homicida

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¿Por qué me siento tan sola?

Era un día lluvioso en CandyLand, lo dulces fuera del reino se derretían con la leve lluvia, desvaneciendo el dulce aroma de los caramelos por uno triste a tierra mojada.

Mandy miraba el solitario castillo donde la oscuridad tomaba las esquinas, cerrar las puertas era deprimente, pero quien quería venir cuando todo estaba tan descolorido...

Sentada frente a la chimenea mirando las llamas arder de forma controlada dándole ese calor que tanto anhelaba, sus ojeras estaban mas marcadas que nunca, el castillo ya no era lo mismo, todo se sentía tan gris.

Sus ojos soltaban leves lágrimas de desesperación silenciosa, no sabia que más hacer, ni con el castillo ni con sus dulces que casi ni se vendían, todo parecía tan inútil, ya no quería nada por que no podía hacer nada, todo estaba arruinado, el suicidio pasó por su mente, tal vez era una forma de escapar de la profunda depresión que la consumía lentamente...

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–las traes!– exclamó Charlie tocando el hombro de Chester y escapar, el sonrió de forma maliciosa y persiguió al más cercano siendo este Gus.

Jugaban con los niños que visitaban el circo, tal vez por vocación o porque sus mayores querían deshacerse de ellos un rato.

Chester logro atrapar a Bonnie, dejando que esta atrapará a alguno de sus amigos, el bufón se quedó mirando a los niños jugar y reír, sentía su corazón lleno, cálido, ke gustaba esta nueva vida donde podía ser el mismo sin presión de algún jefe, Charlie se movió a su lado mirando el lugar con una sonrisa.

–es lindo aquí...– murmuró ella suavemente apoyando su cabeza en el hombro de Chester quien paso su brazo por la cintura de Charlie, acercándo su cuerpo más al de el.

–si... lo es...– dijo el algo melancólico, más aún no asimila el haber salido de un infierno en el que el mismo se había metido, aun sentía el peso de aquella relación tan... ¿triste?

–bien, anímate, tenemos trabajo que hacer– dijo la rubia inclinándose para darle un beso en la mejilla al bufón quien cerró los ojos con una sonrisa.

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Mandy, oh dulce Mandy, su vida se volvió tan agria, estaba sentada en su trono mirando el oscuro interior del palacio, el olor de aquellos dulces hechados a perder aún en los mostradores, las ventanas cubiertas de tablas, sus manos temblaban de ira pero sus ojos trataban de reprimir las incontenibles lágrimas de soledad, se levantó sin ganas para caminar por los pasillos oscuros.

Llego a la parte más alta del castillo, la brisa jugaba con su cabello y su ropa, sentía la brisa golpear su tembloroso cuerpo, miraba el exterior, el atardecer, pensado en saltar, ya no quería nada, no tenía nada.

–no... no es justo–se dijo a si misma, frunció el ceño, ya no sentía nada más que ganas de venganza, miles de pensamientos invadieron su mente.

Sonrió, tenía una idea, una buena idea...

Corrió a su trono, con una sonrisa marcada en su cansado rostro, se sentó a pensar, como podría llevar su plan, como podía desahogar su profundo sentimiento de soledad sobre quienes le quitaron todo su color.

Pasaría por sobre todos quienes se interpongan, ella era la reina, ella era quien mandaba...

Pensó y pensó, pensó por horas hasta que un plan apareció mágicamente, un plan ardiente...