EPILOGO
HUNTER
Un año después...
Tendría que haber pedido que las enviaran. Pensé mientras caminaba casi a tientas por el laberinto de pasillos en el hospital. El enorme jarrón de cristal con un ramo de flores variadas que no me dejaba ver bien. Pero había querido traérselas yo mismo, junto al gran oso de peluche que llevaba bajo el brazo y una gorra de beisbol que guardaba arrugada en mi bolsillo trasero.
Gracias al cielo no tarde en llegar a la habitación en el área de maternidad donde se encontraba mi esposa. Toque con suavidad la puerta mientras trataba de manobriar con los regalos en mis brazos. La abrí con el hombro y entre lo mas silencioso que pude tratando de no tropezar con nada en el camino y ver si mi mujer se encontraba despierta. Para mi sorpresa lo estaba. La cama estaba un poco levantada y Dakota se encontraba sentada con nuestro hijo en sus brazos. John Bailey Grey Brown.
Nunca pude ver algo mas hermoso, con la luz del sol que entraba por la ventana su piel brillaba con resplandor propio, de esa manera que es peculiar en las madres primerizas.
Sus ojos se iluminaron con amor al verme, me sonrió antes de llevarse su dedo a los labios.
-Ya ha comido y acaba de dormirse. Son unas flores preciosas cariño. Deja el jarrón en el suelo antes de que se te caiga. O ponlo encima de la mesa y acércalas para que pueda olerlas.
-Como desees. -dije sonriendo y provocando un hermoso sonrojo en sus mejillas.
Estábamos convencidos de que el pequeño John fue concebido la noche en que vimos la película La princesa prometida, antes de hacer el amor hasta entrada la madrugada. Desde entonces me había dado por repetir la frase <como desees> cada vez que mi esposa me pedía algo. Dak acaricio las flores y se inclino sobre ellas para oler su perfume.
-Gracias cariño. Y ya tengo la sospecha de que ese enorme oso de peluche es para John y no para mí, ¿Por qué no lo dejas en su cuna? Luego puedes acercarte, darnos un beso y cargarlo.
-Nada me encantaría más. - hice lo que me pidió y me acerqué a besar a mi esposa y tomar a mi hijo en brazos.
-Ven aquí mi As.
-Hunter... quedamos en que el niño no se llamaría ni As ni Trio ni nada que tenga que ver con el póquer.
-Ya lo se. Pero Dak, ¡Maldita sea! Tienes que estar de acuerdo en que a ningún niño le gusta empezar su vida sin un apodo, ¿verdad que no As? - contemple a mi hijo a quien como si fuese a responderme abrió sus ojitos somnolientos, agito su diminuto puño al aire y bostezo quedándose dormido de nuevo.
-Ja! Ahí lo tienes. ¿Lo ves? - la mire con mi expresión de triunfo que no tarde en cambiar a una avergonzada en cuanto sacudió la cabeza y levanto su mirada al techo para mostrarme lo que pensaba de la pretendida respuesta de mi hijo.
- ¡Oh! Casi lo olvido. - dije metiendo mi mano en el bolsillo trasero, saqué la diminuta gorra de beisbol y la puse cuidadosamente en la cabeza de mi pequeño.
- ¡Hunter! - exclamo mi esposa riendo suavemente-. No tienes remedio. -negó con su cabeza
-De acuerdo, pero a ti te encanta. - le giñe un ojo
-Si
-Y me amas.
-Si.
-Bien, porque yo también te amo y no dejare que te separes de mí. Eres mi Reina de Corazones. Entre tu y mi As, tengo la mejor carta de triunfo de todo el mundo.
Le quité la gorra a mi hijo y se la puse al peluche. Después acosté a John en su cuna y acerque la silla a la cama de mi esposa y saque un mazo de cartas del bolsillo de mi camisa.
-Y ya que me siento terriblemente afortunado con esta racha de suerte, ¿Qué tal si pasamos la tarde jugando? - así es como la entretenía desde que estaba en el hospital.
-Bueno. ¿Jotas o mas alto de la salida?
-Como desees. - respondí.
DAKOTA
Mientras veía a mi esposo y mi hijo cabalgar uno de los mejores pura sangre que teníamos no pude evitar recordar todo lo que tuve que pasar para encontrar mi lugar.
Llegue a Hume con compromiso roto, desempleada y con la noticia de la muerte de mi padre. Era tanto el dolor en ese momento que jamás pensé que volvería a ser feliz y mucho menos que podria poder formar una familia.
Pero ahora soy inmensamente feliz, con una persona que me ama y me acepta tal y como soy, que respeta mis decisiones y me alienta a seguir adelante con mis sueños. Que me hace sentir amada, que amás me deja sentirme sola y con mi pequeño As que es la luz en mi vida.
La Jota Company esta en su mejor momento y se que mi padre ahora se siente orgulloso de mi y de lo que hemos logrado juntos en ella.
Observo como se acercan los hombres de mi vida al lugar donde estoy preparando el almuerzo y vuelvo mi mirada al cielo por un momento y digo en silencio.
Tus salvajes son felices papá, gracias.
N/A
Dejen sus comentarios de que les parecio esta pequeña historia.
Nos vemos pronto
❤🤠
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Salvaje Amor
RomanceHunter Grey es un cowboy al estilo del viejo Oeste, quien tras la inesperada muerte de su socio no sabe que pasara con su Compañía Petrolera hasta averiguar quien heredara sus acciones. Abandonado por su exprometida y sin tener la solución para salv...