Contratiempo

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DAKOTA

La música llenaba el ambiente, envolviéndonos en una atmosfera intima, sintiendo el latir de su corazón a través de su camisa. Cada paso que dábamos se sentía tan sincronizado.

Mientras me giraba y yo reía lo observe. Sus ojos brillaban con una mezcla de admiración y ternura, pensaba en como siempre me hacia reír, incluso en mis días mas oscuros, recordaba las veces que había estado a mi lado apoyándome en la compañía sin pedir nada a cambio.

Es increíble como me hace sentir tan segura, como si nada malo pudiera pasarme estando a su lado, entre sus brazos. En ese momento me di cuenta que amaba a Hunter Grey, y no solo eso, sino también lo respetaba, admiraba su fuerza, su paciencia y la manera en que siempre encontraba tiempo para los pequeños detalles cuando estábamos juntos.

Necesita un minuto a solas y pensar, mis sentimientos estaban a flor de piel, por eso decidí salir.

El aire de la noche me dio directo en el rostro, era refrescante des pues de la atmosfera cargada en el bar, también era húmedo. Al igual que en Detroit me caminar a pasos ligeros, con la cabeza en alto y alerta llevaba las llaves de manera que las puntas se asomaran entre mis dedos, como un puño de hierro truco que aprendí en clases de defensa personal. Llegué al coche y abrí la puerta del acompañante encendí la luz y ahí pude encontrar mi estuche de maquillaje que no estaba en mi bolso cuando fui al aseo. Lo tome y al darme la vuelta me tope cara a cara con un desconocido llevaba una camiseta vaqueros y una mirada lasciva en sus ojos.

- ¡Maldición! ¡Si que eres una buena pieza! Es difícil que seas la hija del viejo John. Pero, ahora que te veo de cerca me doy cuenta del parecido. - dijo

- ¿Conocías a mi padre? - pregunte nerviosa y aferrándome a mi bolso y las llaves en mis manos

-Claro, John y yo éramos buenos amigos. - respondió bebiendo de su botella y limpiándose la boca con el dorso de la mano

-A propósito, soy Robert James, encantado de conocerte. Trabajaba en Jota Company antes de que Grey me despidiera, el muy bastardo, no tenia motivos ¡llevaba trabajando allí quince malditos años! Pero me hecho a la calle como si fuera un perro. Tu padre no lo hubiera hecho. El sí lo habría arreglado todo, pero antes de que pudiera hablar con él, le dio ese ataque al corazón y murió. 

-Por eso quería verte, te he estando observando desde el día que fui a ver a John, al principio no sabía quién eras pensé que eras una putita que vivía con el viejo o solo habías comprado la casa. Luego te vi en la compañía, aunque me costó un poco al principio después sume dos mas dos y me di cuenta que estabas siguiendo los pasos de tu padre. - se detuvo a darle otro generoso trago a su botella.

-Mira solo quiero que me devuelvas mi trabajo. Lo necesito no son buenos tiempos con el dinero, sobre todo en las compañías aéreas que están despidiendo gente.

Sabía que las fábricas de aviones más importantes tenían sus sedes en Hume, toda la industria de la aeronáutica y sus derivados estaban representadas en esta ciudad. Siempre que ocurría algo que afectaba a la industria toda la economía causaba un golpe.

- Me gustaría poder ayudarlo señor James- dije recuperándome del susto. - pero no puedo pasar por la autoridad del señor Grey.

-¿Por qué no? – pregunto con una nota de amargura en la voz.- John te ha dejado su parte de la empresa o al menos eso es lo que escuche por ahí. Eso quiere decir que tienes los mismos derechos que el. Podrías volver a ponerme en la nómina si quisieras.

-Lo siento, pero es imposible. De verdad. Ahora si me disculpa...

-No, no te disculpo, señorita ricachona. Creo que me estas tomando el pelo, eso es. Te he visto bailar con Grey toda la noche. Lo tienes en tu poder así que, vamos a hacer esto. Vas y le dices que me has devuelto el trabajo y listo.

Salvaje AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora