La Tormenta

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DAKOTA

- ¿Quieres que entre contigo? - dijo cuanto llegamos.

Deseaba decirle que sí, que se quedara conmigo, pero finalmente negué con la cabeza

-No, yo ... creo que entrare me daré una ducha y me meteré a la cama. Siento que se nos estropeara la noche. Todo estuvo maravilloso.

-Si, comprendo... entonces. Buenas noches – respondió

-Buenas noches.

Puso una mano en mi nuca, se acerco y me beso una vez más, dejándome ruborizada y con las piernas temblando y muy consciente de su deseo.

- ¿Está segura de que no cambiaras de opinión y me dejaras entrar?

-Completamente segura. - respondí

-No, es, al contrario. Estés segura o no, no cambiaras de opinión. - dijo mientras me acompañaba hasta la puerta.

-Bien, no cambiare de opinión

-Bueno no puedo decir que no este desilusionado. Cierra con llave cuando me vaya y conecta la alarma.

-No tienes de que preocuparte. Gracias por la cena y el baile- dije con una sonrisa

-De nada Cariño. -Se dio la vuelta con sus manos dentro de sus bolsillos y silbando alguna melodía.

Al entrar a casa y recordar todo lo que paso esta noche, quise darme media vuelta y pedirle que se quedara, pero en su lugar conecte la alarma y con movimientos lentos subí las escaleras siendo consciente de lo vacía que se sentía la casa. Cien metros cuadrados, era demasiado grande para una sola persona, daría lo que fuera por tener a alguien con quien compartirla y no sentirme tan sola. Y se que debía admitir que ese alguien era Hunter.

¿Por qué deje que se marchara? ¿Acaso no me había complicado ya la vida? ¿Porque tenía tanto miedo de dar el ultimo paso? Hunter no era Cody. Sabía que podía dejar a un lado mis dudas, lo mucho que deseaba hacerlo, lo mucho que deseaba a Hunter. Pero ya era tarde, él se había ido.

Llegue a mi habitación me desnude y tire a la basura mi ropa, no quería nada que ese tipo hubiera tocado. Entre en la ducha y me enjabone una y otra vez hasta que me sentí limpia, me seque y me puse mi bata de seda largo de color negro que era algo bastante sensual como para dormir sola. Apagué la luz y me metí a la cama, necesitaba dormir y olvidar la parte horrible de este día, no fue hasta que sonó mi teléfono. Lo busque con mis manos en la oscuridad.

- ¿Hola? - respondí sin ver quien era

- ¿Quieres saber lo que pienso Dak?

La voz de Hunter era grave y aterciopelada, sonaba en mi oído como una lenta caricia provocándome un escalofrió de excitación por todo mi cuerpo.

-Creo que tu no deseas estar sola esta noche, creo que no querías que me fuera. Por eso ahora estoy preguntándome qué harías si vuelvo. - me quede en silencio. - ¿Dak? ¿Sigues ahí? Claro que sí, puedo escuchar tu respiración en la línea. Eso hace que me imagine como respirarías tumbada sobre mi pecho después de hacerte el amor...

-Yo.... Ya he cerrado la casa- respondí sin aliento la imagen que pusieron sus palabras en mi mente era tan tentador, que quería hacerlo realidad sin pensar en las consecuencias. Su risa me trajo de vuelta a la realidad.

-Tengo la llave, ¿recuerdas? Desde la noche en que me confundiste con un ladrón. Nunca me la pediste de regreso. - dijo con diversión en su voz

-Si, pero no importa. Veras ya he puesto la alarma. - volvió a reír suavemente

Salvaje AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora