Capítulo 17

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Nunca quise romper tu corazón


Antes del fin de semana Lucifer Morningstar volvió a aparecerse en el barrio caníbal, frente a la entrada privada de la señora Rosie, siempre cuidado que nadie más lo viera por petición de Alastor, además no necesita que corran chismes sobre su persona.

Esta ocasión quiso sorprender trayendo unos cuantos beignets que preparó recordando la receta que alguna vez le compartió Alastor, fue él mismo quien le abrió la puerta y observó con semblante suspicaz la pequeña bandeja que llevaba.

Saludó sonriente, no recibió respuesta, pero sí permiso para entrar. Una vez en el lobby de la casa le tendió los postres, el pecador los aceptó y le contó que Bloom estaba ayudando a Rosie a hacer el almuerzo, lo invitó a sentarse en la sala mientras llevaba la bandeja a la cocina y estaba todo listo.

Lucifer se quedó en el sillón muy quietecito, como un niño en casa ajena, y es que así se siente. Estar bajo la constante mirada evaluativa de su ex y la actitud impredecible de Rosie lo pone nervioso, sí, es el rey, pero tiene derecho a cohibirse. Ya la mucama que le llega a la cintura lo amenazó, ¿qué puede esperar de una temida overlord con una inclinación peculiar por ciertos platillos?

Alastor notó su inquietud, le hacía gracia, el Lucifer que conoce es bastante inseguro y muy transparente, podría ser decepcionante para otros que tienen un concepto muy diferente del soberano del infierno, sin embargo, para él fue buena señal identificar que el serafín no era tan lejano a los simples mortales. Esa observación lo llevó a su propia ruina en poco tiempo.

—¿Puedo preguntarte algo? —habló el rubio haciendo volar su sombrero hasta un perchero del rincón.

—¿Qué cosa?

—¿Por qué elegiste esa canción? Para la caja de música.

«¿Por qué?»

No hay porque, cuando tocaba decidir qué sonaría en esa caja musical a Alastor se le ocurrieron muchas ideas y ninguna encajaba del todo como un regalo para su hija, hasta que pensó en la historia que comparte con Lucifer y eventualmente rememoró esa composición.

—Es alegre y ya, no fue nada importante —respondió totalmente a la defensiva.

—¿Nada? ¿Vas a decirme que elegir esa melodía no significó nada?

—Prefiero darle a Bloom las cosas buenas que me dejó nuestro tiempo juntos en vez de todo el dolor, quizá fue importante hace años, pero hoy solo es una simple canción adecuada para una niña de siete años, no te hagas ideas raras.

Dolor. Otra vez Alastor usa esa palabra para referirse a lo que vivieron, ¿tanto sufrió durante su relación que es lo único a destacar?

¿Dónde quedaron las risas? ¿Los paseos por los jardines? ¿Las cartas románticas?

¿Y los besos? ¿Y las noches debajo de las sábanas o encima del escritorio? ¿Dónde quedaron todos esos bellos recuerdos?

«Sepultados bajo las heridas que dejó tu indecisión»

Enterrados bajo su cobardía

Porque eso fue, un cobarde.

Finalmente, el amor que soñó llegaba a su vida y no fue capaz de aceptarlo como debía.

Porque tenía miedo.

Ya amó una vez, loca y desesperadamente, dio todo de sí, hizo todo por ver a Lilith siendo feliz, provocó su propia expulsión del cielo por ella.

Peligroso Anhelo | HH (Appleradio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora