Capítulo III. Ayuda

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Había pasado los siguientes días casi por completo en el bosque. Tuve la sensación de que papá estaba emocionado de que me estaba acostumbrando a la idea de estar en Briarwood, nuestras conversaciones en la cena alrededor de la pequeña mesa de la cocina van desde el trabajo de papá a mis nuevos hallazgos en la espesura del bosque detrás de la cabaña. Me dijo que tenía que mostrarle estos nuevos lugares místicos en algún momento cuando tuviera un día libre, y tuve que admitir que estaba realmente emocionada.

Había algo en ese bosque, algo extraño. Se sentía como explorar un mundo nuevo y volver a casa todo al mismo tiempo, un fantástico y mágico escape natural y un lugar cálido y acogedor para descansar.

Había tomado fotos de todos mis lugares favoritos hasta el momento, asegurándome de dejar pequeños títulos en la parte posterior de donde los había encontrado, sólo para poder mostrárselos todos a papá.

Esa tarde, después del almuerzo iba a salir otra vez, abrigándome un poco más ya que probablemente haría más frío en el momento en que la oscuridad cayera. Me conocía lo suficiente como para saber que estaría explorando mucho tiempo, e incluso yo misma preparé una pequeña mochila con cosas para mi cámara y un par de bocadillos por si me daba hambre.

Grité en la cabaña que saldría, sabiendo que donde sea que estuviera papá, escucharía. Recibí al frío aire y el fresco aroma de los abetos, prácticamente saltando hacia el bosque. Mi medallón de corazón parecía brillar un poco más hoy, o tal vez era mi optimismo haciéndolo parecer de esa forma.

Estuve dando vueltas alrededor de una parte del bosque que no había explorado aún, el aire casi completamente silencioso, con la excepción de un pájaro que cantaba un poco. Era pacífico y relajante, mi débil corazón conseguía el descanso que papá deseaba para mí mientras tomaba mi tiempo para hacer senderismo y miraba con asombro mi entorno.

Acababa de decidir tomar un descanso y ver si podía tomar más fotos, dejando caer mi mochila al suelo, cuando vi una mancha fugaz de movimiento. Mis ojos se movían de árbol en árbol, en busca de algo que me acompañara en estos bosques. Podría jurar que vi algo.

Tire de mi mochila mientras cautelosamente miraba a mí alrededor. Una niebla crecía en el bosque, y las nubes comenzaban a oscurecerse, coloreando el cielo en sombríos matices de gris y azul oscuro. Parecía que iba a estallar una tormenta pronto, pero honestamente no podría importarme menos. Yo estaba decidida a encontrar la fuente del movimiento que vi antes.

Seguí buscando el movimiento, mis ojos capturaron una visión fugaz de una esbelta figura corriendo por el bosque.

Era una mujer joven, no más de veinticinco, con ondas oscuras volando detrás de ella mientras corría por el bosque. No me tomó mucho tiempo para decidir seguirla, sin importar las consecuencias sobre mi salud. Rápidamente fui tras ella, con mi débil corazón esforzándose para bombear la sangre necesaria a través de mis venas. Independientemente de las condiciones de mi corazón, me las arreglé para mantener una imagen de la mujer. No llevaba más que una camiseta roja y jeans, lo que me pareció un poco raro. Hacía frío afuera, ¿no debería estar más cubierta?

La niebla comenzó a bloquear mi visión mientras hacía mi mejor esfuerzo para saltar sobre los troncos caídos y correr a través de la maleza del bosque. Sentía que tenía que alcanzar a la mujer, como si ella fuera alguien importante.

Ella era rápida, mi mente me jugaba malas pasadas y difuminaba los bordes de su figura mientras jugábamos a la persecución a través de la espesura del bosque. Mientras me acercaba, pude escuchar su agradable risa, su cabello volaba detrás de ella como la melena de un caballo corriendo libre y salvaje.

Su risa hizo eco entre los árboles, rebotando en los troncos de los árboles y atormentando mi mente. ¿Quién era ella? Me parecía tan familiar, sin embargo no podía recordar su nombre.

Sorcery // Louis Tomlinson | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora