Capítulo 9

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Esa mañana, mientras Taylor dormía, se sintió extrañamente triste cuando intentaba concebir el sueño. Los pensamientos se le mezclaban: El demonio, su raza, la amenaza, Andrew, Isabeau, el holocausto, las cifras, la muerte, etc.

Cuando logró cerrar los ojos, tuvo un sueño que ella no quería tener nunca:

 <<-Tranquila, Bethany, ya pasará, no hagas ruido- los gritos seguían fuera del escondite y los llantos ahogados de aquellos vampiros pequeños no cesaba. Ella sabía que no era verdad.

-Tengo miedo, Bethany- sin duda era Isabeau, que se aferraba a la falda de su vestido y no paraba        de lagrimear- ¿Por qué nos hacen esto?

Ellos eran inclementes, ella no podía producir palabra por el temor que la tenía paralizada. 

-Ya vienen, lo presiento...-decía Isabeau, temblando y agarrando la mano de la vampiresa- Bethany vámonos...

Ella no se movió, ella no habló, ella no pensó en nada, ella siguió temblando en silencio hasta cuando los demonios irrumpieron en el refugio y empezaron a devorarse a los vampiros pequeños y a las vampiresas encinta, les arrancaban el cuello a los vampiros pequeños con un mordisco y se devoraban los fetos sangrientos de las vampiresas. Ella se quedó en shock, ignorando a Isabeau que gritaba de miedo y no se atrevía a separarse de ella.

-¡VENGAN!- rugió una voz detrás de ellas que las agarró y con una velocidad sorprendente las sacó de ahí. Cuando las bajó al suelo, ella se dio cuenta de quién era ese salvador: Su hermano Servio.

Servio las puso detrás de él y verificó que no hubiera peligro cerca. Volando se las llevó lejos, muy lejos hacia una cueva donde habían 2 vampiresas más de la edad de ambas: Maude y Geneve.

-¿A dónde iremos?- preguntó Maude, que tenía un colmillo rajado y los bucles negros desaliñados y la cara empapada de llanto- Pronto nos van a encontrar.

-¿Te callas?- le respondió Servio en tono hostil, fruto del nerviosismo que a él le causaba todo esto- Ya pronto las llevarán a un lugar más seguro, sólo deja de llorar.

Isabeau no soltaba su mano, Maude seguía aguantando a duras penas el llanto y Geneve estaba escondida en un rincón encogida de piernas.

Geneve vestía un vestido verde sucio muy sencillo y una trenza rubia destartalada, parecía haber estado aquí por muchos días, al igual que Maude. Isabeau y ella las conocían por haber sido a veces compañeras de juegos, pero no eran cercanas.

En eso, Servio divisó un carromato conducido por un hombre gordo y de edad madura. Él le hizo una señal y el hombre del carromato se acercó a nosotros. Él paró los caballos y el carromato se detuvo cerca, Servio le acarició el hocico a los caballos y le indicó al conductor hacia dónde las debía llevar. En eso, sus ojos se llenaron de lágrimas y le recorrió un sudor frío por la espalda debido a aquella impresión. Servio cayó de rodillas al piso, se tocó el pecho y vio su mano manchada de sangre y la enorme flecha con la que había sido atravesado. Su hermano, el único ser que tenía a su lado luego de que su padre también haya muerto a manos de los demonios; sin embargo, Servio había tenido el mismo final en ese instante. Maude y Geneve gritaron, Isabeau lloraba y yo seguía en shock viendo al demonio que había dado fin a mi hermano. El señor del carromato agarró un balde de madera con agua bendita y se la lanzó al demonio, pero este fue más precavido y huyó. Maude, Geneve, Isabeau y ella subieron lo más pronto posible e intentaron confiar en que llegarían con vida a su destino incierto, el miedo las carcomía la carne, no podían respirar sin sentir el temor de que algún demonio las oyera y las matara. Ella no dejaba de lagrimear en silencio por su hermano, por haberse quedado sola. Estaba decidido, ella pelearía, ella los mataría, ella pondría fin a esta pesadilla real, no sabía cómo pero lo haría. Ya no sentía miedo, sino odio hacia los demonios. Sentía odio al saber que ella era una híbrida mezcla de demonio y vampiro, que su madre íncuba la había abandonado con su padre y él y su hermano la habían criado como parte de la familia de vampiros. Quería ir y matarlos, quería crecer y hacerles daño, ella quería eso...>>

No te sueltes y confía en mí, estás en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora