Capítulo 18

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Taylor se levantó a las tres de la madrugada, las pesadillas no habían cesado, sólo veía sangre y muerte, y cuando se despertaba sólo pensaba en eso, y le venía una migraña insoportable que ni un frasco de aspirinas podía calmar. Se había quedado dormida en el piso con una caja de pizza en descomposición cerca y la TV prendida.

Ella salió al balcón a fumarse un cigarrillo, las bocanadas de humo se colaban entre el vaho de la madrugada helada. Miraba hacia una grieta del techo, donde una araña corría a buscar refugio y luego miró sus pies descalzos, estaban pálidos y con las uñas arruinadas. Había faltado a la universidad por tres días, no se había bañado, su departamento estaba asqueroso y solo pedía comida a domicilio porque tenía miedo a salir. Ella no sabía que hacer, no sabía si decirle lo que pasaba a Andrew o a Isabeau, no quería verle la cara a nadie. Se sorprendía y avergonzaba de sí misma por ser tan cobarde con un demonio cuando ella solía dar su vida por derrotarlos; pero no, esto era distinto: Procrear con un demonio, que asco para ella.

Se sentó en el sofá apagando su cigarro en el cenicero de la mesa de centro repleto de colillas y agarrando una lata de cerveza abierta para terminarse el contenido aunque tuviera sabor a agua con tierra.

-Hola, Tay- ella volteó, era Ambrose con una sonrisa burlona en el rostro- ¿Cómo andas?

Taylor se sobresaltó y tiró la lata al piso.

-¡¿Que haces acá?!- le preguntó de manera desesperada, sintiendo que sus ojos se tornaban rojos- ¡Por tus mentiras es que ahora estoy así, maldito bastardo!

Ambrose lanzó una risa malvada y Taylor tenía ganas de clavarle un puñal que tenía en la mesa.

-Te ves adorable así, Tay...- Ambrose también miró el mismo puñal y negó con el dedo, como si le hubiera leído la mente a la temerosa muchacha.- Dudo que quieras asesinarme ahora, querida, ya que tengo mucha información para ti.

Taylor intentó bajar la guardia y aún con la mirada fría le ofreció asiento a Ambrose para que hablaran.

-¿Me invitas un cigarrillo?- le preguntó el vampiro con toda la frescura del mundo.- Mientras sean menos filtrados son mas agradables.

Taylor frunció el ceño agarrando su cajetilla de cigarrillos, sacando uno y golpeando ligeramente la punta contra la mesa para que baje la nicotina y se lo entregó a Ambrose junto a un encendedor. Él se tomó su tiempo en encenderlo, darle una calada y ver como el humo salía de sus fosas nasales. A Taylor esos insignificantes 30 segundos le parecieron una eternidad.

-Ya- declaró la vampiresa, intentando calmar la ansiedad- Ahora dime lo que tramas, Ambrose.

Ambrose agarró el cigarrillo con dos dedos de forma elegante y cruzó sus piernas, Taylor en verdad quería matarlo en ese momento.

-Bueno, cariño...- él suspiró y una cierta chispa maliciosa encendió sus ojos.- Hay rumores de la proposión que te hizo Valak para acabar con este holocausto... ¿Aceptarás?

-¿Y a ti en qué te afecta?- preguntó la vampiresa, poniéndose de pie de un brinco completamente furiosa.- Lo que yo haga para defender a mi gente no te incumbe, al cabo estoy aquí por tu culpa ¿no?

Ambrose bajó la mirada y sonrió de lado, apagando su cigarrillo en un cenicero que había a su costado.

-Me importa un carajo, Erzebeth.- la maldad se notaba en la voz del pelinegro, Taylor se sintió confundida y empezó a creer que sólo estaba perdiendo el tiempo. Sin embargo, Ambrose le agarró los hombros y se le quedó mirando. Ella se sentía petrificada, no podía golpearlo o escapar, era prisionera de Ambrose en ese momento.- Pero te vengo a avisar que al tú aceptar tendré que dar una noticia falsa sobre algo que te haya pasado. ¿No crees que al tener relaciones sexuales con un demonio y engendrar un bebé sería indigno para los tuyos? Aunque sea con las mejores intenciones, cariño, al entrar al infierno no sales jamás y creo que saber que haz muerto será para ellos mas honroso que rumores sobre traición a los de tu raza.

Taylor sintió que sus ojos se tornaban de un color rojo y tenía ganas de masticar la cabeza de ese maldito imbécil.

-¡LÁRGATE DE MI CASA AHORA, BASTARDO ASQUEROSO!- Ezzia agarró el puñal con la intención de herir al malvado vampiro pero en un parpadeo él ya no estaba en casa. Taylor se sintió mal y con ganas de abandonar todo o desaparecer, estaba entre la espada y la pared. Si decía que no quería bajar al infierno los vampiros no la aceptarían por haberse ido tanto tiempo; pero si decía que sí, ella bajaría al infierno y se despediría de su vida en la Tierra con su familia.

-¡NO! ¡NO PUEDO!- Taylor entró en una crisis nerviosa, empezó a tirar todo lo que había en su casa y a gritar sin saber qué hacer para desahogarse. Cuando terminó de romper todo lo que estaba a su alcance, se tiró agotada sobre los fragmentos rotos haciéndose varias heridas, pensando que si Ambrose estaba por ahí escondido viendo su rabieta quizás estaría desternillándose de risa al ver a Taylor tan frágil.- No puedo...

El estruendo fue tan fuerte que los vecinos y el portero de turno noche subieron para ver qué era ese escándalo, Taylor mintió diciendo que era tan solo una rata que se había colado y ella le tenía pánico a esos animales (lo cual era mentira porque ella amaba cazarlas y chuparles la sangre). Los vecinos le ofrecieron ayuda pero ella se negó así que todos se fueron a seguir descansando. 

Ella fue al baño para limpiarse las heridas y observó algo curioso en su pecho. El collar le había dejado una cicatriz como si se le hubiera quemado encima de la piel, extrañamente ella no sentía dolor. Se dio una ducha y luego de vestirse fue a la cocina a prepararse un café y a limpiar el desastre en la sala.Luego vio la primera temporada de Los Locos Adams hasta el amanecer, quedándose completamente dormida. Y para su sorpresa, esta vez no hubieron pesadillas.


Hola :3 al fin actualizo luego de mucho tiempo (fiu!) No les mentiré, casi no tengo inspiración pero no pierdo la esperanza de seguir con esto porque es mi primera novela y tiene un gran significado. Los adoro, gracias por leer.

MaggotBronie

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⏰ Última actualización: May 30, 2017 ⏰

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No te sueltes y confía en mí, estás en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora