Capítulo 2

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Taylor veía inútil la ronda nocturna, apenas vio un par de lechuzas, perros perdidos, un borracho al cual mató para tomar sangre fresca y evitar gastar sus conservas.

-Por qué mierda sigo engañando a mi gente y a mí misma?- refunfuñaba a si misma, mordiendo un pedazo de pan por puro placer -Nunca acabará esto, nunca...

Estaba a punto de rendirse, cuando escuchó el alarido agudo de una mujer pidiendo auxilio, con el rápido crujir de las hojas secas de las pisadas aceleradas. Subió rápido a un ciprés mientras escuchaba el gemir rabioso de una bestia y los gritos de la muchacha. Miró hacia abajo y vio a una guapa chica rubia, vestida como una prostituta, de piel pálida sin saber si era natural o producto del miedo que ella expresaba. La chica se desplomó en seco, se notaba por el cansancio de sabe quién cuánto habrá corrido. La bestia era una clase de muchacho con los dientes afilados, garras y cuernos. Le lamió el cuello a la muchacha de manera grotesca, mientras ella suplicaba con voz entrecortada y el rostro sudoroso que no le hiciera nada. El monstruo no la miraba a los ojos, solo le lamía la cara, el cuello, la parte visible de los senos, de manera asquerosa que a ella le desagradaba. Le parecía típico de un demonio, en ese momento se dio un golpe en la frente y se dio cuenta que era un demonio, un grotesco hijo de satanás.

Taylor bajó del ciprés y agarró a la chica del brazo, jalandola del brazo y llevándola al suelo, con los ojos iracundos le clavó la mirada en aquel monstruo...

No te sueltes y confía en mí, estás en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora