-Porque debían creérselo.
-¿Ah sí?-dije arqueando una ceja.- No te creo Rojas.
-No me creas.-dijo nervioso.
-Bueno, creo que ya me voy a dormir. Que descanses.-me levanté y salí de ahí.
Entre en mi habitación y me metí en la cama. Estoy segura que no es un viaje solo de trabajo es algo más que eso, porque si no, no estaría tan nervioso a la hora de hablar sobre eso. De tanto pensar en que puede estar tramando Rojas, me quede completamente dormida
Desperté porque un rayo de sol daba justo en mi ojo, volteé hacía el otro lado y abrí los ojos. Tardé un rato en despertarme bien y luego me fui al baño.
Me di una ducha y me arregle. Baje a desayunar y no había nadie, ni señales de Geoffrey.
-Buenos días señorita.-me sonrió una de las chicas.- ¿Qué va a desayunar?
-Un jugo, no quiero nada para comer.-dije viendo si Geoffrey se encontraba por ahí.- ¿Dónde está Geoffrey?-dije intrigada.
-Ah el señor salió temprano. Dijo que tenía que hacer unas cosas antes del viaje de mañana a México.
-Ahh, gracias.-le sonreí.
Bueno, parece que Rojastenía bastantes cosas que hacer porque estuve toda la tarde sola y aburrida en la piscina. No tenía nada que hacer más que tomar sol y escuchar música desde mi celular.
Almorcé sola, tome la media tarde sola, y cené sola. Me fui a dormir temprano porque el aburrimiento era el apoderado de esa casa.
-Hey, arriba, vamos a perder el vuelo.-lo sentí decir desde la puerta de mi habitación. Me senté en la cama y lo miré.- Levántate.
-Explícame donde estuviste ayer Rojas.-dije abriendo solo un ojo.
-No tengo que darte explicaciones.-dijo entrando a mi baño. Sentí el agua de la ducha correr.- Vamos entra ahí, dos horas sale nuestro avión.
-¿Qué hora es?-pregunté levantándome.
-Las 5:00 am.
-Hey, no me voy a levantar tan temprano.
-Tienes que levantarte temprano porque en dos horas sale el vuelo.
-Geoffrey.-dije acostándome de nuevo.- Quiero quedarme aquí.
-Dije que te levantes.-dijo insistente.
-Dije que quiero quedarme.-le dije del mismo modo.
-Bien, tú te la buscaste.
Caminó hasta mí y me tomó en sus brazos.
-¿Qué haces?-grité intentando bajarme de sus brazos.
Pero ya era tarde él me había dejado en pijama bajo la ducha.
-Imbécil.-murmuré mientras el cerraba la puerta del baño.
Me saqué la ropa mojada y la tiré fuera de la ducha. Insulté a Rojas mientras me daba mi baño y al salir me coloqué esto: deje mi cabello suelto. Baje y me encontré con Rojas sentado a la mesa, desayunando.
-Me las vas a pagar, te lo aseguro.-dije sentándome. Rio por lo bajo. Al instante tenía mi desayuno en frente.- Me mojaste todo el pijama y el agua estaba fría.
-La culpa es tuya.-dijo sin despegar los ojos del diario.- Tu no quisiste meterte por tu cuenta, algo tenía que hacer.
-Bueno, bueno, como tú digas.-dije desviando la mirada.
Rojas terminó de desayunar y subió. Al rato estaba abajo con las maletas mías y las de el.
-Apúrate, no tenemos mucho tiempo.-dijo impaciente mirando su reloj.
-Bueno Rojas, tranquilízate porque la verdad no estoy como para tus estupideces.-dije de mala gana mientras me levantaba de la mesa.- Voy por mi bolso.-corrí escaleras arriba y minutos después bajé de la misma manera.
El chofer de Rojas cargó las maletas en el auto y ambos subimos. Estaba segura de que este viaje no iba a ser el mejor de todos, ni siquiera iba a ser bueno.
Llegamos al aeropuerto y Rojas me obligó a andar de su mano hasta subir al avión.
Yo sabía que Rojas era un hombre importante pero no tanto como para tener su jet privado. Entonces toda la estupidez de esta mañana por hacerme levantar temprano era una completa mentira. Pero todo se paga por su precio.
Abordamos el avión y minutos después este despegó.
-Geoffrey.-dije llamando su atención. Volteó a verme.- Te detesto.
-¿Qué?-arqueó una ceja.- ¿Qué hice ahora?
-Te detesto desde siempre.-dije secamente. Rodó los ojos.
-Estoy tan cansado de tu inmadurez.
-Pfff mira quien lo dice.-dijo riendo sarcástica.
-¿Por qué tienes la necesidad de hacerme irritar?-dijo intentando no levantar el tono de su voz.
-Porque tú haces lo mismo.-dije sin siquiera mirarlo. Tomó mi mano y la entrelazó con la suya, la colocó sobre él apoya brazo.- ¿Qué haces?- intenté salir de su agarre.
-Le tomo la mano a mi novia.-dijo de mala gana.
-Mira Geoffrey.-me solté de su mano.- No estoy de humor como para tus estúpidos juegos.
-¿Juegos?-dijo "sin comprender"- No, amor yo no estoy jugando.-agregó. Sonreí con sarcasmo.
-Ah con que eso quieres, ¿verdad?-arqueé una ceja.- Pues, asi jugaremos.
-No estoy jugando, yo hablo muy en serio.-dijo.- ¿Por qué no puedo ser cariñoso con mi niña?
-¿Tu niña? Primero que todo, soy una mujer.-lo señalé con mi dedo.- Y segundo no soy tuya.-dije casi en un grito.
-Aunque lo niegues eres mi niña.
-A los ojos de todos, pero verdaderamente no lo soy.
-Tu solo finge porque las consecuencias son peores que las causas.
¿A qué se refería con eso? Bien, ya me había dejado algo en que pensar mientras viajábamos a México.
El resto del viaje fue tranquilo, porque me quedé dormida. Desperté cuando Rojas me pegó un grito. No saben que lindo es despertar al lado de la persona que más amas y con un hermoso grito. Se nota mi sarcasmo, ¿Verdad?
-Baja del avión.-me dijo desde la escalera.
-¿Qué pasa si no quiero?-lo desafié.
-Te bajare yo.-sonrió malévolamente.- Vamos, baja.
-Es que me gusta estar acá.-dije como niña pequeña.- ¿A ti no te gusta?
-No, y tampoco me gusta lo que estas haciendo, así que muévete debajo de este avión o te juro que subo a buscarte.-terminó de bajar y volteó a verme. Le sonreí.- ¿Crees que no soy capaz de subir a buscarte?
-No eres capaz.-dije con un tono más desafiante de lo normal. Dejó la maleta en el suelo.
-Ahora veraz _______ Lindermann, vas a entender de una vez que conmigo no se juega.-y corrió hasta donde yo estaba.
-Me tocas y eres hombre muerto.-le dije apoyando mis manos sobre su pecho.- Así que no te atrevas porque sabes lo que pasa.
-¿Qué pasa?-dijo acercándose a mis labios.
-Rojas, la ultima vez que te pusiste cerdo conmigo terminaste agarrándote tus partecitas, no te atrevas.
-Okey, okey.-dijo alejándose de mi. Sonreí, había ganado.- Pero baja ahora mismo.
-Pídelo bien.-dije apoyándome sobre la baranda de la escalera.
-______, amor. ¿Puedes bajar?-dijo y luego suspiró. Reí.
-Si, cariño ya bajo.-dije entre risas y luego baje hasta donde el estaba. Me tomó la mano.- No, no, no.-se la saqué.- No sin mi permiso.-agregué. Tragó saliva antes de hablar.
-¿Puedo tomar tu mano?-dijo moviendo el pie con impaciencia.
-Así me gustas mas Rojas.-dije divertida mientras tomaba su mano.
Ni me pregunten, solo rían por que el me obedece. Este viaje había comenzado divertido, para mi, no para el, así que pronto debía comerme sus regaños y gritos por hacerlo esperar.
Entramos al aeropuerto y le pedí ir al baño. Lo hice esperar más de lo normal solo porque me gustaba molestarlo. Cuando salí le pedí ir por una revista, se negó, pero luego aceptó y me la compró. Luego le pedí que me regalara un bolso pero esta vez no aceptó. Fuimos al quiosco y de igual manera insistí que quería un chupetín, me lo regaló y yo le compré un chocolate. Pobre, después de todo se estaba comportando bien, y me estaba haciendo reír mucho, así que por lo menos debía regalarle un chocolate.
-Ya sin más vueltas.-me jaló de la mano.- Vamos al hotel.
-Pero trátame bien Geoffrey.-dije lo más sutil posible.- Yo no te estoy haciendo mal a ti.
-Bueno, perdona.-dijo con pesadez.- ¿Podemos ir al hotel?-arqueé un ceja.- ______, cariño, ¿Vamos al hotel?
-Si, amor vamos.-dije divertida.
Créanme, ustedes en mi lugar, no aguantarían las risas.
Llegamos al hotel, y era enorme. Bastante lujoso para lo que yo acostumbro, pero debo comenzar a acostumbrarme a esto porque asi va a ser de por vida junto a Rojas. Viajes, hoteles de cinco estrellas, viajes, hoteles de cinco estrellas, y asi de por vida, muuuuy exagerado para mi.
-Una suite.-dijo a la recepcionista. Lo miré aterrada y apreté su mano. Volteó a verme y me sonrió.
-Tome señor.-le entregó la tarjeta.- Gracias por alojarse en nuestro hotel y que disfruten de su estadía.
Ahora la diversión estaba del lado de Rojas Esta era su venganza, yo iba a tener que compartir habitación con el
ESTÁS LEYENDO
"La Bella y la Bestia" (Prince Royce & tu)
Teen FictionSINOPSIS: Que feo es cuando la persona que más ama es la persona más fría del mundo, Que feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Que feo es que tú seas la pobre indefensa presa de sus castigos y malas costumbres. Vi...