Capitulo 30 "El Tiempo de la verdad Part 3"

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Era el momento de ir a la batalla contra la oscuridad, ya estaba preparada, los dioses me habían entrenado para ello, no les decepcionaría. Antes de ir a la batalla, los dioses me dieron un arco plateado, el arma que yo usaría para purificar la oscuridad, era el momento de ir a combatir...

Apolo - ¡Espera Serena! Tenemos que hablar.

Parecía que me iban a contar algo muy importante...

Tsukito - En tu lucha, existe una posibilidad que tu poder se descontrole, al hacerlo, tu poder creara un cristal, que te ayudara a hacer el bien pero también el mal si cae en manos equivocadas... Ese cristal es muy peligroso, con solo tocarle, despierta la ambiciones más oscuras de los demás.

Baldr - Tal y como dijo Tsukito, ese cristal tiene el poder de ayudar a ambos lados, a la oscuridad o a ti, deberás impedir que ese cristal caiga en las manos equivocadas o si no, será el fin de todo.

Takeru - Ese cristal es como el ying - yang, posee un lado oscuro pero también la luz en él, deberás tener cuidado con él.

Después de sus advertencias, me despedí de ellos y partí de la luna, me daba curiosidad cada una de sus palabras, aquel cristal tenía el poder de ayudarme o de aniquilarme, debía tener cuidado con él.

Me encontraba en medio del espacio, podía ver la luna tan esplendorosa y brillante, pensaba en los dioses, en cómo me habían entrenado para combatirme en una gran guerrera, debía derrotar a la oscuridad para volver con ellos.

Entonces apareció ella... La oscuridad no había tardado en venir a encontrarse conmigo, era una gran sombra que cubría una gran parte del sol, de ella comenzaron a surgir monstruos y espíritus malignos, era sorprendente la cantidad.

Comenzó mi lucha contra la oscuridad, pelee contra ella con todas mis fuerzas, ocupaba las técnicas que me habían enseñado los dioses, pero era inútil, la oscuridad cada vez enviaba a mas monstruos al campo de batalla, pero no iba a darme por vencida. No debía defraudarlos.

Paso el tiempo, los días se hicieron semanas y las semanas meses, aun peleaba contra los monstruos, poco a poco comenzó a inundarme la soledad y la inquietud, sabía que el enemigo usaría todos sus poderes para eliminarme, pensaba en los dioses, en cada uno de ellos, debía seguir peleando.

Debía destruirles para que el universo no fuera destruido, debía proteger los distintos mundos de la oscuridad. La oscuridad no se rendía ni yo tampoco iba a serlo, debía acabar con ella, a todo lugar. Los meses se hicieron años y los años se hicieron siglos, pelee con todo mi espíritu y poder, pero estaba cansada, cada día que pasaba, mis fuerzas se debilitaban, la oscuridad lo sabía y me atacaba con todas su fuerzas.

Hasta que de repente, me vi en una situación de vida o muerte, la oscuridad utilizo una de sus técnicas.

Ella trato de indagar por mi mente, y pudo encontrar también la oscuridad en mi interior... Los monstruos aprovecharon eso para atacarme, en eso, casi pierdo la vida, entonces pude ver como algo se creaba en frente de mí, algo que irradiaba una luz que purifico a todos los monstruos, era un cristal en forma de flor, un cristal plateado que portaba un asombroso poder.

Entonces se me vino un recuerdo a mi mente, uno de los dioses, Tsukito, el dios de la luna, me había advertido que existía una posibilidad que mi poder se descontrolara y que formara un objeto, que ayudaría a hacer el bien o el mal, un objeto tan peligroso que con solo tocarle despertaría las más oscuras ambiciones de los demás.

Lo tome en mis manos, y pude sentir como mi corazón se corrompía en mil pedazos, pude ver como ese cristal se fusionaba conmigo, aquel momento, pude sentir como una gran energía nacía en mi interior, y pude seguir peleando con la oscuridad. Ahora nadie ni nada podría detenerme.

Siglos y siglos duro la batalla, debía proteger lo que me importaba, no debía defraudar a los dioses, teniendo esos pensamientos en mi mente, pelee sin descanso alguno, debía cumplir mi misión, pero un día... Los monstruos dejaron de atacarme, la oscuridad extrañamente se había desvanecido por completo, ya no había ningún ser oscuro que amenazara la seguridad de los mundos, ahora había concluido mi misión.

Regrese a la luna, mi hogar, y pude ver como los dioses me esperaban, por fin podía darme un descanso, ellos estaban muy orgullosos de mí...

Ellos me llevaron al olimpo, para que pudiera convivir con otros dioses... El olimpo era un lugar lleno de paz, en donde los demás dioses podían vivir sin preocupación alguna...

Al momento de llegar Apolo junto con los demás me presentaron al resto de las divinidades, aquellas deidades me veían con sorpresa, había muchas divinidades, una de ellas era afrodita y atenea, y muchos más.

Los chicos me presentaron a cada uno de ellos, pero comencé a preocuparme, porque otros dioses me veían con interés, eso me llevo a recordar cuando estaba en mi mundo anterior, cuando los príncipes y princesas se acercaban por conveniencia...

Por lo que pude ver mis amigos eran bastantes populares entre las diosas del olimpo, me quede sola, y quise ir a dar una vuelta por el olimpo....Hasta que lo que menos esperaba pasó... Una deidad se acercó a mí, pero no pude ver su rostro...

- Pero que hermosa es... Su belleza supera a la de afrodita... Y su tenacidad y poder es superior a la de atenea...Disculpe si soy atrevido, pero, ¿le gustaría ser mi esposa?

- Por favor déjeme en paz - le dije un poco molesta.

- Pero si eran tan preciosa, que mal que ellos te tengan para sí mismos... Deberían compartirte...

El sujeto comenzó a tocar mi cuerpo, trate de librarme de él, pero el hombre no cedía, y pude ver cómo iba a ser abusada por aquella deidad, si no hacía algo terminaría por violarme.

- ¡Suéltame! ¡Déjame en paz! - le grite ya muy asqueada y molesta.

Pero el dios ignoro mis gritos, quería que aquel ser repugnante dejara de tocarme, los demás dioses me miraban, nadie hacia nada por detenerlo... Comencé a llorar, aquel sujeto estaba abusándome... Solo quería que aquel sujeto dejara de tocarme, nadie me ayudaba, entonces decidí que ya no quería tener esas manos tocarme... Y pude ver como el dios que me acosaba estaba siendo despedazado en frente de mí... Lo mate usando mis poderes... Solo quería que dejara de tocarme...

Atenea - ¡No puede ser! ¡Ella ha matado a uno de los nuestros! ¡¿Cómo se atreve?!

Ese fue un momento clave de mi vida como diosa, lo que sucedería en unos momentos determinaría mi destino...

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