"No Hay amigos, Solo Enemigos"... Tu compañero de equipo era tu claro enemigo, por supuesto. Es tu competencia, no puedes verlo con otros ojos, ¿O sí?
Todos lo odiaban, el también debería hacerlo. ¿No?
El mal humor de Lando, se debía a Oscar porqu...
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Quizás se había adelantado en opinar sobre el fin de semana y es que su día no podía ir peor, la penalización era completamente inútil y encima los comentarios sobre la prensa solamente habían causado que todo se fuera al carajo.
Luego de la carrera todo se encontraba en total silencio, ninguno de los dos pilotos había dicho algo al respecto lo cuál era extraño pues días antes todos habían sido testigos de como ninguno se despegaba del otro pero después de la carrera todo había cambiado.
La charla que habían recibido ambos había sido un poco ruda pero era aceptable que fuera para ambos pues los dos habían quedado fuera de podio.
— Ésto es absurdo.
Lando había sido el primero en hablar como ya era costumbre pero aún si la penalización era justa, para Lando no estaba siendo así y se había encargado de demostrar su frustración de regreso al hotel.
Oscar no había dicho ni una sola palabra al respecto, había dejado que el inglés expresara su mal humor, después de todo era completamente normal estar de esa manera luego de haber perdido una pole y para rematar, quedar fuera de podio.
— ¿Vas a seguir sin hablarme?
— ¿Vas a seguir insistiendo si no lo hago?
— Ya respondiste así que con eso me doy por bien servido.
Ambos estaban en la habitación del británico, mientras uno se encontraba acostado, el otro estaba sentado en una esquina de la cama.
— ¿Entonces ya no me vas a insistir?
Lando se encontraba boca abajo por lo que las palabras habían sido un tanto complicadas de entender pero aún así esas palabras causaron que el adverso riera pues había sido una reacción bastante graciosa.
— ¿Te gusta que te ruegue? — La pregunta había llegado después de una pequeña pausa mientras su diestra se deslizaba por la pantorrilla. — Deberías de pasar la página, amigo.
— Claro, cómo es tan fácil solamente cambiar de página y listo.
— ¿Que ganas con estarte enojando? Absolutamente nada. Date la vuelta y mírame.
Habían pasado un par de minutos hasta que el chico finalmente había girado para encontrarse con la mirada avellaneda. Se sentía molesto y si era completamente sincero el quería estar solo pero tampoco quería que Oscar se fuera, ¿Era extraño?