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Realidad

Realidad

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Estaba en shock, genuinamente en shock.

Jamás pensó escuchar tal respuesta de su compañero de equipo. Quería culpar al alcohol pero es que el chico ni siquiera se había acabado la primera botella, no podía estar ebrio.

— ¿Tan difícil es creer que no te quiero muerto?

Sabía que la sonrisa no era de superioridad como las que solía dar, ésta era como una sonrisa incógnita.

— Si, bastante, tanto que incluso asusta.

— No te odio, quizás solamente estoy molesto con el mundo. — la diestra del hombre había sido apoyada por debajo de su mentón en un soporte mientras su vista regresaba hacia el chico delante de él. — Tu tampoco has dicho cosas agradables de mí para que no sea tu mejor amigo.

— Tu empezaste.

— Acepto que quizás mi actitud no es la mejor, pero tú tampoco me colaboras.

— Te desquitas conmigo por algo que no hice.

— ¿Y que hiciste?

— ¡Ni siquiera yo sé!

Era la primera vez que veía a su compañero gritar, por lo que la carcajada que había soltado era nata.

— Al menos ya te reíste, eso es bueno.

— ¿Lo es?

— Tu no me quieres muerto, yo tampoco te quiero ver cómo una mosca muerta pegada a la ventana.

— ¿Cómo es eso?

— No lo sé, nunca he visto una mosca pegada en una ventana tanto tiempo, así como tampoco te he visto a tí tanto tiempo triste. ¿Que sucede?

El suspiro que el inglés había soltado era más como una liberación, al parecer el chico tenía tanto que no sabía que debía de soltar primero.

— Siento que están siendo injustos conmigo. Sé que el odio es parte del espectáculo, no le caeré bien a todo el mundo pero, siento que ya es algo contra mí. Otros pilotos han dicho y han tenido actitudes peores y ahí siguen.

— Bueno, tampoco tuviste la mejor actitud frente a las cámaras y no solo con ello, encima sueltas comentarios que agrandan el fuego.

— Solamente me molesta y siento que necesito responder a ellos.

— ¿Y que ganas con eso?

— ¿Ganar la pelea? No lo sé, sinceramente no lo sé. La satisfacción dura tan poco. Cuando veo el celular, la televisión, es como que todo lo que diré le van a sacar un doble contexto y es cansado.

— No pensé que fueras alguien que le diera atención a ese tipo de comentarios.

— Soy escorpio, que te puedo decir.

La risa que ambos soltaron parecía ser el detonante de aquella tensión que se mantenía casi siempre. El chico era gracioso, más bien era espontáneo, siempre tenía algo nuevo para decir, la manera en que lo decía le daba una ternura y una gracia especial.

— No le entiendo a los signos ni a lo de los horóscopos.

— Yo sí y siento que esta plática se creó debido a que tú Mercurio estaba sobre mi Saturno, lo cuál hizo que nuestro Marte, se alineara a la perfección.

¿Debía de agradecerle al alcohol? 

Porque de ser así, lo iba a hacer porque a partir de ahí todos los comentarios habían sido una conversación amena, era alegre y graciosa. Lando, tenía el humor tan roto que era imposible no reírse con él. Era como estar con la chica de la secundaria, aquella que te leía la palma... Y éste no era su imaginación, el chico lo estaba haciendo.

— Según tu palma, dice que tendrás una vida abundante.

— ¿Abuntante de muchos años de vida?

— Espero que sea de dinero.

— ¿Abundante de qué?

— Ahorita subo al espacio y le pregunto a los astros, papito, no se preocupe. — El sarcasmo en la voz hizo que el australiano solo volteara los ojos haciendo que inevitablemente sus labios curvaran una sonrisa sincera.

— Gracias por haber pasado la noche conmigo, creo que necesitaba esta clase de distracción.

— ¿O sea que me hablaste solo para distraerte?

— El que vino a hablarme fuiste tú, ¿Yo fuí tu distracción?

— Terminaste siendo mi cena, más bien.

Aquel comentario se suponía era un comentario sobre su intención inicial hacia su visita a aquel restaurante, no pensó jamás que aquel comentario causara un silencio entre ambos.

— No me comiste, eso no cuenta.

— Entonces supongo y no he cenado, todavía.

¿Estaban coqueteando?

No lo sabía, no sabía tampoco como es que el contacto visual se había vuelto tan sencillo. Las luces de la alberca eran blancas por lo que por alguna extraña razón hacían que los ojos se vieran oscuros. Lando, tenía los ojos claros.

— ¿Que sucede con tus ojos?

— ¿Que hay con ellos?

— ¿No se supone que son verdes?

El castaño, se había inclinado un poco más hacia adelante en busca de una mejor vista hacia los ojos del mayor, pues el estaba acostumbrado a verlos durante el día, era la primera que los observaba de noche y podía verlos oscuros, pero no sabía de que color.

— Bajo la luz se ven diferentes.

— Debe de ser por eso, seguro.

— Aquí no se verán bien.

— ¿Aquí no?

La cabeza del azabache negó con lentitud en un leve jugueteo. ¿Que tal malo podía ser? Era solo una pequeña vista hacia aquellos ojos verdes... ¿Que consecuencias podía traer?

¡No Amigos! Solo Enemigos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora