5 | Una llamada desastrosa.

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5 | Una llamada desastrosa.


Los días pasan muy rápido, y sorprendentemente no ocurre nada en mi vida que esté fuera de lo normal. Durante el resto de la semana, me limito a evitar a Noah Carter y al estúpido de su primo, trato de llegar a un acuerdo algo violento con Jason —que él rechaza— y huyo de todas las cenas familiares que papá intenta organizar. La única persona con la que hablo en el instituto, aparte de Wesley, es mi excitable alumna ayudante: Kira Roe.

Desde que descubrí que ella es la chica misteriosa que está volviendo loco a mi mejor amigo, he estado esforzándome por hacer que pase tiempo con nosotros. La invito a comer en nuestra mesa de la cafetería, quedamos para hacer los deberes y nos sentamos juntas en clase. Lo hago todo con un único propósito: devolverle a Wesley todo lo que ha hecho por mí estos últimos meses.

Si él ha logrado organizarme casi diez citas a ciegas en lo que va de año, yo no podría hacer menos que intentar que Kira empiece a interesarse en él. Sin embargo, y todavía no entiendo cómo arreglarlo, me está siendo una tarea muy complicada. Básicamente porque Wesley se pone nervioso cada vez que ella está cerca. Tanto, que a veces me entran ganas de pedirle que reaccione y deje de sonreír como un estúpido. ¡Es realmente desesperante!

Si su actitud no cambia pronto, Kira y él nunca empezarán a salir, lo que sería catastrófico. La chica necesita a alguien que quiera pasar mucho tiempo con ella y se asegure de racionar la cantidad de azúcar que come cada día.

—¿Me estás escuchando?

Las palabras de Wesley me hacen enarcar las cejas. Subo la cabeza para mirarlo, solo durante un segundo, antes de volver a prestar atención a las páginas subrayadas de mi libro de historia. Como estamos en la cafetería del instituto, concentrarme para estudiar se me hace algo difícil, así que mi cerebro ha acabado yéndose a otra cosa.

—Cierra la boca, Wesley

Después, sacudo la cabeza y trato de centrarme en el temario. Necesito aprobar este examen.

—¿Me has escuchado o no? —insiste.

—Sí, pero prefiero ignorarte —le respondo, con la vista clavada en una fecha que parece importante—: Ahora, si no te importa, cállate. Estoy intentando estudiar. Gracias.

Estas últimas palabras consiguen acabar con su paciencia. Tras soltar un gruñido, mi amigo se inclina para cerrarme el libro de golpe.

—Tienes que ir a hablar con él —sentencia.

Ante esto, ruedo los ojos e intento arrebatarle el tomo de las manos, pero el chico es más rápido. Se levanta, pone el libro en el banco y se sienta sobre él. La sonrisa orgullosa que me dedica después me saca de quicio. Sabe que no hay forma de que se lo quite, y eso me molesta muchísimo.

—Lo que tengo que hacer es estudiar. Devuélveme eso.

—Lo haré cuando vayas a hablar con el señor Miller.

—¡No voy a ir a hablar con nadie!

Se encoge de hombros, burlón.

—Pues despídete de tu libro.

—Tengo examen en una hora. No seas...

—No soy nada. Te estoy ofreciendo un trato, y tú lo estás rechazando.

Aprieto los puños.

—Wesley... —gruño. Estoy a punto de soltarle la primera barbaridad que se me venga a la cabeza, cuando veo cómo se tensa al otro lado de la mesa.

Mi conquista tiene una lista | EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora