19 | Rompiendo las barreras.
Solo le faltan dos puntos.
Nunca creí que todo esto pudiese llegar tan lejos, lo admito. Hace poco más de un mes desde que Noah me dijo que se había propuesto cumplir mi lista, y por aquel entonces la mera idea de que pudiera conseguirlo me parecía descabellada. Creo que eso fue lo que me llevó a aceptar. Tenía la certeza de que nuestra relación jamás pasaría de ese acuerdo al que llegamos. Yo le entrevistaría para mi artículo y él invertiría su tiempo en estar conmigo para poner de los nervios a su exnovia. Cuando lo lográsemos, ese nosotros se daría por finiquitado.
No habría más.
Adiós a Noah Carter y a todos los problemas que él podría traerme.
Sobra decir que las cosas se nos fueron de las manos.
Primero logró que accediese a que tuviésemos una cita, en la que consiguió hacerme reír. Luego me invitó a su casa y me engañó vilmente para que le ayudase a cocinar. Me contó cómo se sentía respecto a su primo, averiguó uno de mis mayores secretos y me llevó al que considera su ligar favorito de la ciudad. Tampoco podemos olvidar aquella ocasión en la que me defendió delante del abusón que tiene como mejor amigo, cumpliendo así el punto número trece.
Con todo esto, Noah Carter habría conseguido tachar siete de los veinte apartados que componen mi lista. Lo que ocurre es que yo he decidido sumar uno más. Ahora van ocho.
El viernes por la tarde no fuimos al cine ni al teatro, es cierto, pero me lo pasé tan bien haciendo ese maratón de películas de miedo que sentí que le debía algo a cambio. Así fue cómo acabé dando por válido un punto de cuya existencia aún no era consciente, y llegué a una conclusión que me aterroriza. Aunque él no lo sabe, y dudo que lo haga algún día, Noah Carter ha conseguido hacer algo que creí que nadie lograría.
Ha cambiado mi lista.
Está revolucionándolo todo. Tiene una personalidad exuberante con la que siempre consigue tomarme por sorpresa. Estar con él es sinónimo de no saber qué pasará a continuación y no sé por qué eso me resulta tan atrayente. También me gusta que sea ingenioso, que tenga una forma de pensar tan diferente a la de los demás. Que sepa escuchar, que potencie el diálogo. Que confíe en mí. No me presionó cuando le dije que prefería no hablar de mi relación con Matthew. Aunque estaba en todo su derecho de preguntarme cosas al respecto, él supo entender que aún no estaba preparada para responder a ellas.
Esto es lo que le convierte en lo que he denominado una amenaza de clase P. I. E., que viene a significar «posible e irremediable enamoramiento». Me hubiera gustado encontrar unas siglas que no tuviesen nada que ver con la olorosa extremidad inferior del ser humano, pero no hay tres palabras que describan mejor lo que podría ocurrir si no me alejo de Noah ahora que estoy a tiempo.
Tal es la gravedad de la situación que ya solo le quedan dos puntos para que la segunda regla de mi lista deje de estar vigente y, mientras que una parte de mi cerebro teme pensar en qué ocurrirá entonces, la otra no hace más que quejarse porque desearía que no le quedase ninguno.
Las vistas desde lo alto de mi muralla han ido volviéndose nítidas, y cada vez tengo más ganas de saltar para descubrir cómo se ve el mundo desde abajo.
—No es por nada, pero deberías mover el culo e irte de una vez. Vas a hacerme llegar tarde clase. Ya conoces las reglas: tú sales primero, yo espero y voy después. Hazme el favor de respetarlas. No quiero que me vean llegar contigo al instituto. —Jason arruga la nariz, sin apartar la mirada del sándwich de jamón que está preparándose. Me echa un rápido vistazo en cuanto termina de colocar el segundo pedazo de pan—. Arruinaría mi reputación, ¿entiendes?
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Mi conquista tiene una lista | EN LIBRERÍAS
RomanceDurante mis diecisiete años de vida, me han roto el corazón muchas veces. Por eso hace un par de años decidí escribir la lista: veinte puntos disparatados en los que resumí todo lo que un chico tendría que hacer para enamorarme. La terminé con la c...