12 | De vuelta a casa.
—Wesley, sal de una vez. Sé que estás ahí. —Como no obtengo respuesta, suelto un suspiro. Aprovechando que aún no he entrado del todo en los aseos, pues tengo la puerta entreabierta, le echo un rápido vistazo al pasillo para asegurarme de que lo que estoy a punto de decir es cierto—: Vamos, déjate de estupideces. Scott no está cerca de aquí.
De repente, escucho cómo se abre el cerrojo de la puerta de uno de los cubículos. Mi mejor amigo asoma la cabeza desde el que está más al fondo, y su mirada está llena de recelo. Cuando me ve, toda su expresión se inunda de alivio. Sale de su escondite a toda prisa y se acerca al lavabo.
—¿Por qué has tardado tanto en venir?
—¿Qué diablos haces escondido en el baño de chicas?
Los dos hablamos al mismo tiempo. Debido a que mi pregunta es bastante más comprometida, dejo que él la responda primero.
—No me mires así —me pide, al ver mis cejas alzadas. Está señalándome con un dedo—. Este es el único sitio donde sabía que Scott no me buscaría. Además, he estado encerrado ahí dentro todo el rato. No he visto nada fuera de lo normal. Y casi nadie utiliza este baño. Solo han entrado dos chicas que se han quedado ahí fuera hablando sobre Matthew, lo guapo que es y ese aura misteriosa que tan locas las vuelve.
Me río porque no me queda más remedio.
—Dime que estás bromeando.
—Me encantaría estar bromeando, pero no.
—¿Un aura misteriosa? ¿En serio?
—No sabes cuánto me alegro de que tú ya hayas superado a ese chico. No podría soportar escucharte hablar de él y su misterio a todas horas. Es repugnante.
Ruedo los ojos. Wesley ya no me está mirando, sino que está volcando toda su atención en el chico que le mira desde el otro lado del espejo. Se pasa las manos por el pelo una y otra vez, en un penoso intento por cambiar la dirección de su flequillo.
Me acerco con cuidado. Junto al reflejo de mi amigo, aparece el de una chica de baja estatura, piel clara y pelo oscuro. Desvío la mirada.
—Scott no va a hacerte nada. Espero que lo sepas.
De su garganta brota una risa llena de amargura.
—Ya, tienes razón. No va a hacerme nada. Aparte de decapitarme.
—No seas exagerado —le pido, aunque creo que está en lo cierto.
—Oíste lo que dijo en el comedor. Acabará conmigo. Me arrancará la cabeza y luego la utilizará como pelota de baloncesto. Y todo eso, solo porque...
—¿Estás saliendo con Kira?
Parece una acusación, pero no le doy importancia. Quiero que sepa que le guardo cierto rencor por no habérmelo contado.
El chico hace una mueca.
—No exactamente.
—Pero la has besado. —Lo doy por hecho. Ante la falsa sorpresa que reflejan sus ojos, añado—: ¿Reunión de alumnos ayudantes? ¿Crees que nací ayer o qué?
Se muerde el labio.
—Fue una mala excusa. —Se apresura a agregar—: Pero solo nos besamos una vez.
Enarco las cejas. No me lo creo.
—Wesley...
—Bueno, quizás dos.
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Mi conquista tiene una lista | EN LIBRERÍAS
RomanceDurante mis diecisiete años de vida, me han roto el corazón muchas veces. Por eso hace un par de años decidí escribir la lista: veinte puntos disparatados en los que resumí todo lo que un chico tendría que hacer para enamorarme. La terminé con la c...