Capítulo 26

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Extraño la voz de Keke, extraño a mi hermano, he descolgado varias veces el teléfono hoy pero siempre he perdido la batalla contra el orgullo, la verdad es que me siento triste y alicaída, suelto mi Montblanc sobre la mesa y me paso la mano por el pelo, ¿Cómo fueron capaces?, suelto un suspiro al pensar en eso, pero mi mente se niega a pasar página. Activo la música y me relajo al escuchar la armonía de Il volo, flamante grupo italiano de pop-ópera, me sorprende ver que tienen una canción en español, sonrío.

Se abre la puerta repentimente, miro de reojo, me relajo al ver que es Candice.

- ¿Pasa algo Candice?.- digo en un hilo, no tengo ganas de muchas historias.

- Tiene visita.- dice en voz baja. A ti los ojos, por favor más sorpresas no.

- Es el señor Norton.- mi cuerpo y mi corazón saltan de repente, y creo que ahora mismo tengo una cara de imbécil, pero me da completamente lo mismo.

- Que pase, que pase.- Candice asiente con una enorme sonrisa en la cara.- es más, a partir de hoy tiene la entrada permitida cuando quiera.- vuelve a asentir, pero en si cara veo una expresión que indica que quiere decir algo más.- ¿Algo más?

- Keresha... la Señorita Jones ha estado aquí.

- ¿Que quería?.- creo que he sonado más fría de lo que prentendía.

- Recoger algunas cosas que se le olvidaron.- su voz suena triste.

- Cuanto más lejos esté de aquí, mejor le irá, más le vale que no se acerque jamás a esta empresa.- digo cortante.

- Pero...- insiste Candice, le miro con furia y lanzo fuego con mis ojos.

- Es todo Candice, puedes retirarte.- ella sale del despacho claramente decepcionada, vuelvo a centrar mi cuerpo y mis tímpanos en Il volo, ahora suena mi canción favorita Grande amore, cada parte del coro es un latigazo a mi corazón, siento una punzada cuando escucho esta canción, vuelve a abrirse la puerta de mi despacho y Shane está parado en frente de mí, vestido de una manera informal, pero a la misma vez elegante y con estilo, corro a sus brazos y me refugio inmediatamente en ellos, busco desesperada sus labios, y pronto los encuentro.

- Me gusta tu ropa.- consigo decir con una frágil sonrisa, observo y admiro su polo de Ralph Laurent color azul cielo, y ese pantalón beige que cubre sus piernas hasta los tobillos acabando en un dobladillo con un perfecto estilo.

- Gracias, estás preciosa hoy.

- Gracias.- comienzo a alejarme un poco de él, y le ofrezco la silla y algo de beber, nos tomamos un Chardonnay y agradezco que esté aquí, con él siempre tengo una sonrisa en la cara.

- Antes me he encontrado con Keke en la entrada.- me muevo inquieta, intentando fingir tranquilidad.

- He sido informada de eso.- apoyo mis codos en la mesa, como una profesional centrada, Shane enarca una ceja, quiere hablar de ello, pero teme que enfade, hace bien, no me siento muy cómoda hablando del tema.

- El, cariño, creo que deberíais hablarlo, me consta que la quieres y ella a ti.

- No lo he negado en ningún momento Shane, pero esto va más allá del amor, dicen que las obras son amores y no buenas razones.- digo tajante.

- ¿Te has planteado el preguntarle si es feliz, si Steve le hace feliz?¿Has hablado con tu propio hermano?.- en la voz de Shane se nota el enfado y algo de decepción, lo que me hace entrar en cólera.

- Ese no es problema tuyo Shane.- digo raramente relajada

- Te equivocas El, todos tus asuntos me conciernen a mí también.- evito su mirada.

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