Descenso total (capitulo 29)

174 11 0
                                    

Soledad, silencio, hoy precisamente tiene que llover, estoy acurrucada con mi manta al lado de la ventana viendo las gotas caer, qué gris esta el día, qué gris mi corazón. Hace una semana desde que Shane se fue, miro mi reloj mirando las horas que faltan para cumplir mi rutina, ya casi son las cinco.

Abro la puerta y salgo de mi celda, voy dando pasos lentos por el pasillo, el pasillo que tan malos recuerdos me trae, aquí le vi irse, pero volverá, lo sé.

Se abren las puertas del ascensor y entro, el descenso se me hace eterno.

- Vaya, el descenso.- digo. Termino de abrocharme el abrigo, y camino directamente hacia el coche.

- Señorita Carter sus llaves.- me freno en seco.

- Mierda.- digo en voz baja, vuelvo hacia el y cojo las llaves de la mano de Alfred, no me digno a mirarle, todos saben lo miserable que soy y lo miserable que he sido, pasan por mi cabeza todas las frases de desprecio que le he dicho, todas las humillaciones por las que le hecho pasar y ahora me doy cuenta de que, el hecho de ser feminista no es tener que despreciar a un hombre sino apoyar a las mujeres, y efectivamente si, soy una miserable.

Mi orgullo me empuja a las puertas de mi coche y continúo mi camino, cuando cierro las puertas alguien me impide que la cierre, le miro.

- ¿Vas a seguir con esto? .- sigo intentando cerrar la puerta sin importarme el obstáculo.- Elizabeth baja del maldito coche. Le fulmino con la mirada y después de un rato por fin se aparta mientras resopla desesperado e irritado.

Arranco el coche y me dirijo al único lugar al que debo estar ahora mismo al 167 East 61st Street, cojo la via Park Ave en el que tardo los 25 minutos mas largos de mi vida. Mi corazón late con fuerza, me meto en el ascensor, mientras asciende me saco algunas pelusas que tengo por mi larga chaqueta, tengo que estar perfecta, se abren las puertas y le sonrío al vacío, toco el timbre, una vez, dos veces, tres, cuatro, cinco. Positividad, esa palabra recorre mis pensamientos. Espero unos minutos antes de volver a tocar, he venido a la casa de Shane todos los días desde que me dejo, milagrosamente he vagado por la oficina sin saber exactamente que hacer, voy , me siento en mi despacho, miro al vacío y al reloj, y espero las horas, minutos y segundos para salir de ahí e ir a la casa de Shane, verle pasar por la ventana con una taza de café blanca, ayer creo que por fin bajo al gimansio, no recuerdo haberle visto sonreír desde que vine, y así una semana, le extraño, la sensación es desgarradora, me siento al pie de su puerta a esperar con fe que como aquella vez, se abra la puerta detrás de mi, yo le diga que sera padre, nos casemos y criemos juntos a nuestra pequeña, porque se sera una niña.

Oigo sonar las puertas del ascensor otra vez, me levanto e intento ponerme lo mas normal del mundo, pero mi cara cambia cuando veo aparecer a la señora de la limpieza, ella me sonríe y yo vagamente le devuelvo la sonrisa.

Han pasado tres horas desde que he llegado aquí y él no ha aparecido, decido irme otra vez con la decepción colgada en mi espalda. Vuelvo a salir de ese ascensor, cuando me dispongo a salir por la gran puerta le veo aparecer, me vuelve la sangre al cuerpo y mi cuerpo pide a gritos correr hasta el y darle un abrazo, parece triste pero tiene una sonrisa en su cara, ¿lo estará pasando bien sin mi?, es que fue un alivio librarse de mi?, todo se me aclara cuando se dirige a abrir la puerta del copiloto, de repente se baja una rubia mas sonriente que el envuelta en un traje elegante blanco, la americana le hace un escote de infarto y esa falda blanca muestra más de lo normal, se pasa la mano por su perfecta melena rubia un par de veces, se nota su autoestima, es muy sensual, en sus ojos veo el deseo hacia Shane, camino hacia ellos segura de mi misma pero con el ceño fruncido, Shane coge la maleta de la rubia con una mano y con la otra su diminuta cintura, se me inundan los ojos de lágrimas pero como sea intento meterlas otra vez en mi interior, Shane se para cuando me ve, por un momento pienso que se acercara a mi, respiro frenéticamente, reanuda sus pasos, me esquiva y sigue su camino, la pequeña brisa que deja tras el junto con su olor son la respuesta que necesitaba, no quiere saber nada de mi. Cae la lagrima que tanto se escondía, sale otra, con fuerza me la limpio, camino deprisa hacia mi coche, apoyo mi cabeza en el claxon y lloro desconsolada, me quedo así unos minutos, saber que Shane está a tan sólo unos metros de mí y a la vez tan lejos me mata por dentro.

REDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora