Capítulo 32 (desenlace 2)

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Cuando se abren las puertas del ascensor mi vida ya se ha ido con ella, corro hacia la salida e intento buscar aire fuera de ahí. Ni una lágrima es capaz de salir de mis ojos porque no me veo con fuerzas de llorar, Can viene detrás de mí con guardias pero nadie se atreve a tocarme.

Me muevo impaciente entre las puertas giratorias y finalmente encuentro el sentimiento de libertad que tanto he buscado.

- ¿Está mi coche listo?.- digo histérica.

- Me han dado órdenes de no darle las llaves en su estado señorita Carter.

- Le digo que me de las llaves en este momento.- digo llorando.

- Elizabeth, no hagas eso por favor.- grita la desesperada voz de Candice.

- ¡Dame las malditas llaves!.- sigo gritando fuera de mi al aparcacoches.- necesito verle.- lloro con todas mis fuerzas.- necesito pedirle perdón.- lloro como nunca lo he hecho estoy a punto de desfallecer cuando unas manos agarran mi cuerpo.

- La tengo, la tengo, no os preocupéis.- es su voz, es la voz de Shane. Giró mi cabeza y buscó su rostro con ansiedad.

- ¿Shane?.- digo algo tranquilizada, nunca había estado tan feliz de estar entre sus brazos, él es el único que que me reconforta en estos momentos.- Shane.- lloro, y él me abraza con todas sus fuerzas y yo me agarro a él y me dejo querer.

- Estoy aquí, estoy aquí, llora, llora todo lo que quieras mi amor.- y hago caso de todas sus palabras, el dolor es insoportable, el dolor físico no puede compararse con el dolor psicológico, se ha ido una parte de mí, solo me queda verle y decirle todo lo que tenía que haberle dicho.

- Por favor, llévame al hospital.- digo sollozando pero algo más calmada, él agarra mi cara entre sus manos.

- Mírame, mírame Elizabeth.

- No puedo Shane, no puedo, te juro que no puedo.- me duele la voz al hablar y me siento débil e impotente.

- Mírame.- me exige, busco fuerzas de donde puedo y poco a poco voy abriendo los ojos, y al mirar los suyos me derrito y sé que aún queda esperanza, le amo demasiado.- tienes que prometerme que serás fuerte Elizabeth. Prométemelo.

- No puedo, no puedo más.

- Tu madre te necesitará, tu padre te necesitará, tu hermana te necesitara.- evito sollozar y asiento, tiene razón.

- Está bien.- aclaro con esfuerzo, no puedo imaginarme a mi madre, estará destrozada y no puedo darme el lujo de ponerme yo también así.

- Vamos, sube.- abre la puerta de Diamante y yo me subo en él, él espera que termine de acomodarme y cierra la puerta, después corre hacia el asiento de piloto, arranca inmediatamente y pronto nos encontramos en el tráfico de Nueva York. Apoyo mi cabeza en la ventanilla y cierro los ojos con fuerza. ¿Cuántos sueños se ven destrozados día a día a causa de la muerte? ¿Donde metes el amor que sientes por la gente? ¿A qué hemos venido a este mundo? ¿Y para que tenemos familia? En estos momentos cuando te das cuenta de la que la expresión: "daría la vida por ti" sí que existe. Como agua salen lágrimas incontrolables de mis ojos.

- ¿Qué sabes de Keke?.- digo nerviosa, mejor olvidado por completo de ella, Shane no me responde.- Shane, ¿Cómo está Keresha?.- insisto.

- No he tenido noticias de ella El.- vuelvo a cerrar los ojos y rezo en mi interior, Shane coge mi mano y la aprieta, yo le miro y no puedo evitar llorar otra vez, no puedo sacar otra palabra de mi boca, pero el apretón que le he devuelto le comunica mi agradecimiento porque me sonríe.

En veinte minutos llegamos al hospital, Shane aparca, coge mi mano y corremos juntos hacia el interior del hospital, mis piernas tiemblan mientras espero que Shane termine de preguntar en recepción, tengo las manos juntas, pidiendo a Dios todos los favores de este mundo.

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