Ni siquiera sabia cuantos días nos iríamos, ¡Genial!. En este momento odiaba profundamente a Yongguk. Una pasta dental, fue lo primero que se me cruzo por la mente. Fui hacia el sector en el que estaban ese tipo de cosas. Mientras tome la pasta dental, trataba de decidir que acondicionar llevar, hasta que...
— El de la derecha es mejor —Una voz conocida, me aconsejo-. Me va a ver de esta forma espantosa en la que me encuentro. No quería mirarlo. ¿Por que de todas las personas justo tenia que ser él?
Me di vuelta lentamente, esperando su reacción. Se veía hermoso, vistiendo casual. Todo le quedaba perfecto a este hombre. Tenía un buzo negro, con unos jeans rasgados, y su pelo estaba alborotado.
— ¿Estuviste llorando? —Fue lo primero que dijo al verme-.
— No. Recién me levante de dormir, y entonces...
— No mientas —interrumpió, enojado-. Hasta enojado se veía bien. Bueno, voy a intentar dejar de halagarlo mentalmente cada vez que lo veo.
— Estoy diciendo la verdad — Dije, agachando mi mirada-. Si lo miraba a los ojos, iba a notar perfectamente como le mentía.
— Responde, mirándome —ordeno, un poco molesto-. Dirigí mi mirada hacia él, tratando de concentrarme pero fue inútil.
— E-estoy diciendo la verdad —tartamudeé, como una estúpida-. Él enarco una ceja.
— ¡Esta bien! ¡Estuve llorando! ¿Contento? —confesé, cansada-. No entendía como podía conocerme tan bien, pese a que solo nos conocíamos hace días.
— ¡Lo sabia! — Gritó, con una sonrisa victoriosa-.
— ¿Acaso le gusta verme llorar? — Pregunte, riendo-.
— No, solo me gusta tener la razón... — Comenzó a reír-. Este momento era hermoso. Riéndonos los dos. Sonriéndonos. ¿Por que me hacia esto?. Se veía tan perfecto de cualquier forma. Nos dirigimos las miradas, sin saber que decir. Un silencio incomodo se formo. Trague saliva reiteradas veces, tratando de calmarme. Carraspee, y luego hable.
— ¿Vino a comprar las cosas para mañana? —Pregunte, tratando de entablar una corta conversación-. Él asintió, con una sonrisa.
— ¿Tu también? — Cuestionó-.
— Si — me limite a contestar-. Bueno, entonces con su permiso. —Hice una reverencia-. Voy a seguir comprando — Dije, alejándome-. Lamentablemente, caí en la realidad. En la difícil realidad. Debía dejar de fantasear, y soñar cosas inalcanzables. Él jamas se fijaría en mi. Nunca podría pasar algo entre nosotros. El era mayor que yo, y era mi profesor. Y aunque a mi no me importaba para nada la diferencia de edad. Pienso que a él nunca se le pasaría por la cabeza en estar con una 'niña' de secundaria como yo. Otra realidad que me atormentaba era que mi mama jamas aceptaría nuestra relación. Y también, si la escuela se enteraría de lo nuestro, lo metería en grandes problemas a él. En fin, no se porque sigo pensando en esto. Es obvio que no va a ocurrir nunca.
— ¿Por que me evitas? —Pregunto, un tanto confundido-.
— No lo estoy evitando. Solo que... mi mamá dijo que no me tardara mucho en hacer las compras —Mentí, dándole la espalda-. El comenzó a reír. Su risa parecía demasiado forzada, y sin ganas.
— No te sale mentir —Declaró, finalmente-. Tendrías que esforzarte mas en aprender a hacerlo aunque sea...
Me di la vuelta para verlo nuevamente. Se veía molesto, y triste a la vez.
— Esta bien —Conteste, rendida-. ¡No me sale mentir! -Dije finalmente-. Así que voy a ser sincera —Suspire. El miraba atento-. No la estoy pasando para nada bien. Y lo único que quiero en este momento es salir rápido de aquí, llegar a mi casa y dormir por varios días —Conteste con los ojos lagrimosos-. El se tenso por un momento, mirando el suelo. Pude darme cuenta como se sentía culpable por haberme hablado de esa forma.
No pude hacer nada cuando dejo a un lado las cosas que había comprado, y se acerco a mi. Mi corazón latía desorbitado. No podía creer el efecto que causaba en mi. Mis pies simplemente no respondían para salir de allí rápido o alejarme. Y cuando de repente sentí lo que tanto anhelaba. Uno de sus abrazos, por segunda vez. No encontraba una explicación exacta. Me sentía en paz, y completamente protegida. El era el único que sabia por la situación que estaba pasando. Y extrañamente era en el único en que confié para contarle todo.
— ¿Paso algo con tus padres? —Susurro, aun abrazado a mi. Con total confianza. Parecía como si nos conociéramos hace años-. Yo solo cerré mis ojos, disfrutando de su cálido abrazo-.
— Si —Respondí, contra su pecho-.
— Va a estar todo bien —Me conforto dando lentas caricias a mi cabeza-. Las cosas se resolverán con el tiempo —Me soltó, tomándome la cara-. Me hace mal verte así —Susurro, dulce-. No se porque, pero me preocupa todo lo que te pase. Sentí miles de mariposas revolotear por mi estomago. ¿Que? ¿Que le hacia mal verme así? ¿Yo le preocupaba? ¿Podía ser alguien mas dulce? No lo creo.
Estábamos tan cerca. Mire su boca inconscientemente. Rogué porque no lo haya notado.
— Despiertas un lado paterno en mi —Dijo, riendo tiernamente-. Y esas fueron las palabras exactas para que reaccionara a tiempo. Dolieron demasiado. Pero sirvieron, también demasiado.
— Debo irme —Logre decir en un susurro-. Lo siento —Dije, soltándome de sus manos. Camine con rapidez hacia la salida dejándolo con un rostro que emitía total confusión. Creo que si me quedaba un segundo más así de cerca, no se que sería capaz de hacer.
Me aleje rápidamente, casi corriendo por si aparecía de nuevo terminando con la poca cordura que me quedaba.
En camino a mi casa encontré una pequeña tienda escondida. Que por cierto estaba muy cerca. A tan solo una calle. Jamas la había visto. Al parecer era nueva. Decidí entrar, y comprar las cosas allí. Cuando entre, se asomo un chico bastante guapo.
— Buenos días —Dijo apenas entre-.
— Buenos días —lo imite e hice una reverencia-.
Cuando estaba eligiendo, y decidiendo lo exacto para llevar. Sentía que el chico no quitaba su vista de mi. Lo que me ponía un poco nerviosa. Una vez elegido todo, lleve las cosas al mostrador. Y ahí estaba él con una gran sonrisa.
— Hola —Dijo, timido-.
— Hola —le di una sonrisa-. Paso todos los artículos y luego me dijo cuanto era.
— Son 20 dolares — Dijo, nervioso-.
Saque mi billetera y busque la plata. Se la di y el la tomo torpemente. Cuando estaba por darme el cambio. Hable
— Esta bien, quédate con lo otro —Sonreí, amable-. Es la propina..
Cuando di la vuelta para irme escuche su voz.
— ¡Hey! —Grito-. Me di vuelta y lo vi acercarse. Me metió un pequeño papel dentro del bolsillo de mi buso, ya que mis manos estaban ocupadas con las bolsas que cargaba.
— Llámame —Dijo, ruborizado y luego se fue-. A decir verdad no era un chico feo. Era bastante lindo. Rubio, alto y con unos ojos hermosos. Creo que no me vendría nada mal buscar a alguien. De alguna manera tendría que olvidarme de Daehyun. Y esta era la mejor forma. Al llegar a mi casa, mi mama me esperaba totalmente preocupada.
— ¿Por que tardaste tanto? —Me dijo, ayudándome con las bolsas -.
— Había mucha gente —Me encogí de hombros-.
Luego de terminar de dar explicaciones, y convencer a mi mama. Le pedi prestado su celular, y marque el numero.
— Ho-Hola —Contesto alguien dudoso del otro lado-.
— Hola... Yo
— ¿Quieres salir conmigo dentro de una hora? -Interrumpió-.
— No lo se... es que
— Solo iremos a pasear o al cine. No te haré nada —Me aseguro, insistente-.
— Esta bien..
— ¿Enserio? — grito feliz del otro lado-.
— Si —reí-. Pero hoy no puedo
— Okay —Dio un suspiro-. Entonces lo dejamos para otro día ¿Si?
— Esta bien. Adiós ¡Nos vemos! —Dije, colgando el teléfono-. Que bien que me haya comprendido, pensé.
Luego de terminar de hablar con él. Le dije a mi madre que había perdido mi celular, y que si podía prestarme el suyo hasta que pudiera comprarme uno. Ella me regaño, y me dijo lo descuidada que era. Entre otras cosas. En realidad, lo merecía. No me queje en absoluto, y asentí a todo lo que decía. Al terminar de hablar con ella, decidí ir a mi habitación a preparar un bolso con todas las cosas que llevaría mañana. Metí bastante ropa, unos snacks, un perfume, los auriculares, etc.
Luego decido tomar un baño, e irme a dormir.
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''Un nuevo Comienzo'' - Daehyun&Tu
RomancePROLOGO Cambio de ciudad, cambio de escuela, de absolutamente todo. Es lo que ocurre la mayoría de las veces. ¿Debido a que? Al trabajo de mi padre. Ya me acostumbre a este tipo de cosas, pero en la ciudad actual a la que me mude voy a poder experim...