XII Solo esta noche.

87 3 0
                                    

Después de nuestra tranquila charla en aquel hermoso parque, Jamil decidió que era hora de llevarme a comer, pues eventualmente los humanos suelen comer tres veces al día, aunque con él a mi lado fuesen cientos.

Estar con él era una experiencia extraña, sentía la ansiosa necesidad de mirarlo a los ojos todo el tiempo, o tomarle la mano cuando caminaba a mi lado, sin mencionar que me perdía en su voz cada que hablaba.

-Estas algo callada, ¿estás bien? - Pregunto una vez que salimos de aquel restauran donde comimos.

-Sí, solo estaba pensando. -Respondí mientas me ponía el cinturón de seguridad.

- ¿En mí? - Soltó y yo trague con dificultad, si estaba pensando en él, pero no iba a delatarme.

-No, - dije en un tono digno - no creas que todo lo que hago tiene que ver contigo.

Jamil dejo salir una risa ronca.

- ¿Si no es en mí, entonces en qué?

Eón, ese chico era tan egocéntrico, pero me encantaba.

- ¿Quieres saber en que pienso? - Él asintió sin quitar los ojos del camino - En los hombres uniformados de la mañana, los que buscaban a una chica.

Espere a que respondiera inmediatamente, pero tardo unos segundos.

-Ella... es mi compañera de trabajo. - Hubo una pausa en su voz, como si estuviese buscando las palabras - Los policías dijeron que está desaparecida y fueron a preguntarme si yo sabía dónde podría estar.

-Y obviamente no sabes dónde está. - Intente completar parte de su oración.

-Así es, pero lo preocupante es que ella jamás había hecho algo como eso, es un poco rebelde con sus padres, pero tonta es algo que nunca será, es independiente, aun que tiene amistades que pueden hacerla tomar malas decisiones.

- ¿Crees que este con esas personas?

-No tengo idea, ella estaba teniendo problemas últimamente, con su novio, con sus padres, incluso creo que tuvo problemas con la policía en días pasados, pero dudo bastante que haya escapado, solo espero que este bien.

- ¿Cuál es su nombre?

-Gi...

Jamil no termino la frase, pues freno de repente gracias a que otro de esos autos se había cruzado frente a nosotros.

- ¿¡Que te pasa imbécil!? - Grito él, aunque los vidrios estuviesen arriba.

De pronto, ambos autos comenzaron a emitir esos sonidos que tanto me molestaban.

-Jamil, - tome la mano con la que tocaba el volante para que ese horrible sonido saliera-ya basta, no vas a llegar a nada haciendo eso, dudo bastante que el hombre baje a pedirte disculpas.

Él apretó sus manos en el volante y dio un suspiro pesado, casi puedo asegurar que estaba luchando con su macho interior.

-Eso lo sé, pero ese idiota tuvo la culpa. -Trato de decir lo más tranquilo, pero había rabia en su voz.

-Aun así el hombre no va a doblegar su orgullo, por lo que creo que alguno tiene que ser el maduro y avanzar.  - Le conteste un poco fastidiada.

Jamil arranco un poco rápido para continuar el camino, algo me decía que estaba enojado, pero había leído en uno de esos libros que el humano es testarudo por naturaleza, por lo que no quise decirle nada, ni "intentar" calmarlo, solo él sabía lo que sentía y solo él decidiría cuando cambiaria de actitud.

Aparco el carro en un lugar donde había algunos establecimientos comerciales, no muy lejos del centro.

- ¿Qué hacemos aquí?

ORUM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora