Bajo El Efecto Del Engaño || Emma

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(Nota: para mejor experiencia activa la música;) )

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Estaba destruido, genuinamente devastado, solo era yo y la soledad de mi casa de acompañante. Todas las cortinas estaban cerradas dejando toda la casa en una oscuridad absoluta, lo único encendido era mi mente la cual buscaba la razón del por que paso todo esto.

Aparte de mi cerebro, estaba encendido mi computador y lamentablemente también estaban encendidos mis ojos los cuales no paraban de ver una y otra vez los comentarios debajo de cada publicación donde se veía mi cuerpo.

Ese día no comí, ese día lo único que pasaba por mi mente era que ojalá alguien me arrancará el cuerpo y se lo llevara lejos. Cada comentario y cada mensaje era peor que el anterior, mis ojos ya estaban cansados de ver tanta gente morbosa en Internet.

Habían mensajes en todas mis redes sociales, cada uno más asqueroso y más lleno de cosas que me hacían querer vomitar.

Ojalá poder coger tu puto culo niño, te ves exquisito —

Me escribía un señor de mayor edad.

Ay, pero que muchacho tan bien dotado, tu y yo la pasaríamos bien. —

Me hablaba una señora que con facilidad sería mi madre.

Cuelgate de una vez asqueroso busca algo mejor que hacer en vez de publicar la porqueria que tienes por cuerpo. —

Me decía una chica de un grado mayor al mio.

Todo se estaba llendo al carajo y ya mis retinas no aguantaban ver otro comentario. Simplemente quería irme y descansar por fin de esto que se hace llamar "vida".

Deje la computadora aun lado y me sente en el borde de mi cama, como si contemplara el eminente vacío. ¿Qué pensaba hacer ahora? La idea tentadora de intentar suicidarme quizás golpeó con demasiada fuerza mi mente.

Pero... ¿En verdad quería morir?

Siempre me e cortado para olvidar mis problemas, pero, ¿Qué pasaría si muero? ¿Todo acabaría? Quizás no había anhelado tanto morir como ahora pero ¿en verdad quería hacerlo?
Siempre lo considere como algo egoísta pero ¿Es egoísta si en verdad necesito algo de paz? ¿Es egoísta si necesito callar estos ruidos que me atormentan? ¿Es egoísta si es la única forma de salir?

¿Soy egoísta al considerar colgarme?

"No Harry, no eres egoísta, pero esa no es la solución" eso dijo la profesora cuando hable con ella ¿No es la solución? Si esa no es la solución para acabar con mis problemas...¿Por qué la anhelo con tantas fuerzas?

Mis nervios empezaron a carcomerme, quizás sobrepense demasiado el hecho de querer matarme. Con una nula luz que se asomó por la cortina logre ver mi reflejo, me veía asqueroso, me veía como tanto mi mente me dibujaba. Me veía como Emma tanto me describió.
Una persona horrenda y asquerosa que lo único bueno que hacía era drogarse.

Un calor y una rabia invadieron mi cuerpo y con todas mis fuerzas le proporcione un puño al espejo, rompiéndolo en el acto. Mis nudillos se cubrió de pequeños pedazos de vidrio y sangre qué corria hasta mi muñeca, los vidrios cayeron en el piso tan rápido como mis rodillas, estaba tan frustrado que el dolor que sentí al clavarme los vidrios en las rodillas no me afecto.

Lloraba, pero lloraba como un niño asustado, lloraba por lo que me había convertido, lloraba por ella, lloraba por tantas cosas que cada vez la idea iba creciendo en mi cabeza.

" Aqui tienes mi número harry llámame si te pasa algo grave por favor " quería llamar a la profesora, expresarle todo, contarle mi condición, pero me detenía, me iba encontrar como una patético que no puede vivir un día sin autolastimarse, y bueno quizás si era eso. Pero no quería que ella viera esa parte oscura de mi.

No encontraba que hacer, estaba triste, estaba eufórico, estaba... vivo.

Vivo... pero...¿Para que? ¿Estar vivo significaba sentirme así? ¿Estar vivo es aguantar todo?

No lo sabía, no sabía nada, no se nada de la vida, no se ni por que mi mísera existencia le resulta importante a alguien.

Agarre mi computador y lo rompí a pedazos, lo patee y lo golpee hasta que no quedo nada.

Salí de mi cuarto con una idea clara y nadie me iba a detener, tampoco era como si hubiera alguien que lo hiciese.

Empecé a tomar cada pastilla que se me atravesara por el camino, como también esnifaba un poco de cada sustancia que estaba por ahí. Bebí alcohol, no me gustaba beber, pero esa noche iba a ser mi última noche así que me vacíe dos botellas de lo que sea que tenia en la casa.

Agarre una vieja soga que había en un cajón de la cocina y una silla, estaba determinado, no quería vivir de esta manera y no me permitiría un día más.
Arregle todo en su debido lugar amarrando la soga con determinada fuerza para asegurarme de no fallar.

Mi cuerpo ya no era controlado por mi, si no por esa pequeña voz en mi sub consciente que salió a la luz después de tanto tiempo.

Y cuando ya iba a ponerle un final a mi historia, entro una llamada. Mi mente solo se pudo imaginar que era Emma, baje de la silla y agarre el celular con dificultad, quería reclamarle, o bueno, no sabia si era eso lo que quería en realidad.
Mis ilusiones se esfumaron, era mi profesora.

¡Hola Harry! Me alegro que hayas contestado... ¿Cómo estás? ¿Estas bien? —

— Hola profesora...s...si perfectamente bien.

¿Seguro? Noto tu voz rara... ¿pasa algo? —

Estaba preocupada.
Ella, en verdad lo estaba.
Mis ojos se aguaron y otra vez mis sentimientos estaban a flor de piel.
Me los habían arrebatado hace unos instantes.
Pero mi humanidad volvió a mi cuerpo.

¿Por qué lloras mi amor? ¿Qué tienes? —

— P...profe... ya no quiero estar más acá. Me quiero suicidar.

Harry... Por favor no lo hagas, ¿quieres que vaya para allá? Podemos habl- —

— No... no se tome la molestia de venir para acá... solo déjeme ir...

Seguido a esto Colgué, apague el teléfono y volví a mi posición inicial. Coloque mi cuello en la soga y con ya el efecto de todas las pastillas en mi patee con debilidad la silla.

Iba sintiendo como mi cuerpo se volvía más débil cada vez, mientras mi memoria trabaja recordándome cada suceso de mi vida.

Y ahí me volvió a atacar la pregunta.

¿De verdad quería morir?

No se si era por arrepentimiento, pero quería regresar hace unas horas atrás. Pero ya era tarde, quería llamar otra vez a la profesora pero ya era tarde, quería volver a ver a Emma... pero ya era tarde.

Esto solo me hizo pensar que fue mi culpa el que se haya ido, quizás, si no hubiera dicho nada, no hubiera terminado así.

Y sin ya más nada que pensar, al fin cerré mis ojos y mis lágrimas cesaron, dejando solo el silencio y el vacío.

¿En verdad anhelaba morir?

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