Capítulo 2

6.3K 422 22
                                    

-creo que es hora de que dejes de sufrir y dejes a ese idiota.- dijo muy molesto Logan, mi vecino y mejor amigo.

-pero es que yo de verdad lo amo.- dije llorando nuevamente. Logan se levantó y se sentó a mi lado para consolarme con sus grandes brazos.

-él nunca te ha querido y lo sabes porque si no, no te habría dejado llegar al límite en el que estas.- me abraso fuerte y me beso en la cabeza. –si yo fuera él te ayudaría a bajar de peso y demostrarte cuanto te amo cuidándote no teniéndote escondida como si fuera algo despreciable.

-gracias por subirme el ánimo "amigo".- dije sarcásticamente pero de todas maneras me reí.

-pero es verdad cariño. Yo te quiero de verdad y por eso te vas a levantar y te voy a llevar al gimnasio donde trabajo para que subas ese ánimo. –me miro con una sonrisa de esas que mataban en él. -¿sabías que el ejercicio libera endorfinas de la felicidad?

Me convenció más rápido de lo debido pero el chico sabia como hacer que las mujeres hicieran lo que él quisiera. Era muy alto y tenía el pelo largo con reflejo rubios y unos ojos azules que impresionaban y su rostro se veía más salvaje con la barba que tenía sin mencionar el cuerpo porque era entrenador personal.

Cuando terminamos yo no me podía ni mover a sí que Logan se preocupó de ir a dejarme a casa.

-no pienso entrar nunca más a esa cámara de castigo.- dije divertida mientras mis piernas temblaban al subir por el ascensor.

-no te puedes rendir.

Seguimos subiendo entre risas y cuando llegamos a mi piso estaba Max afuera de mi departamento golpeando, se dio cuenta de que veníamos y miro con odio a Logan.

-¿Por qué no me dijiste que saldrías?- me pregunto acercándose a mí y sacándome de los brazos de Logan que me mantenían firme.

-¿se supone que tengo que estar esperándote todo el día en casa a que te decidas a venir o no? Tengo una vida también Max.- moví la cabeza negativamente y me metí a mi departamento no sin antes agradecerle a Logan.

-muchas gracias por hacer eso por mí y espero que me vengas a buscar mañana para que vamos.- dije con una sonrisa amistosa a lo que el respondió con una parecida pero cargada de más sentimiento, sus ojos me miraban de una manera que nunca me habían mirado antes.

Deje la puerta abierta para que entrara Max. Sabía lo que tenía que hacer y estaba decidida porque Logan me había dicho que si no me respetaba yo misma Max nunca lo haría.

-voy a bañarme y vuelvo al tiro.- dije y lo deje solo en el living del departamento.

Durante el baño que me di pensé en todo lo que quería decirle pero cada palabra que pensaba sabía que me dolería más a mí porque de verdad que lo quería con todo mí ser y serian dos años tirados a la borda pero ya no podía seguir aguantando esta situación. Ya era suficiente.

-¿Qué pasa, amor?- me pregunto ansioso Max. Pasaba sus manos por sus piernas y no podía estar sentado.

-no puedo seguir con lo nuestro, Max.- lo dije rápido tratando de que no doliera pero de todas maneras sentí el crack de mi corazón.

-¿es por tu vecino?- pregunto casi gritando, se había alterado y enojado más de lo que esperaba.

-no es por él, es por ti.- lo mire esperando ver su reacción ante mi sinceridad. –estoy cansada de ser tu sucio secreto.

-no eres mi secreto cariño, sabes porque no te he presentado a mi familia aun.- se acercó a mí y me abraso.

-yo no puedo con esto Max, estoy cansada de sentirme menos a tu lado porque tú no tienes la valentía de presentarme a tu familia ni a tus amigos. Ya me aburrí de estar en las penumbras de tu vida solo porque te avergüenzas de estar con una mujer gorda. No es sano ni para ti ni para mí porque si tú no eres feliz yo no lo soy y te amo tanto que quiero que busques una mujer la cual estés orgulloso de tomarla de la mano en la calle y presentársela a tus seres queridos, que puedas formar una familia con ella.

-pero... yo te amo.- miro al suelo y el dolor que se escuchaba en su voz hacia parecer que de verdad le importaba pero ya era suficiente espera.

-no te creo, Max. Lo siento, pero no te creo.- me aleje de él y me senté con mi cabeza entre mis manos y mis codos apoyados en mis rodillas. –deja de ser caritativo conmigo, si de verdad me quisieras ya lo sabría todo el mundo ni mucho menos me habrías dejado llegar al estado en el que estoy. He subido más de 10 kilos en estos 2 años que he estado contigo.

-no me puedes dejar.

-ya lo hice y creo que es hora de que te vayas de mi casa, ya me hace daño dejarte ir para que puedas ser feliz sin mí. Te amo lo suficiente para pensar más en ti que en mí así que es mejor que te vayas ahora mismo.

Solo negó con la cabeza y se dirigió a la puerta para irse sin negar nada de lo que había dicho.

Se fue de la misma forma en que entro a mi vida, de improviso.

Como zombi me fui a mi habitación y me acosté en la cama a llorar, en algún momento de la noche me arme de valor y llame al hospital donde trabajaba de enfermera para pedir el día porque estaba enferma, no podía presentarme en la forma en la que estaba. Destrozada.

Me había roto el corazón un hombre que en algún momento me había hecho creer que la vida era bella para la gente como yo también. Que yo podía elegir al hombre que quisiera, que él me amaría sin mirar mi cuerpo si no que se enamoraría de lo que yo estaba dispuesta a dar pero poco a poco me fue desencantando y mi corazón se fue cayendo pedazo a pedazo.

Estaba sola nuevamente.



Él, yo y mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora