Capítulo 14.

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El desayuno fue algo incómodo.

Me senté en la mesa de la cocina, al lado de Dylan, mientras mi hermano sacaba una caja de cereales, galletas, algo de fruta y tres boles.

-¿Y la leche?-pregunté.

-Cógela tú, vaga-murmuró él, llevándose una manzana a la boca.

Puse los ojos en blanco, me levanté y saqué un cartón de leche de la nevera. No había demasiadas cosas en la cocina y, además, estaba hecha un desastre. Había un montón de platos sucios en el fregadero, manchas en las encimeras y la nevera estaba medio vacía.

-Podríais limpiar un poquito-dije, más intentando romper el silencio que otra cosa.

Dylan soltó una risita, mientras que mi hermano solo se encogió de hombros.

-Nosotros estamos bien así.

-¿Entre montones de basura? Estoy segura que debe haber algún nido de ratas en alguna parte...

-No digo que no-rió Logan.

Dejé pasar el desayuno entre otras conversaciones triviales, sin importancia, reteniendo el tema de conversación que de verdad me interesaba sacar. Seguía necesitando una explicación a todo esto, a pesar de haber recordado cosas sobre mi presente. Cosas inconcluyentes, por supuesto.

Miré a Dylan disimuladamente. Era condenadamente atractivo y, sin embargo, no me gustaba. Y me dolía, porque, hace tan solo un rato, él mismo me había confesado que seguía amándome. Era normal, al fin y al cabo recordaba nuestra relación. Y, aunque yo recordara partes, no podía amarlo, porque para mí era casi como un desconocido. Sabía quién era, pero sentía que no lo conocía. Y me dolía muchísimo. Supongo que, por esa misma razón y, a parte, por la nueva oportunidad que se habría ante mí de poder recordar más cosas, encontrar piezas del puzle y unirlas en su lugar correspondiente, le había pedido una nueva oportunidad.

Pensándolo de otra manera, quizás mis razones eran un poco egoístas. ¿Lo estaba utilizando para mis propios bienes? Bueno, no hablamos de dinero ni de bienes materiales, se trata de mi salud, ¿no? Tener amnesia es una buena excusa para retomar una relación rota por la misma amnesia e intentar recuperar los recuerdos perdidos.

-¿Lo planeaste todo?-le pregunté a Logan.

Mi hermano casi escupió el café.

-¿Eh?-apremié-. Llamarme para ir a la universidad, chocarme con Dylan, tomar un café... ¿Lo planeaste?

Él suspiró, pero sonrió.

-Sí, con un poco de ayuda, pero sí. Necesitabais estar juntos, debería ser ilegal separar a dos personas que se querían tanto, y me sentía fatal por no poder hacer nada. Y luego me visitaste pidiéndome respuestas a tanto silencio, y me dije: "¡puedo arreglar esto!". Así que hablé con Dylan, pero él...-vaciló.

-No estaba seguro si eso sería lo correcto-dijo Dylan-. No voy a volver a decir todas las razones por las que no me decidí presentarme en tu casa y contarte toda la maldita verdad, pero espero que comprendas mis razones.

Asentí con la cabeza, aunque seguía doliéndome su decisión. No lo amaba, y lo había hecho porque él sí me amaba y quería lo mejor para mí, pero me dolía que se hubiera rendido tan fácilmente. No dije nada al respecto.

-En fin, al final logré convencerlo-le dio un último mordisco a su manzana y la lanzó al cubo de la basura-. Así que planeamos algo sencillo: te llamaba para vernos el viernes por la tarde, os encontrabais en la universidad y él ya se las apañaría para llamar tu atención y que cancelaras nuestra cita-miró con curiosidad a Dylan-. Aunque debo decir que nunca pensé que se tiraría de cabeza por las escaleras.

Amnesia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora