Capítulo 17.

233 7 4
                                    

Me abracé a mi misma al sentir el aire frío de la noche. Liam me guió hasta la playa, pasando entre las filas de coches del aparcamiento, el cual desembocaba en el paseo marítimo.

Como cualquier sábado por la noche, el paseo estaba lleno de gente. Grupos que charlaban en las terrazas de los bares, gente que hacía largas colas para entrar a los pubs, familias que cenaban en los restaurantes, turistas que observaban los músicos de la calle... Pero ni rastro de ninguna fiesta en la arena.

-La fiesta está algo lejos de aquí-dijo Liam, abriéndose camino entre el bullicio de gente-. Si la hubieran montado por aquí no estaríamos tan... tranquilos.-Sonrió-. ¿Verdad?

Tranquilos eran la palabra que menos iba a hacer acto de presencia aquella noche, pero aún así respondí:

-Supongo.

A cada paso que daba más me arrepentía de haber aceptado la invitación de Liam, pero ya no había marcha atrás.

Ahora que estaba en la playa, alrededor de tanto jaleo, me daba cuenta que prefería estar en mi habitación a solas con mis pensamientos. Y si me hubiera quedado en mi habitación me arrepentiría de no haber ido a la fiesta, porque los pensamientos y las teorías estarían alterando mi tranquila soledad.

Dejé de pensar en mi bipolaridad y me centré en el presente, en mí y en Liam, y en la música que comenzaba a escucharse a lo lejos, una vez fuera del paseo marítimo.

-¿Tienes frío?-me preguntó Liam.

-Un poco, pero no importa.

Sin embargo, Liam se quitó la chaqueta y la depositó sobre mis hombros, quedándose con una simple camisa de manga corta.

-Um... gracias-dije, arropándome con la chaqueta.

Liam tan solo intensificó su sonrisa.

Cuando alcé la vista de la arena, divisé un par de columnas de humo a unos cincuenta metros de nosotros. En torno a ellas se agrupaba un numeroso grupo de gente.

-Ahí está la fiesta-dijo Liam.

Poco antes de llegar, un grupo de chicos corrieron hasta Liam para saludarlo.

-¡Al fin llegas, tío!-exclamó el que llevaba la camiseta echada sobre un hombro.

-Ya íbamos a bebernos lo que queda de cerveza por ti-rió otro, el cual llevaba un vaso de plástico en una mano.

-Lisa no para de preguntar por ti, en cuanto te vea va tirar sus bragas al agua-dijo otro, entre carcajadas.

Liam carraspeó, y entonces sus amigos se fijaron en mí.

-Me he traído a una muy buena amiga.-Me pasó un brazo por encima de los hombros, atrayéndome hacia su cuerpo-. Esta preciosidad de chica es Alice. Alice, este trío de bocazas borrachos son Adam-dijo, señalando al que iba con el torso al descubierto-, Edward-esta vez señaló al del vaso en la mano- y Luke.-Señaló por último al que había dicho lo de la tal Lisa.

Edward sonrió en mi dirección, me guiñó un ojo y volvió a mirar a Liam.

-Así que esta es la tan famosa Alice-murmuró Luke, mirándome de arriba abajo descaradamente.

-No exagerabas sobre ella, por lo que veo.-Edward soltó una carcajada, luego, le dio otro sorbo a su bebida.

-Ni te imaginas lo que nos ha hablado de ti este...

-Vale ya, dejad de ser imbéciles por un momento, la estáis incomodando-les cortó Liam, acercándome más a él.

Me desprendí del contacto de su brazo con una sonrisa forzada.

Amnesia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora