-¡Alice!
Me sobresalté al escuchar mi nombre. Miré a Leah un poco molesta por haberme gritado en la oreja.
-¡Estás en las nubes, chica!-dijo mi amiga-. Abi lleva un rato llamándote.
Me fijé entonces en Abigail, que me miraba con lágrimas empañando sus preciosos ojos azules. Me sentí un poco culpable por no haber escuchado sus últimas quejas y haberme dedicado a mirar el paisaje a través de su ventana. Pero esto se estaba volviendo demasiado insoportable. Llevábamos dos horas en casa de Abigail, escuchando todo lo que tenía que contarnos sobre su relación con el capullo de Ryan que, por lo que nos había dicho hasta ahora, comenzaba a caerme peor de lo que ya me caía.
-Perdona, hoy estoy un poco cansada...-me disculpé. Eran demasiadas cosas en un día y mi cabeza iba a explotar. Primero Dylan, luego los planes de Logan y Leah y ahora Abigail. Estaba rezando por llegar a casa, acostarme en mi cómoda cama y dormir hasta que todo se volviera más sencillo-. ¿Qué decías?
-Solo decía-dijo, secándose las lágrimas con un pañuelo- que si debería dejarlo.
-Y yo le he respondido que coja le teléfono y se despida del muy...
-Leah-le advertí. Aunque a Leah y a mí nos cayera fatal Ryan, Abigail seguía enamorada de él. No me explicaba cómo, pero así era-. Mira, Abi, un chico que solo te quiere cuando a él le viene en gana o cuando le conviene no te merece. Tan solo mírate, ¡ningún chico merece que llores por él! Sé que lo quieres, pero esto es una relación tóxica. A la larga, te destrozará.
Abigail sollozó. Cogió otro pañuelo y se sonó la nariz. Luego, nos miró con el ceño fruncido e hinchó el pecho, decidida.
-Tenéis razón. Lo dejaré.
Leah y yo intercambiamos una sonrisa de satisfacción.
-Pero... La verdad es que no sé si podré...
Leah bufó, molesta. Se levantó del suelo para sentarse junto a Abigail, en la cama. La cogió por los hombros e hizo que la mirara a los ojos.
-Abi, te conozco desde que comenzamos secundaria, y hemos vivido muchas cosas juntas. Te conozco mejor que a mí misma, sé que eres fuerte y que no vas a dejar que nadie te siga haciendo daño, ¿verdad?
Abigail vaciló un momento.
-¿Verdad?-insistió la pelirroja.
Abigail volvió a fruncir el ceño, asintió con ímpetu y tiró el pañuelo sucio a una esquina de la cama.
-Es verdad, soy fuerte.
-Eso es. ¿Te acuerdas del chico de intercambio? ¡Le pegaste una buena leche cuando metió la mano donde no debía! Lo humillaste delante de todos por ser un pervertido.
La rubia sonrió levemente, sintiéndose más fuerte con cada palabra que decía Leah.
-Voy a llamar a Ryan ahora mismo.
Se levantó, cogió el móvil de la mesita de noche, marcó el número de Ryan y esperó a que contestara.
-¿Ryan? Tenemos que hablar-dijo tras un rato de espera.
Titubeó un poco al hablar, pero intentó mantenerse firme.
-Te dejo, hemos terminado-y, antes de que pudiera contestar algo, colgó.
Leah cayó sobre la cama, destornillándose de risa. Abigail suspiró, medio aliviada, medio arrepentida, pero intentó centrarse en la risa de su amiga para no pensar en que acababa de dejar al chico del que seguía enamorada.
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Amnesia.
Romance¿Qué harías si un día despertaras sin recordar nada? ¿Y si las personas en las que tienes que confiar te ocultasen cosas? Alice Myers tendrá amnesia, pero sigue cuerda. Sabe que, antes de su misterioso accidente, ocurrieron cosas que nadie quiere re...