Capítulo 15.

122 8 2
                                    

Antes de ir a mi casa, tenía pensado pasarme por casa de alguien más.

Pagué al taxista lo correspondido en cuanto llegamos a la calle y miré la hora antes de cruzar el jardín. Las diez de la mañana. No sabía si estaría despierta, pero en ese momento no me importaba despertarla.

Esperé un rato antes de que su padre abriera la puerta. Iba vestido con ropa deportiva y parecía estar recuperándose de una larga sesión de footing.

-¡Buenos días, Alice!-me saludó.

-Buenos días, señor Gray. Por lo que veo ha salido a correr-comenté.

-Es bueno mantenerse en forma, ¡sobre todo a mi edad! Además, se acerca el verano y va siendo hora de bajar esto-se dio unas palmaditas en la barriga.

-Entiendo, operación verano-reí-. ¿Está Leah despierta? Me gustaría hablar con ella.

El padre de mi amiga era simpático y charlatán, me gustaba hablar con él de vez en cuando, pero ahora mismo no quería entretenerme con charlas sobre dietas apresuradas.

-Creo que sigue durmiendo, pero pasa.

Su padre me condujo hasta su habitación, aunque ya sabía dónde estaba. Unas letras en relieve pegadas a la puerta citaban "Leah's room". El señor Gray tocó varias veces, pero nadie respondió.

-¡Leah, ha venido Alice!

Se escuchó una especie de gemido somnoliento en el interior.

-Se está despertando, creo que puedes pasar-dijo él, luego volvió a la cocina.

Entré en la habitación y cerré la puerta tras de mí. Leah intentaba incorporarse entre un tremendo lío de mantas, tenía una maraña de pelo pelirrojo en la cabeza y supe por sus ojos que acababa de despertarse.

-Podrías haber llamado antes de venir-bostezó.

Logró deshacerse de las sábanas y sentarse en la cama. Mientras se restregaba los ojos, intentando despejarse, miré los pósters que cubrían las paredes de su habitación. Las caras de varios cantantes y grupos, entre ellos pude reconocer a su querido Ed Sheeran, Taylor Swift y 5SOS, nos miraban desde todas las direcciones. Daba un poco de grima.

-Vengo de casa de Logan-le dije. Ella pareció asombrarse.

-¿Ah, sí? ¿Y qué tal tu hermano?

-Ya puedes dejar de escondérmelo. Vuestro... "plan"-hice comillas con los dedos- funcionó, por así decirlo. Dylan y yo vamos a darnos una nueva oportunidad.

A mi amiga se le iluminó la cara, se estiró por encima de las mantas y tiró de mi muñeca hasta que caí en el colchón, a su lado.

-¿Enserio? ¿Estáis juntos? ¿Lo recuerdas? ¿Qué pasó? ¡Cuéntamelo todo, Alice!

Alejé la cara de la suya, arrugando la nariz.

-Vale, vale. Pero antes corre a lavarte los dientes, te huele la boca a rata muerta-acabé tapándome la nariz con los dedos.

Ella corrió hacia el lavabo, pero no tardó más de dos minutos en volver. Aparte de lavarse los dientes, se había peinado un poco.

-Venga, ¡cuenta!-me instó con una radiante sonrisa de oreja a oreja.

Tomé aire mientras aclaraba los hechos en mi mente. Le conté a Leah la caída de Dylan, la tarde que pasé con él después de llevarlo al hospital y el desmayo que sufrí al verle los ojos. Luego, le relaté que me desperté en la habitación de mi hermano después de un extraño sueño que aclaraba muchas cosas sobre mi accidente. Que mi hermano me había desvelado el por qué de tantos secretos, la injusticia de ellos y el plan que habían hecho para juntarnos de nuevo. Y su éxito. Aunque con una pequeña brecha en la cabeza de Dylan.

Amnesia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora