Las semanas siguientes pasan de forma lenta, su cumpleaños había pasado y me había obligado a no llamarle o escribirle una felicitación, simplemente no la merecía, el trabajo y mi familia son mis únicas preocupaciones ahora, y de alguna manera me encuentro tranquila, su ausencia sigue doliendo, pero finalmente me encuentro dispuesta a avanzar, el clima a comenzado a ser más frio e irónicamente me agrada, se siente más apropiado, es domingo por la mañana y me encuentro en el departamento, el día anterior había avisado a mamá que no iría a casa, pues tenía que hacer limpieza en mi lugar, camino hacia el closet y comienzo a reacomodarlo, colocando las piezas más cálidas adelante, saco mi suéter y al jalarlo maldigo cuando una caja cae y maldigo una vez más cuando las cosas salen volando por todos lados, dejo salir el aire y me siento sobre mi trasero y comienzo a recoger las cosas, mi corazón se estruja cuando tomo el paquete de sobres blancos, las ganas de leer las cartas una vez más me invaden, pero mis heridas han comenzado a sanar, o al menos eso me gusta pensar, las tomo y las pongo sobre la cama, es momento de deshacerme de todo lo que me recuerda a él, hurgo entre mis cosas y tomo el saco, la camisa y la chaqueta de Brandon que mantenía en casa, camino al baño y tomo su cepillo de dientes y loción, su toalla y las sandalias para después guardarlas en una caja junto con las cartas, suspiro y recuerdo que yo tengo las llaves de su departamento, camino hacia el cajón para buscar las llaves y maldigo cuando veo su foto, la que él me dio cuando visite a su madre, niego y cierro los ojos intentando dejar de pensar en eso, la tomo y la meto a la caja, después de encontrar las llaves, tomo mi bolso y salgo de casa con la caja en mis manos, entre más pronto lo haga, menos oportunidad de arrepentirme tendré.
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Muerdo mi labio y bajo del auto, respiro profundo antes de entrar por el imponente edificio y me dirijo a su puerta, mordiendo mi mejilla interna la abro y camino hasta la sala, dejo la caja sobre la mesa y regreso a la puerta a toda prisa, me detengo y miro detrás de mí.
-Adiós Brandon -susurro y cierro la puerta, cierro con llave y después las lanzo tan fuerte como puedo bajo su puerta, para no tener tentación ni oportunidad de arrepentirme ahora, siento mi corazón latir a prisa y por un momento me arrepiento de haber dejado mis cartas... la foto, MI foto, él me la dio, su chamarra, su cepillo... -No -gruño y me limpio las lagrimas, -no -repito de nuevo y salgo a prisa del edificio, camino hasta mi auto y pego mi frente al volante, -lo hice -murmuro, -me deshice de todo -digo de nuevo, entonces lloro de nuevo.
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Tomo el plato de ensalada y camino hacia la enorme mesa en casa de la abuela, la música suena baja y melodiosa mientras es acompañada de la risa de mi familia, el día de gracias había llegado y aunque por días dude, aun tenía cosas por las cuales estar agradecida.
-¡Todos a la mesa! -pide la abuela y nos acercamos, sonrío cuando los veo a todos sentarse en las nuevas sillas, la abuela inicia una oración y todos la seguimos, cuando comenzamos a comer comienzan a hacer chistes y todos reímos, sin poder evitarlo también yo, mamá cuando uno más y todos reímos aun más alto, si me pidieran definir mi vida personal solo en el ámbito familiar, podría decir sin problema alguno, que era un total y absoluto 10, tenía a mi abuela, mis molestos primos, mis inapropiados tíos y la mujer más importante de mi vida, mi dulce, fuerte y decidida madre.
-Te quedaste callada -murmura mamá a mi lado y sonrío.
-Solo pensaba -digo y su ceño se frunce en preocupación, niego y suspiro, -no en él -digo y me mira sin creerme, -ahora es inevitable -admito y se encoje de hombros con disculpa, -pero antes no -aseguro y asiente, todos volvemos a la plática y mi mirada recorre a cada miembro de mi familia presente, la abuela que evita sonreír del todo cubriendo el diente que le hace falta, la tía Nuria que tiene problemas con su cabello, los gemelos que roban la comida del plato de su padre, quien se ha quedado sorprendentemente dormido, la tía Carmen riendo ante algo que el tío Rodolfo dijo, mamá limpiando la mejilla de la pequeña Ariadna, sonrío y niego, saco mi celular y abro un nuevo mensaje.
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6 Meses de redención.
ChickLitLibro 2 de la trilogía Cooper ----------------------------------------------------- Obra registrada en Safe creative NR: 1505224151631 Todos los derechos reservados. #5 en literatura femenina 06/08/15