10.

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Despierto sintiendo mi cabeza dar vueltas, cierro los ojos y llevo mis manos a mi cara maldiciendo, pero no pienso en decir "no lo vuelvo a hacer" porque soy más honesta que eso, ¿o descarada?, honesta me gustaba más, abro mis ojos y frunzo el ceño, me enderezo en la cama y abro mis ojos aun más, esta no es la habitación de Rose, y definitivamente no era la mía, ¿Dónde demonios estaba?, levanto la sabana y jadeo al darme cuenta que estoy ropa interior, me enderezo a prisa y miro a mi alrededor en busca de mi ropa y la veo doblada sobre el sofá, camino hasta ella y tomo mi blusa, me la pongo a prisa y tomo mi falda, al levantarla algo cae al piso y estoy por ignorarla cuando veo lo que es, un sobre, no cualquier sobre, uno blanco.

Maldigo nuevamente al imaginarme en donde estoy, me inclino a recogerla y la desdoblo.

"Querida Eliza...

Si estás leyendo esto, espero no estés al borde de un ataque, salí a comprar el desayuno pero te quedas en tu casa.

Sobre la mesa de noche izquierda te deje dos pastillas y agua, tómalas y te sentirás mejor.

Pd: me gusta tu nuevo cabello. Brandon H. Cooper"

Niego y maldigo, habiendo 65000 personas en Portland ¿Por qué tenía que ser él?, lanzo la hoja al suelo y me apreso a colocar mi falda, tengo que salir de aquí antes de que vuelva, coloco mis tacones y camino hacia la mesa que señaló en la carta, tomo las pastillas y camino hacia la puerta, intento girar la perilla pero esta no cede, maldigo nuevamente y pateo la puerta, otro sobre cae al suelo y lo junto, saco la hoja desdoblándola.

"Querida Eliza...

Si lees esto, es porque intentas salir, no podrás, así que te recomiendo sentarte y esperar a que vuelva, necesitamos hablar.

Brandon H. Cooper"

Maldigo y pateo nuevamente la puerta, una y otra vez esperando hacerle daño, tanto como el que él me hizo a mí.

—¡AGHHHHH! –grito y camino en busca de otra forma de salir, encuentro tres ventanas que dan hacia la calle pero ambas están atoradas, ese maldito..., el sonido de unas llaves se escucha y mi cuerpo se tensa, me toma dos segundos decidir qué hacer, correr asustada a esconderme, o salir de allí, camino hacia la sala y la puerta se abre, un Brandon en camiseta sin mangas entra, y aunque en otra ocasión me hubiera encantado admirarlo, corro hacia la puerta y la abro, pero él la cierra de nuevo y niega.

—No te vas a ir sin desayunar y escucharme Eliza, así que volvamos a... -su voz es silenciada con mi mano chocando contra su mejilla, sus ojos se abren y me mira sorprendido, si no estuviera tan molesta también me habría sorprendido, —bien, lo merezco –dice y lo abofeteo nuevamente, aprieta su mandíbula y cuando me mira lo abofeteo de nuevo, su mano libre toma mi cuello y me acerca a él para besarme, intento alejarlo pero no me lo permite, así que recurro a mi última opción y muerdo su labio, tan fuerte que este sangra, se separa y lo abofeteo una vez más, no puedo controlarme, estoy llorando, y asustada, enojada, dolida, todo lo que quiero es causarle tanto dolor como él me causó a mí, —no me importa que quieras matarme Eliza, no te irás sin escucharme.

—¡Vete al infierno! –escupo molesta y sonríe sin ganas.

—Créeme, se que así será –asegura y se gira para colocarle la llave, lo empujo intentando evitarlo, pero parece que mis golpes no le hacen nada, se gira y me ve a los ojos, él está molesto, casi tanto como yo, y sé que ambos estamos enojados con la misma persona.

—Abre la puerta, quiero irme –exijo y niega.

—No te dejaré –dice y río con cinismo.

—Ya lo hiciste antes –le recuerdo y da un paso hacia mi, mismo que yo retrocedo.

6 Meses de redención.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora