11.

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La fiesta llega a su fin y todos volvemos a nuestra casa, todos excepto Arié y yo, que nos conducimos a su habitación en el hotel de la ciudad, porque tengo que agradecerle lo que ha hecho, y porque necesito recordar que es lo mejor para mí.

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Mi mirada recorre la elegante y enorme nueva oficina, las vacaciones llegaron a su fin pero no podía importarme menos, mi primer día con mi nuevo puesto, sonrío y camino hasta el escritorio, la computadora no es una de escritorio como la que tenía antes, es una Mac del modelo más reciente, hay una mesa con una cafetera y un par de tazas, un enorme cuatro blanco y negro abstracto. Dejo caer mi cuerpo sobre la silla y suspiro cerrando los ojos.

—Podría acostumbrarme a esto –susurro.

—Pues espero que lo hagas –dice una voz haciéndome enderezarme de golpe, abro mis ojos y mi corazón late con fuerza contra mi pecho.

—¿Qué haces aquí? –pregunto sin esconder mi molestia.

—Solo vine a darte la bienvenida –dice y frunzo el ceño, —¿no leíste mis mensajes? –pregunta y niego, pienso en decirle que no tengo celular, pero dada su reacción, él cree que no quise hacerlo, y eso es lo mejor ahora, —Bueno, en ellos te decía que voy a trabajar aquí –dice y mis ojos se abren.

—¿Qué?, no, no puedes –protesto y aprieta sus labios, claro que podía, él era uno de los dueños de este despacho, camina hacía mi y aunque quiero correr lejos mi cuerpo no se mueve.

—¿Por qué intentas fingir que no me quieres cerca? –pregunta en un susurro mirándome intensamente y trago saliva, sus ojos bajan a mis labios y se acerca aun más, —¿Por qué finges que me has olvidad? –intenta nuevamente y antes de que pueda besarme lo empujo con toda la fuerza que tengo, él se sorprende pero no logro hacerlo dar ni un solo paso, pero su rostro si se aleja de mi, "necesitas ir al gimnasio Eliza" pienso.

—Le pido que guarde su distancia Licenciado Cooper, sería una lástima que lo acusara de acoso en mi primer día –gruño y niega.

—Solo déjame explicarte todo –pide con voz gruesa y llena de suplica.

—Por favor salga de mi oficina –pido en respuesta manteniendo su mirada, —y no me busque a menos que sea por asuntos laborales –termino y lo escucho maldecir antes de girarse y salir de la oficina, carajo, carajo, carajo, carajo, ¿él realmente iba a trabajar aquí?.

Durante el tiempo que compartí a su lado en la universidad había podido aprender 3 cosas sobre él, era decidido, obstinado y terco, y ahora podía comprobarlo en carne propia, un mes llevábamos trabajando juntos y no hubo día en el que no encontrara una rosa y un sobre blanco con la misma oración cada día.

"Querida Eliza...

Si estás leyendo esto, te pido por favor, dame otra oportunidad

Profundamente enamorado y verdaderamente arrepentido Brandon H. Cooper"

Y durante todos los días, después de leer la nota, llamaba a Arié, porque necesitaba recordar todo lo bueno que tenía a mi lado para evitar las tentaciones, ¿Por qué Arié no podía trabajar aquí?.

Suspiro y reviso los correos de mis nuevos clientes, comienzo a revisar mis casos cuando llaman a la puerta, —Adelante –digo y la puerta se abre, Spencer aparece y sonrío.

—Te buscan en la sala de juntas –dice y asiento, me pongo de pie y camino hacia la puerta, cierro la misma y camino hacia la sala de juntas al lado de Spencer.

—¿Sabes que sucede? –pregunto y asiente, espero a que hable pero solo sonríe divertido, abro la puerta esperando encontrar a Arié, pero allí solo están Brandon, tres hombres a los que jamás vi y dos mujeres hablando animadamente con el hombre que rompió mi corazón, quien no les presta atención alguna, solo me mira fijamente, siento mis piernas temblar y desvío la mirada hacia Spencer intentando controlarme, sorprendiéndome al no encontrarlo más, suspiro y antes de que pueda marcharme, él habla.

6 Meses de redención.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora