CAPITULO XI

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Las primeras palabras que se me vinieron a la cabeza no eran las mejores para la situación en la que estaba metido. No como si me acercara a una mesa al aire libre, tome limonada y dijera: "¿Con qué tu eres el diablo? Mucho gusto, mi nombre es Joan... Y a propósito, ¿No deberías estar gobernando el infierno, torturando a los pecadores, sometiendo a los bienaventurados y planeando el fin del mundo?". En lugar de ello me contuve la espiración como por un minuto hasta que tuve que exhalarlo de mis pulmones. Me sorprendió no volver a desmayarme ante la no tan agradable presentación.

—Les dije que ensuciarían los pantalones. —Dijo Josh con un aire de orgullo llenando toda su complexión —Ésta es la respuesta que tanto querían, ¿no es así? Él ha sido mi fuente de información más importante desde que tengo memoria, les puedo apostar a qué no se lo esperaban. —

Lucius no se veía con ganas de responder, estaba todavía más paralizado que yo aun con esa apariencia de matón que tiene. Tuve que ser yo el que hablara por ambos.

—Tú... tienes que estar bromeando. — Mis dedos temblaban e intenté concentrarme en no parecer un cobarde — ¿Me dices que... "él"... es Satanás, el ángel que traicionó a Dios para gobernar el Universo? —

—Cuando lo dices así suena bastante imposible de creer... no creí que fueras tan pesimista, Joan— entre cerró los ojos como si estuviera averiguando algo de mí — ¿Realmente no ves ni una sola posibilidad de que estoy diciendo la verdad?—

—Solo míralo... está calcinándose sobre el aire, usa el mismo uniforme que todos demás, además sé que no eres la personas más confiable en estos momentos. —me deje llevar por el impulso y camine hasta estar cerca del prisionero encadenado e hincarme para verle de más cerca.

—Yo no haría eso si fuera tu...—

No me asusté por la advertencia, sino quien la había dicho. Fue él, la viva imagen de Freddy Kruger en medio de la llamas me había hablado para que me alejase de él. Es obvio que me petrifique sin mover un solo dedo, con la mirada puesta a la nada aun estando a pocos centímetros de su rostro... me obligué a sacar valor de voltearle a ver y me di cuenta que él también me miraba.

—No toques las cadenas o quedarás igual que yo... serías tú contra la ira de Dios misma, ¿entiendes? — sus ojos tan blancos como la luz misma me dieron la orden de pararme y retroceder de regreso a donde estaba.

Un trago de saliva era todo lo que di como respuesta ante la advertencia, "la ira de Dios" no se escuchaba nada agradable viniendo de una víctima. Mis ojos seguían posados en el cadáver parlante frente a mí y en el pelirrojo que gozaba ser el único que no mojaba su ropa interior.

—Buen, a lo que venimos...— dio un aplauso que hizo eco en toda la infinita habitación. —Diablito, tenemos que contarles a estos dos nuevos miembros de la obra cuales son nuestras intenciones entre manos. —

—Me vienes a visitar sólo cuando quieres algo... me gustaría que lo hicieras de vez en cuando aunque sea para verme sangrar... Además, deberías dejar de llamarme Satanás... mi Padre me llamó Lucifer — respondió Satán seguido de una tos seca y oxidada.

—No te pongas sentimental, bien sabes que no me sirves ni para contar historias de mi pasado. Ahorrémonos las disculpas y cuéntales lo mismo que me dijiste a mí... andamos con prisa que pronto regresaremos a estar deambulando como zombis dentro de la Caja. — dijo O'Reilly tan irritado que pensé que le daría una bofetada al diablo por hablarle de esa manera.

Ambos se miraron de la misma manera que la hizo con Lucius, como si se tuvieran que demostrar en un concurso de "no parpadear" para decidir quién manda entre ellos.

—Como digas, después de todo...es para eso que ÉL me puso aquí. — dijo resignándose a mirar al suelo como al principio.

¡Josh O'Reilly había sometido al Diablo a su voluntad! La idea que tenía de querer burlarme de él alguna vez se esfumaron y fueron reemplazadas por la de besarle los pies sin que me lo pidiera. El mal chiste de que lucía su cabellera como una "corona flameada", ya no parecía un chiste ahora.

El MerecedorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora