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Taehyung desapareció sin dejar rastro. Habían pasado cuatro días. Había conseguido sobrevivir noventa y seis horas sin verlo, sin sentirlo cerca.

-¡¿Dónde te has metido, Kim Taehyung?! ¡Idiota, necesito verte! -grité a los cuatro vientos desde el punto más alto del edificio de los dormitorios de chicas tras volver de cenar en el comedor.

En esos momentos estaba tan desesperada por verlo que no me importaba si alguno de los guardianes de la escuela me oía. Necesitaba desahogarme, dejar de lado esas ganas que sentía de huir de la academia para cazadores y no volver nunca más. Necesitaba a Taehyung ahí mismo, abrazándome, diciéndome que todo iba a ir bien y que él también lo estaba. ¿Por qué no aparecía?

-¡¡¡Taehyung!!! -chillé haciendo un último esfuerzo.

Mis manos cayeron sobre la barandilla de metal de la azotea. Asomé mi cabeza por esta, pero sólo veía oscuridad y más oscuridad. Las únicas luces encendidas en toda la escuela eran las farolas de los jardines y las de las habitaciones. Desde ahí arriba también podía observar parte de la escuela de vampiros, en la cual, a esas horas de la noche, la actividad se encontraba en su máximo esplendor. ¿Qué estaría haciendo él?

-Vaya, mira lo que tenemos aquí... -oí una voz grave y tenebrosa a mis espaldas. Mi cuerpo se tensó al descubrir que no era de Taehyung.

-Pues no ha resultado tan difícil encontrarla -dijo otra persona con la voz mucho más oscura.

Aún no me había vuelto a ver de quién se trataba. No me hacía falta hacerlo para saber que no eran humanos.

-Oye, bonita, ¿te importaría acompañarnos? -se estaban acercando.

Apreté la mandíbula y cerré fuertemente los ojos intentando contener las lágrimas que el miedo me había originado.

-Lo siento, pequeña.

Mi último recuerdo en la azotea es un chico de cabellos rubios y grandes colmillos agarrándome de las muñecas mientras me miraba fijamente. Probablemente había usado la hipnosis.

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Desperté tumbada en un sofá de color carmesí bastante elegante situado en mitad de una habitación de gran tamaño con las luces apagadas. No podría haber visto nada de no ser por esos gigantescos ventanales que dejaban entrar algo de luz reflejada por la luna llena.

No sabía dónde estaba ni si seguía viva. ¿Habrían acabado conmigo aquellos?

-Oh, despertaste... -dijo la última voz que había oído antes de perder el conocimiento en la azotea de la escuela de cazadores. Era él, de nuevo.

En un veloz movimiento, se colocó justo encima de mí y me miró a los ojos. Concentré mi atención en los suyos y me fijé en el color rojo que predominaba alrededor de sus pupilas. Sabía que quería mi sangre.

Llevó sus labios hacia mi cuello y lamió toda su extensión justo antes de abrir la boca para clavar sus dos colmillos. De mis ojos comenzaron a brotar las lágrimas que llevaba conteniendo desde un principio y que segundos después recorrerían mis mejillas cuando de repente el rubio salió disparado por los aires.

Me levanté del incómodo sofá sin dar tiempo a mi cerebro de procesar toda la información y llevé mi mirada al suelo. El chico de cabellos dorados estaba tirado en él, y encima se encontraba Taehyung agarrándolo del cuello.

-Te dije que no le tocaras ni un sólo pelo, Min -apretó un poco su agarre en el cuello del uniforme del chico y este carraspeó debido a la falta de oxígeno -. Os avisé a ti y a Namjoon.

Danger » Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora