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Mis párpados se separaron de manera brusca al oír una llave ser presionada contra la cerradura de la puerta. Mis ojos, enmarcados por oscuras ojeras que habían provocado la falta de horas de sueño, escocieron al penetrar en ellos la luz y la humedad del nuevo día.

Me puse en pie y, veloz, conseguí llegar a la puerta antes de que esta fuera abierta. Necesitaba salir de allí de inmediato.

Alguien pulsó el botón de acelerado de mi corazón justo en el momento en el que Jimin asomó la cabeza a través del umbral y no pude contener la necesidad de abrazarme a él. Él también me estrechó entre sus brazos como si llevara años sin poder hacerlo.

—¿Por qué estás tú aquí? —le susurré despegando mi cuerpo del suyo con los dedos aún en sus hombros y lo miré a los ojos, en los cuales pude apreciar un brillo poco frecuente, una muestra de la aflicción que colmaba su alma. Las palabras salían a trompicones por mi garganta —¿Por qué tienes esa llave? ¿Sabes qué ha pasado con Taehyung? Por favor, vámonos de este sitio —tiré con prisas de la manga del jersey de su uniforme con la intención de salir de allí.

—Eh, tranquila —la voz baja y rasposa de Jimin siempre lograba relajarme en los momentos de angustia, su tono agudo de voz me llevaba a un estado de imperturbabilidad sin importar la situación en la que estuviera—, nadie va a volver a encerrarte aquí, ¿está bien? Taehyung me ha dado la llave.

Mis músculos se tensaron.

—¿Que Taehyung qué? ¿Por qué tenía él las llaves de esta habitación?

Jimin exhaló.

—Ahora voy a explicártelo todo.

La confusión hizo mella en mí. Y él se dio cuenta.

Las pupilas de mi hermanastro envolvieron las mías con suavidad. Sin ni siquiera mover un dedo estaba haciendo que mi pulso volviera a niveles normales. Eso era lo que más me agradaba de él; siempre conseguía reconfortar a las personas sin necesidad de usar su tacto. Su sola presencia bastaba, y no conocía a nadie más que fuera capaz de algo así. Probablemente no existiera.

Su mano agarró la mía con cuidado tras musitar un «vamos» en voz muy baja y me condujo hacia el exterior del antiguo edificio construido en ladrillo rojo. Pocos rayos de sol conseguían colarse entre las nubes grises que ocupaban prácticamente todo el cielo visible. No tardaría en empezar a llover. Apenas se veían personas rondando por el campus, lo más seguro es que todos los aprendices se encontraran en sus respectivas clases.

Mientras caminábamos me di cuenta de que continuaba en aquel camisón blanco que me habrían colocado tras curarme las heridas y quitarme el uniforme embadurnado en mi propia sangre cuando todavía seguía inconsciente. Al caminar fui consciente de los grandes estragos que mi estado físico había sufrido debido a la gran pérdida de sangre a la que mi cuerpo fue sometido. Apenas podía seguirle el ritmo a Jimin.

Mi mente estaba ocupada mientras me preguntaba en qué momento estaría recuperada por completo cuando paró en seco en mitad del camino y me dirigió una mirada llena de preocupación que no supe cómo interpretar. Segundos después Jimin tiró con muy poca fuerza de mi brazo sano y me rodeó de nuevo con los suyos. El espeso follaje de los árboles a nuestro alrededor me dio una sensación de recogimiento. No es que me importara demasiado que me vieran con poca ropa o siendo abrazada por Jimin; de hecho nunca me había importado la opinión de las personas que no fueran cercanas a mí, pero necesitaba algo de paz después de haber formado parte de aquel numerito en el evento hacía un par de días.

—Te estuve buscando por todas partes. Lo seguí haciendo incluso cuando mi padre comenzó su estúpido discurso. Ojalá te hubiera encontrado, de haber sido así nada de esto habría pasado —su agarre se volvió aún más firme, como si no pretendiera dejarme ir de nuevo. Como si alguna vez lo hubiera hecho.

Danger » Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora