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-¿Qué es lo que te gusta de él? -le preguntó Seokjin a Kyun Nam mientras yo los escuchaba charlar plácidamente sentada en las gradas frente al único campo de fútbol de toda la escuela para cazadores.

-¿Todo? -una sonrisa invadió el rostro de nuestra amiga -No hay nada que no me guste de Hoseok después de todo- cuando pronunció aquellas palabras dirigió su mirada hacia la cancha de fútbol. Yo hice lo mismo.

Pude contemplar a Jimin, Hoseok y Jungkook correr tras el balón que pateaba Baekhyun con ambos pies. Concentré mi vista en mi hermanastro. Aún no habíamos hablado de lo que ocurrió el día anterior en el interior del aula. Lo cierto era que aún no había asimilado que Jimin me hubiese besado, en ningún momento me lo esperaba, aunque a decir verdad no fue para nada desagradable. Lo único por lo que me sentí culpable es por el hecho de que incluso cuando él juntaba sus labios con los míos, yo seguía pensando en qué habría pasado si hubiera sido Taehyung quien me besara de esa forma tan dulce.

Minutos más tarde, los chicos se habían cansado de jugar al fútbol, habían subido a las gradas y se habían acercado a Kyun Nam, a Seokjin y a mí. Jimin se sentó justo a mi lado. Lo miré a los ojos y él hizo exactamente lo mismo. Necesitaba saber qué pensaba. De mí, de lo que ocurrió, de todo, pero algo me decía que estaba preocupado. Algo como su mirada llena de temor e incertidumbre cuando me observaba y que luego apartara sus ojos para concentrar su vista en el suelo. Aquello estaba consiguiendo preocuparme a mí también.

Kookie, Hobi y Baek se sentaron en torno a Kyun Nam y a Jin. Por suerte no nos prestaron atención y comenzaron a hablar (o más bien gritar) sobre cosas que no venían a cuento. Jimin sonrió en su dirección cuando los oyó, luego regresó su vista a mis ojos. Mentiría si negase que la sonrisa de Park Jimin no era preciosa, porque no había que ser demasiado inteligente para darse cuenta de que su belleza no era, para nada, algo común.

Sin que los demás se dieran cuenta, llevé mi mano a la suya y pasé mis dedos sobre el dorso de ella. Era suave y pequeña, puede que sea incluso más pequeña que la mía. A diferencia de la de Taehyung, la mano de Jimin siempre estaba caliente, y eso era algo que lo caracterizaba desde muy pequeño.

En un veloz movimiento, la mano de mi hermanastro atrapó la mía y entrelazó sus dedos con los míos. Inmediatamente después de ese adorable gesto por su parte, su sonrisa se intensificó en su rostro a la vez que mi corazón aceleraba sus latidos.

De repente recordé algo:

-Dentro de poco es tu cumpleaños -hablé sin dejar de agarrar su mano mientras que a la vez que rezaba porque los demás no se dieran cuenta de ese pequeño detalle -. Tengo que pensar en un regalo para ti.

-Esto es suficiente -alzó nuestras manos unidas y las observó por un momento para luego volver a dirigir sus ojos a los míos -, no necesito nada más que estar contigo el día de mi cumpleaños. Prométeme que vas a estar ahí. Es lo único que quiero como regalo.

Prométeme que vas a estar ahí.

Estaba completamente segura de que el significado de aquella frase iba más allá del que en un primer momento debió haber tenido únicamente.

-Lo haré -pero no podía fallarle. No a él.

De un instante a otro no supe a dónde mirar. Su adorable sonrisa me había hecho sonrojarme incluso delante de todos los demás. Sus ojos seguían sobre mí, pero los míos, rápidamente, habían viajado de los suyos a algún punto del verde campo de fútbol. ¿Cómo era posible que ese chico lograra ponerme tan nerviosa? ¿No era sólo Taehyung el único que podía lograr ese cometido? ¿Por qué seguía pensando en él incluso cuando ya no estaba ahí?

Danger » Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora