EPILOGO

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Un ligero temblor estaba presente en sus manos, queriendo expandirse rápidamente y sin piedad por todo su cuerpo. Su garganta estaba seca, pasaba saliva con desesperación, sentía un sudor situarse en su nuca. Respiro profundo y trato que su voz no delatara su estado.

–¿Estas seguro de esto? – preguntó un Louis Tomlinson completamente nervioso.

– Si, vamos hacerlo. – respondió Harry con una aparente y envidiable seguridad aunque por dentro todo su organismo temblaba como gelatina.

– Pero ¿y... si todo resulta mal? – Lo miro con ojos preocupados.

– Todo va ir bien, confía en mí. – Se acerco a su rostro y beso la frente del más bajito, éste cerro los ojos y trato de calmarse, confiaba en Harry, de verdad lo hacia, tal vez más que en si mismo.

– De acuerdo. – suspiró.

Ambos unieron sus manos, y las apretaron como nunca, pues era la única manera en la que los dos podían atreverse a hacerlo, respiraron profundo, se miraron con aquella intensidad que los caracteriza y sonrieron para darse valor y así, con sus manos entrelazadas caminaron a la cocina donde Anne y Jay los esperaban.

Sus madres.

Caminaron con sus manos aún aferradas la una a la otra con fuerza a través de la cocina.

Cuando ellas se percataron de la presencia de sus hijos en la estancia inevitablemente sus miradas viajaron a las manos unidas de ambos jóvenes, sus hijos.

– Mamá... – empezó Harry recorriendo su mirada de una a la otra –Jay... Tenemos que decirles algo.

Y Aunque aún no confesaban nada, ambas sabían lo que se avecinaba, era obvio, obvio en sus manos, en sus rostros tensos, en el nerviosísimo en sus cuerpos y por su puesto era obvio el amor en la mirada de ambos.

Los ojos de Anne estaban conmovidos, ella de alguna manera lo sabía, sabia que su hijo era especial, y sabia que era Louis.

Lo sabia por que Harry no se cansaba de contarle momentos vividos con él, que aunque fueran viejos recuerdos de infancia, se conservaban frescos en su memoria y los recordaba todo el tiempo, no importaba la hora, el día o el lugar e inevitablemente los compartía con su madre sin percatarse si quiera que ella ya los había escuchado con anterioridad miles de veces de su misma boca. Pero siempre se callaba, nunca lo detenía, dejaba que su hijo hablara y hablara como si se tratase de su súper héroe favorito, por que algo en los ojos de su hijo se iluminaba cuando mencionaba a Louis, y Harry era feliz y eso era lo más importante para ella. Sin importar que no cumpliera con las expectativas de toda madre, ella amaba a su hijo tal cual es y daría lo que fuera por verlo siempre con esos ojos, con esa sonrisa.

Por otro lado Jay no separaba la mirada de las manos entrelazadas de los jóvenes. Miro con ojos muy abiertos a su hijo, que le sonrió nervioso pero con algo oculto a través de ellos, algo que se encendió cuando miro a Harry y este le regreso la mirada.

– ¿Qué pasa, Louis? – Pregunto Jay.

Harry apretó la mano de Louis con tanta fuerza que casi sintió dolor, pero aquel gesto era para darle valor. Harry estaba ahí, con él, a su lado, sosteniendo su mano y tenían que ser valientes.

– Harry y yo...– Hizo una pausa cuando Jay se llevo la mano a su boca para cubrir su asombro y Anne su mano al pecho en un vago intento de sostener su corazón. Harry le sonrió.

Lo sabe. Lo acepta.

Louis miro a Harry y este le regreso la mirada llena de valor, llena de amor y se dio cuenta que estaba haciendo bien, en estar ahí parado frente a sus madres, se dio cuenta que no estaba equivocado en confesar el amor que sentía por él delante de su madre, por que cuando lo miraba a los ojos quería gritarle al mundo que ese hombre era suyo, completamente suyo.

PONTEXXX-DURO. (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora