Siempre.

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El día anterior yo había vuelto de mi primera misión con el equipo 7. Kakashi-sensei era un gran ninja y también una muy buena persona, pero echaba de menos a mi sensei y a mis compañeros.

Y a todos nos había sorprendido lo bien que me compenetraba con Naruto, apenas una palabra nos hacia falta para entendernos.

Y ya habían pasado los tres días. Así que yo me encontraba en la entrada de la aldea esperándole, temblando. Ino decidió que debía decírselo cuando viniera.

Cuatro personas se podian observar a lo lejos como caminaban y mis nervios aumentaban al ritmo de sus pasos. A quien primero reconocí fue al Hyuga, como siempre. Podía estar entre la multitud, pero siempre le vería a el primero.

Sonreí con inseguridad cuando llegaron hasta mi, y Ten-Ten me miró con preocupación, sabiendo lo que me ocurría.

– ¿Qué tal la misión sin mi? ¿Mejor?– Pregunté con una risita.

– Mejor.– Aseguro Neji.

– ¡Que no te creas gracioso!– Me quejé dándole en la cabeza.

– Sin ti ha sido más aburrido.– Dijo Lee y yo sonreí con ternura.

– ¿Y tu que tal con mi rival?– Preguntó Gai-sensei con entusiasmo.

– ¡Yo siempre estaré junto a su juventud, sensei!– Respondí haciendo la posé guay, haciendo que Gai-sensei llorara de orgullo.

– Tu a mi ya no me besas.– Habló Neji por detrás cruzando los brazos y negando con la cabeza.

Yo solo hice una mueca de enfado.

Después de un poco mas hablando, todos se fueron, dejándonos al Hyuga y a mi solos.

Él se acercó a mi con la intención de besarme y yo me aparté, sonriendo.

– ¿No decías que no te besara?– Reí.

– Pero tu no me besas, te beso yo a ti.– Informó con una sonrisa de lado.

– ¡Pues ahora soy yo quien no quiere que le beses!– Proteste entre carcajadas ante las muecas de Neji.– Eso te pasa por tonto.– Dije antes de darle un pequeño beso. Di un gran suspiro.– ¿No querías enseñarme algo?

– Es verdad. ¿Tienes tiempo ahora?

– Toda la vida si hace falta.– Susurré. Él entrelazó nuestros dedos y comenzamos a caminar por el bosque mientras me contaba sobre su misión.– ¿Como que te hiciste amigo de una chica?– Pregunté con un tono molesto.

– Teníamos que proteger a su hermano, por lo que estuvo con nosotros durante la misión. No era estúpida, así que me cayó bien.

– A mi no me gusta esa chica.

– ¡Pero si ni si quiera sabes su nombre!– Se quejó.

– ¡Me da igual!– Separé mi mano de la suya y cruce mis brazos.

– No te enfades.– Se colocó detrás de mi y me tapó los ojos.– Dejá que te guíe yo.

Después de una pequeña caminata y varios tropiezos, destapó mis ojos. Los abrí intentando que mi vista se acostumbrara de nuevo a la luz y observé.

Era precioso. Había una gran cascada, y flores de loto sobre el agua. Habia grandes arboles alrededor, con pequeñas florecitas de varios colores y un prado verde. Y los rayos de sol se reflejaban en el agua.

– E..es precioso.– Hablé con asombro.

– Como tu.– Susurró Neji casi inaudible. Yo le miré, coloqué mis brazos alrededor y le di un largo beso. Después me separé y sonreí.

– Vamos a sentarnos.– Le cogí de la mano y caminamos hasta la hierba, para luego sentarnos. Estábamos en silencio y yo sentía cada vez más miedo. Y mas nostalgia, pensando en que ya no podría tener momentos así con el.– Neji, ¿recuerdas aquella conversación que tuvimos cuando nos perdimos en el bosque?

– Ah, si. En aquella rama.

– ¿Puedo confesarte?– Le pregunté al Hyuga mientras balanceaba mis pies.

– Claro.– Contestó mirándome.

– A veces, bueno, casi siempre, siento que me odio.– Miré al frente y sonreí con tristeza.

– ¿¡Qué!?– Preguntó el alarmado.

– Lo pienso y a cada persona que amo, acabó dañándola. Cada vez que digo «te quiero» tengo miedo a que respondan «yo también». Pero tengo esta sensación mucho antes de que arrasaran mi aldea. Creo que desde que tengo memoria. Por que siempre he sido demasiado débil. Todo mi daño lo recibian mis amigos o mi hermano. Y no quiero que pase eso contigo. Quiero hacerme fuerte, no depender de nadie, quiero querer con seguridad, sin dañar, por que esa es mi forma de amar. ¿Lo comprendes? Y haré cualquier cosa para poder conseguir ser mucho mas fuerte.– Sonreí.

– Y yo te apoyaré en todo.– Contestó él.

– ¿Incluso si tengo que prostituirme?– Pregunté riendo. El Hyuga me dio un golpe haciendo que cayera del árbol.

– Incluso si tu te odias, yo siempre te amaré.– Gritó el desde arriba.

– ¿Siempre?– Pregunté sobandome la cabeza.

– Siempre. Aun que seas una idiota.


– Me hice daño cuando caí. Que lo sepas.– Me quejé.

– ¿Por qué has recordado eso ahora? No iras a prostituirte, ¿verdad?– Pregunto preocupado.

– ¡Claro que no! Realmente no es nada.– Contesté.

– ¿Te pasa algo?– El Hyuga me conocía demasiado bien.

Di una gran bocanada de aire y después recordé que Ino me exigió que tenia que declararme. Miré a todos lados. Abrí la boca para hacerlo, pero no podía. Nosotros no éramos así.

– Peleemos.– Dije.





Por ti. (Neji y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora