Capítulo 1

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Me despierto por el ruido de la alarma.
Cojo unos pantalones largos, una camiseta abrigada y unas AirMax a juego con mi jersey, me voy a la ducha y me lavo rápido con tal de no llegar tarde a mi último año de universidad. Después de que nos dieran el graduado en Bachiller, Sara y yo decidimos compartir piso en Madrid. Normalmente, solíamos ir a visitar a nuestras familias los fines de semana, pero poco a poco fuimos perdiendo esa costumbre. Pretendíamos que nada nos distragera de nuestros estudios. Decidimos sacarnos la misma carrera para, también, poder trabajar juntas, aunque ni siquiera sabíamos si íbamos trabajaríamos de nuestra profesión.
Tras pensar en todo lo que hemos logrado y a dónde hemos llegado, enroyo una toalla en mi cabeza, me visto y salgo a desayunar con ella.
-Buenos días- me dice sonriente como cada mañana.
-Hola Sara¿Como has dormido?- cojo la taza de café y comienzo a soplar con tal de quitarle de quitarle el humo que sale.
-Bien, la piel del empeine un poco irritada, pero es normal supongo- se encoge de hombros y absorve de la taza.
Hace varios días, Sara y yo fuimos a hacernos un tatuaje. En él, sale una Paloma volando de su jaula que significa que somos libres, el simple hecho de que sean iguales es porque siempre permaneceremos juntas.
Cuando nos tomamos el desayuno, cogemos nuestros bolsos y nos vamos a la uni.
Sara y yo ya tenemos coches desde recién cumplidos los 18, pero siempre optamos por ir en metro para evitar accidentes.
Llegamos a la universidad, bajamos del metro y entramos rápidamente para no pasar frío fuera. Estamos a 1 de Octubre.
-¿Ciencias Sociales?- le pregunto mientras dejamos las cosas en las taquillas.
-Ciencias Sociales- afirma, cerramos con seguro y subimos a lo que es un sufrimiento matinero.
Entramos a clase y nos sentamos en la primera fila para asegurarnos que antendemos. Somos las mejores alumnas que el señor Rodriguez puede tener, no queremos ofenderlo.
-Bien, comenzaremos con política- comienza diciendo el señor Rodriguez.
-Hablemos mejor de las chicas de primera fila- grita Marcus, el gracioso de la clase.
-¿Donde está tu gracia Marcus?- se gira Sara hacia él- corre, corre- dice señalando a la puerta- se va por ahí- y hace estallar a la gente de risa haciendo que Marcus se muera de la vergüenza.
-Venga, empecemos y basta de tonterias.
Cojo el carpesano y lo abro. Un montón de imagenes que esclatan en él y revuelven mi estómago, como cada día.
Una foto de nosotras... Cinco.

Tras abandonarnos momemtaneamente, Sara y yo nos fuimos de aquel lugar que jamás podríamos alcanzar sin ellos. No hemos perdido el contacto con ellas, seguimos hanblando.
Otra foto con la primera ecografía de Stella. Esa foto me hace sacar una sonrisa, parece mentira que nos odiaramos tanto y acabara con una fotografía de su hijo cerca de mi. Ese niño tendría que estar ya enorme.
Miro más, como si buscara otra foto, otra foto que calmara ese jodido dolor que, aún tras tres años, llevaba dentro. Una foto de él. Pero no había ninguna, ni una que recordara lo mal que...
-¿Paola?- me interrumpe el señor Rodriguez.
-¿Sí? Sí sí, perdóname- me disculpo avergonzada.
Toca la campana y nos vamos a la siguiente clase.
Desde lo sucedido, no tenemos metas en la vida salvo sacarnos una carrera. Solíamos escuhar temas de conversación sobre nuestras amigas y habian personas que se atrevian a preguntar que nos habia pasado.
Los días eran monótonos, nos levantábamos, íbamos a clases y, después, volvíamos a casa. No teníamos propósitos de salir, pasarnoslo bien o algo por el estilo.

Suena la alarma que finaliza las clases por hoy, pero la profesora nos para un momento.
-¿Sí, señorita Torres?- dice Sara alargando una sonrisa.
-Tengo buenas noticias para vosotras, una empresa multimillonaria ha visto los bocetos que me mandasteis por correo- adopta una cara seria.
-¿Y que han dicho?- sonrío impactada.
-¡Quieren ofreceros trabajo ya!-aplaude con las manos pegadas a la boca.
-¿Enserio?- abro los ojos como platos sin creérmelo- no puede ser.
-Sería perfecto... Si no quedara un año por delante- dice sara sin sonrisa alguna.
-Oye, oye, uno, es cierto y dos, con la paga que os darían, no haría falta que continuárais en la universidad, quieren daros la permanencia, iríais juntas a todas partes y, de todas formas, podeis acabar la universidad allí- recoge los papeles de la mesa.
-¿Allí donde?- pregunto curiosa.
-¿Aceptais el trabajo?- levanta una ceja.
-No sé, tendríamos que hablar con nuestros padres- dice Sara.
-Oh vamos, no todos los días se ofrece un trabajo así chicas, teneis casi 20 años. Creo que ya va siendo hora de que toméis vuestras propias decisiones- dice extendiendo una hoja delante de nosotras.
-Señorita Torres...- digo mirando el papel duvitatiba.
-Llamadme Alicia- sonríe.
-Alicia, aceptamos- coge Sara la hoja y firma sin leerla- no se sabe cuando nos llamará otra empresa multimillonaria¿no Pao?
-Está bieeeen- suspiro, pero cojo el bolígrafo y firmo- Ahora que ya es seguro, dónde vamos y cuándo- digo mordiéndome el labio inferior.
-A Londres en dos días- sonríe y se va por la puerta dando palmaditas.

Y se nos encoge el pecho, las lágrimas amenazan con salir y el aura se desmorona a cada milésima de segundo que pasa. Noto que mi respiración se acelera y por un instante pienso que no hemos firmado por ir. Ruego haberlo soñado. Miro a Sara y esta observando un punto fijo, pero ya no hay marcha atrás. Tenemos que ir.

QECEE *editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora