Capítulo 2

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Durante un día miro las mil y una maneras que hay para no asistir a Londres, pero una chica ya nos ha llamado diciéndonos donde estaba nuestro trabajo, que nos pagarían 3000 libras al mes y que teníamos coche y piso de empresas, por lo que estaría todo pagado.
Asique, tragando ese gran nudo que se me hace en la garganta, estuvimos despidiéndonos de nuestras familias.

Llegamos al aeropuerto de Madrid, donde nos pidieron los pasaportes y nos esperamos a que nos llamaran para coger el vuelo con destino a nuestro infierno.
Sentadas en el asiento, me llega un mensaje de un número que desconozco:
"SE LES COMUNICA DESDE "DOLCE"(EL NOMBRE DE LA EMPRESA) QUE ESTA MISMA NOCHE COMENZARÁN SU TRABAJO A CAUSA DE LA FALTA DE DOS MAQUILLADORAS. UN CORDIAL SALUDO: SRTA. EVANS"
Sonrío y miro a Sara mientras guardo el móvil.

-Nuestra nueva directora quiere que trabajemos esta noche.
-Que ilusión- dice Sara mirando al frente-pero ¿cuando iremos a la uni?
-Supongo que en los tiempos libres.
-¿Y vestimenta?- dice Sara mirandose a sí misma.
Me encojo del hombro e ignoro prácticamente lo que ha dicho.
-Yo lo que llevo puesto.

"ULTIMO AVISO PARA LOS PASAJEROS CON DESTINO A LONDRES"

Subimos al avión. Nos sentamos en los asientos correspondientes, con suerte, nos ha tocado en las ventanas, donde podíamos ver el cielo y despejarnos de lo que se nos venía encima. Un millón de recuerdos rotos.
Por fín, bajamos del mareante avión y marchamos hacia la calle que está casi vacia. Son las diez y media, el aire corre congelado, asique llamamos a un taxi para que venga y nos lleve a DOLCE.
-Donde se dirigen- pregunta amablemente el taxista, de mediana edad y algo gordito.
-A DOLCE porfavor- respondo mirando por la ventana.

Mirando, me vienen millones de recuerdos, la primera vez que vi a Harry, montar en moto, fiestas, desastres, la primera vez que me dijo que me quería y la última vez que lo ví... Hace tres años.
Veo que el taxista gira y la calle comienza a brillar mucho y me saca de mis pensamientos. Hemos llegado.
-Serán 20 libras señoritas.
Sara le alarga algo de dinero y yo le prometo a ella invitarla a cenar. Bajamos y observamos atentas el edificio. Cuarentaisiete plantas sumidas de lujuria.
En la entrada -que parece bañada en oro- nos espera una chica bastante alta, morena de ojos verdes. Nos mira mal.
-Ho... Hola, somos las nuevas maquilladoras- digo con el corazón en la garganta.
-Hola...- nos mira de arriba abajo con sarcasmo- me llamo Helen y soy vuestra "directora" por así decirlo, yo mando por encima de vosotras, después está Vicky Evans que es la rectora de todo esto- dice señalando el edificio- bien, entremos.
Nada más entramos intentamos no gritar y ahogamos un gemido de alucinación. Paredes blancas, suelo blanco, lámparas brillantes y modelos increibles caminando desnudas por todas las salas. Entramos en el ascensor el cual es todo transparente. Al llegar a la última planta nos mete en un despacho y sale riendo. Nos sentamos y esperamos.

-Buenas noches- dice una perfecta peliroja que tiene unos 50 años pero aparenta 21- soy Vicky Evans, dueña de DOLCE y os he contratado porque haceis cosas espectaculares... Aunque físicamente, pareceis desechos sociales- sonríe.

Pero su comportamiento me hace enfurecer y evito gritarle porque mi subconsciente me grita que son 3000 libras al mes.

-Bien, Helen ya os ha explicado casi todo lo que teneis que saber, se os darán 90 libras a la semana para vuestra gasolina del coche...

Y entonces entiendo todo el dinero que se mueve en esta empresa,¿dinero para gasolina?¿Cuantas empresas hacen eso?

-Si haceis algo mal os despediré, si faltais al respeto os despediré- vuelve a sonreir como si fuera un chiste- os necesitamos disponibles las 24h del dia salvo cuando os diga que teneis vacaciones¿entendido?

"Si" contestamos al unisono.

-Ah- nos mira- y que sea la última vez que venís así de desaliñadas, asique, el primer sueldo, ya os estais comprando ropa, mientras, Helen os dará algo hoy, comenzais en trenta minutos, suerte- sonrie y, aunque nos ha llamado desechos sociales, parece buena mujer.

Cuando salimos hay dos mujeres esperando con un montón de ropa. Unos pantalones largos ajustados con unos tacones y un top con hondas es lo que me ponen porque segun ellas, tengo la barriga tonificada. A Sara una falda, con una camisa y otro pares de tacones que realzan sus piernas. Así tendremos que ir siempre, y la verdad, nos sentimos genial.
Tras maquillar a lo que se me hacen 2 millones de modelos para una sesion de fotos, los parpados comienzan a cerrarse y comprendo que es una gran falta de sueño.

-Podeis marcaharos si quereis- sonríe Helen- hemos acabado.
-Bien- dice Sara con cara de cansancio.
-Mañana os llamaremos no sabemos la hora, pero os llamaremos.

Nos despedimos de ella y nos subimos al Audi que nos han dado, mientras Sara conduce, yo me quito los kilos de maquillaje que nos han puesto en la cara con una toallita y me cojo el pelo. Cuando aparcamos, no muy lejos de la empresa, me doy cuenta que el piso que nos han dado es algo grande para nosotras, pero me rio porque nos va encantar.
Cuando llego al cuarto donde yo me voy a ospedar, alucino. Una cama americana enorme con vestidor y baño própio incluido. Sábanas de seda negras, paredes blancas con todas las decoraciones a juego con las lámparas y televisión de plasma.
Pero estoy demasiado cansada, asique saco mi libro de lectura, lo dejo en la mesita y me quedo totalmente dormida.
Cuando me levanto, estoy tapada, mi libro tirado en el suelo y la ventana abierta.

QECEE *editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora