Prólogo:

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La alarma comienza a sonar y hace que me despierte. Estiro mi brazo y apago la alarma. Hoy miércoles es un día el cual a amanecido de una manera magnífica, excepto porque es mitad de semana. Los rayos del sol se filtran por la venta y cruzan el denso aire de New York hasta posarse en nuestra cama matrimonial. Me siento al borde de la cama y tomo el retrato que se encuentra en la pequeña mesa al lado de mi cama. Es un retrato de la boda. Han pasado los años y siento que fue ayer cuando conocí a esta mujer. Todavía tiene la habilidad de hacerme sentir cosas que nunca he sentido por otra mujer, y eso, que hubieron muchas. Dirijo mi vista hacia ella y veo cómo la suave seda yace sobre su cuerpo. Me levanto a pasos torpes hacia el tocador para tomar un baño, pero el llanto de Mikael hace que me de la vuelta y lo tome en brazos.

Nuestro tercer bebé es hermoso igual que su madre. Cabello oscuro, tez clara y ojos tentadoramente hermosos. Tiene que tener hambre.

Me dirijo de nuevo a la cama y despierto a Annie.

- ¿Quieres dejarme dormir? -murmura-.

- Tu hijo tiene hambre mujer.

- Dale un biberón que está en la nevera, llevo despierta toda la noche.

- La leche que contiene ese biberón no es la misma leche que la maternal, así que dale de comer a tu hijo.

Annie suspira fuertemente y por fin toma la iniciativa de levantarse. Pongo a la pequeña criatura en sus brazos y le doy un pequeño beso en los labios.

- Buenos días -murmuro pegado a sus labios-.

- Buenos días cariño -responde ella-.

Luego de un muy apasionado beso, me despego de ella.

- Tienes un hijo al que alimentar y yo tengo que trabajar.

- Siempre estás trabajando Derek, deberías tomarte unas vacaciones.

- Siempre dices lo mismo, si fuera por ti, tomaría vacaciones todos los días.

- No serían aburridas -dice en un tono pícaro-.

- Se levantó muy apasionada esta mañana señorita Smith, ¿debería preocuparme por eso?

- Deberías preocuparte luego -dice con una sonrisa pervertida-.

- Vale, me iré a bañar.

•••

Luego de tomarme un cálido baño, me dirijo hacia el armario para poder vestirme. Comienzo poniendo mi ropa interior y luego los pantalones. Cuando casi estoy terminando de ajustarme la camisa, Annie aparece en la puerta del armario.

- Estoy tarde Annie -reclamo antes de que comience a acercarse a mi-.

- Te ayudaré a ajustarte la camisa -dice acercándose a mi-.

- ¿Sabes que me estás desajustando la camisa verdad?

- Mmmm.... Si -dice depositando leves besos en mi cuello-.

Dios, esta mujer me pone al cien.

La tomo del rostro y comienzo a besarla lenta y apasionadamente como siempre lo hago. Mientras ella entrelaza sus dedos en mi cabello, puedo sentir cómo su respiración se vuelve irregular contra mis labios. Un carraspeo proveniente de la puerta del armario hace que nos separemos.

Es Teddy.

- Ew -es lo único que se digna a decir-.

- Caballero llegará el momento en que retirará esas palabras de la boca -digo abotonando mi camisa-.

- Si como sea -dice cruzándose de brazos- mamá, ¿iremos a comprar...?

- Si si si -le interrumpe Annie-, si, iremos.

Veinticuatro Horas (Trilogía EDMJ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora