Hora catorce:

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Me levanto sobresaltado al recordar que aún sigo en el hospital. Me siento correctamente en el sofá y paso las manos por mi cabello. El dolor de la oreja se alivió un poco gracias a los medicamentos que me dieron. Observo a Annie quien duerme plácidamente en su camilla. Me levanto a regañadientes y me dirijo a mis hijos quienes también duermen juntos en una misma camilla. Luego me dirijo hacia Mikael quien duerme en una pequeña cuna que había pedido. Un sonoro suspiro sale de mi garganta.

Salgo de la habitación y me dirijo a una cafetería que se encuentra en el hospital.

- Buenas tardes ¿en qué puedo ayudarle? -dice la chica que está tras el mostrador-.

Muestra cierto aire de superioridad y saca sus grandes y voluminosos senos hacia adelante y comienza a jugar con su cabello rubio de farmacia, acto que me parece un poco repugnante.

- Deme tres órdenes de panqueques y cinco "cinnamon rolls" por favor -digo aclarándome un poco la garganta-.

- Lo siento lindo, solo servimos esas cosas en el desayuno -dice recorriéndome con la mirada-.

- Mira rubia de farmacia -le digo con el mismo aire de superioridad con el que ella me comenzó a hablar-, no estoy para discutir, así que deja de hechar tus senos plásticos hacia mí y sírveme la puta orden que te pedí -mi paciencia se había acabo y las palabras habían salido de mi boca sin darme cuenta-.

Ella vuelve a una postura normal en la cual no tiene los senos hacia adelante y tampoco juega con su cabello. Su rostro es de pura sorpresa y no me sorprendo.

- Claro -dice aclarándose la garganta-, ¿añado algo más en su orden?

- Dos cafés con leche, dos vasos de zumo de naranja con tapa y un vaso de leche -murmuro tratando de contenerme por no gritarle-.

- Claro -dice tecleando su computadora-, serían $25.86

Saco mi tarjeta de crédito y se la doy, apunto mi número secreto y me siento en una de las sillas para esperar mi orden. No puedo evitar sentir las miradas de las mujeres, así que me acomodo en la silla y centro mi atención en el teléfono.

Releo una y otra vez los mensajes del número desconocido...

"Cambio y cambio, los cinco millones de dólares por tus tres hijos. Te quiero en el bar "Yiutshi" en 15 minutos con los cinco millones y te damos a tus hijos, sino, tu oportunidad de volver a verlos terminará para siempre."

"Creo que ahora se te hará un poco más difícil entender direcciones ¿verdad?

...

Buena suerte en tu próxima hora.

;) "

Dejo de leer los mensajes al darme cuenta de que mi respiración estaba agitada. Paso mis manos por mi rostro y no puedo evitar bostezar. No he dormido nada y el cansancio se apodera de mi. La chica rubia camina con mi orden hacia mí y yo me levanto rápidamente.

- Su orden señor -dice con una voz completamente falsa-.

- Gracias -digo tomando mi orden siguiéndolo de largo-.

Cuando llego al despacho en el que se encuentra Annie, la veo hablando con Bruce y puedo escuchar una pequeña parte de la conversación.

- ... Derek estaba muy preocupado -le dice Bruce a Annie-.

- ¿Por qué ocurrió todo esto? -le susurra ella-.

Veinticuatro Horas (Trilogía EDMJ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora