- Hubiera preferido que no supieras mi nombre.
- Lo dijo él. En voz alta, ¿qué iba a hacer? ¿Taparme los oídos y cantar muy alto?
- Eres muy insufrible, Joaquín.
- Tozudo como una mula, ese soy yo. Todo Escarrilla lo sabe.
- Yo incluída, para mi desgracia.
- Y yo que te empezaba a ver poner buena cara cuando creías que no te miraba nadie...
- Hmf. No gracias a ti. Solo me alegré de que Bethesda pudiera curar al chaval de Laura.
- Sí, la verdad es que sus talentos me han sorprendido hasta a mí.
- Por no hablar de los de el tipo pálido ese. Arán.
- Arán Zuría. Diría que es un nombre vasco, ¿no?
-Ni idea. Yo apenas había salido de Tarragona, antes de... todo esto.
- ...
- ...
- ¿Confías en él?
- ¿En Zuría? ¿Y yo qué sé? Lo único que tengo claro es que no puedo quedarme más tiempo.
- ¿Dónde está ahora?
- Se llevó la cabeza del vampiro. Dijo que iba a hacerle unas cuantas preguntas antes de acabar con él.
- ¿Esa cosa puede hablar? ¿Sin pulmones?
- Zuría te ha cogido prestado el fuelle.
- Oh, Dios...
- Intento no hacerme preguntas ni imaginarme nada.
- Ojalá pudiera hacer lo mismo yo... Confiaba en que podía mantener al menos, este pueblito al margen de los Rincones Oscuros. Pero Otromundo se extiende como un virus.
- Ah, genial. ¿En qué me convierte eso a mí? ¿En la portadora? ¿Cómo un perro rabioso?
- En otra víctima.
- No. Soy. Una. Víctima.
- Ay... está bien, está bien. En otra afectada por el mal, ¿de acuerdo?
- Algo mejor, supongo. Oye, ¿no había otro sitio donde hablar?
- ¿No estás cómoda?
- No sé qué decirte. Es pequeño y estrecho, y estoy desarrollando un sano miedo a los sitios donde puedan acorralarme.
- Para mí es hasta acogedor. Estás tú, un oído amigo, tu confesión, y nada más. Es un lugar seguro.
- No hay ningún...
- Por ahora, quiero decir.
- ... vale. Entonces, ¿empiezo sin más? (¿Cómo me he dejado convencer de esto?)
- Sí, claro.
- Vale, pues... Ave M...
- No.
- ¿Eh?
- Que no. No digas cosas que no piensas ni crees.
- Pero se hace así, ¿no? Si voy a hacerlo...
- Se suele hacer, pero no tienes que decir unas palabras mágicas. Lo que funciona es que le confías a alguien qué cosas has hecho mal.
- Para eso no me haría falta un curita.
- No, claro que no.
- ¿En serio?
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Alianza de Acero: una novela de Dark'n'Soul
FantasyGina Serna lo ha perdido todo. Su familia, su corazón, su bondad. Sólo le queda la venganza. Tulius, el influyente hechicero, la quiere para si. El Djinn, el demonio insinuante, ansía hacerla suya. Gina, por su parte, planea utilizar al segundo para...