(12) Joaquín: Confesionario

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- Hubiera preferido que no supieras mi nombre.

- Lo dijo él. En voz alta, ¿qué iba a hacer? ¿Taparme los oídos y cantar muy alto?

- Eres muy insufrible, Joaquín.

- Tozudo como una mula, ese soy yo. Todo Escarrilla lo sabe.

- Yo incluída, para mi desgracia.

- Y yo que te empezaba a ver poner buena cara cuando creías que no te miraba nadie...

- Hmf. No gracias a ti. Solo me alegré de que Bethesda pudiera curar al chaval de Laura.

- Sí, la verdad es que sus talentos me han sorprendido hasta a mí.

- Por no hablar de los de el tipo pálido ese. Arán.

- Arán Zuría. Diría que es un nombre vasco, ¿no?

-Ni idea. Yo apenas había salido de Tarragona, antes de... todo esto.

- ...

- ...

- ¿Confías en él?

- ¿En Zuría? ¿Y yo qué sé? Lo único que tengo claro es que no puedo quedarme más tiempo.

- ¿Dónde está ahora?

- Se llevó la cabeza del vampiro. Dijo que iba a hacerle unas cuantas preguntas antes de acabar con él.

- ¿Esa cosa puede hablar? ¿Sin pulmones?

- Zuría te ha cogido prestado el fuelle.

- Oh, Dios...

- Intento no hacerme preguntas ni imaginarme nada.

- Ojalá pudiera hacer lo mismo yo... Confiaba en que podía mantener al menos, este pueblito al margen de los Rincones Oscuros. Pero Otromundo se extiende como un virus.

- Ah, genial. ¿En qué me convierte eso a mí? ¿En la portadora? ¿Cómo un perro rabioso?

- En otra víctima.

- No. Soy. Una. Víctima.

- Ay... está bien, está bien. En otra afectada por el mal, ¿de acuerdo?

- Algo mejor, supongo. Oye, ¿no había otro sitio donde hablar?

- ¿No estás cómoda?

- No sé qué decirte. Es pequeño y estrecho, y estoy desarrollando un sano miedo a los sitios donde puedan acorralarme.

- Para mí es hasta acogedor. Estás tú, un oído amigo, tu confesión, y nada más. Es un lugar seguro.

- No hay ningún...

- Por ahora, quiero decir.

- ... vale. Entonces, ¿empiezo sin más? (¿Cómo me he dejado convencer de esto?)

- Sí, claro.

- Vale, pues... Ave M...

- No.

- ¿Eh?

- Que no. No digas cosas que no piensas ni crees.

- Pero se hace así, ¿no? Si voy a hacerlo...

- Se suele hacer, pero no tienes que decir unas palabras mágicas. Lo que funciona es que le confías a alguien qué cosas has hecho mal.

- Para eso no me haría falta un curita.

- No, claro que no.

- ¿En serio?

Alianza de Acero: una novela de Dark'n'SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora