Adorable serpiente volumen 2

Nuestro

Nunca he sido una persona amable. No tengo paciencia, ni ternura, ni tiempo para los inútiles. Pero cuando los Merodeadores hicieron su peor broma hasta la fecha y dejaron a Severus Snape convertido en un niño de dos años, no tuve elección. Y lo peor de todo es que terminé queriendo al sucio mestizo.Todo comenzó hace unas semanas. Iba caminando rumbo a la sala común cuando el sonido de las risas de los Gryffindors me puso en alerta.Cuando giré la esquina del pasillo, vi a Potter y Black doblados de la risa, mientras un niño pequeño, de cabellos oscuros y ojos enormes, estaba sentado en el suelo con una expresión de confusión absoluta.

—¡Qué demonios han hecho! —rugí, sacando mi varita.

Sirius se cruzó de brazos con una sonrisa arrogante.—Solo lo hicimos más adorable.

Lupin suspiró.—Es temporal… en unos días volverá a la normalidad, creo.

Ignoré sus palabras porque, en ese momento, el niño Severus alzó sus brazos hacia mí y dijo con una vocecita temblorosa:

—Upa.

Me congelé.—¿Qué?

—Upa —repitió, con un puchero en los labios.

Era la cosa más tierna que había visto jamás. Los Merodeadores se rieron más fuerte.

—Ay, mira, Black. Se ha encariñado contigo. ¿Quién lo diría? Hasta los feos monstruos tienen sentimientos —dijo Potter.

Sirius, ese traidor, se dobló de la risa.

—Siempre supe que Snivelly era un bebé.

Fue la gota que derramó el vaso. Sin pensarlo dos veces, lancé un hechizo que hizo estallar una de las lámparas del pasillo.

—Corran. Ahora. O los mataré.

Y lo hicieron, esos cobardes.Con Severus en brazos, me giré y me fui directo a la Sala Común de Slytherin.Cuando entré con un bebé en brazos, el silencio fue absoluto.

—Bellatrix, ¿qué es eso? —preguntó Lucius, frunciendo el ceño.

—Esto es Snape.

Narcissa se llevó una mano a la boca, sorprendida.

—¡Qué cosita más preciosa!

Regulus se inclinó con curiosidad.

—Es… pequeño.

Severus nos miró a todos con una mezcla de confusión y timidez.

—¿Hoga?

Mi pecho se apretó.

—Sí, Sev. Estás en casa.

Los Slytherin adoptaron a Severus en menos de un día. Narcissa le tejió un suéter verde con una serpiente bordada. Lucius trató de enseñarle modales, pero el niño insistía en llamar a los cubiertos "pichotes".
Regulus le regaló un peluche de dragón, al que Severus llamó "Bubu". Y yo… bueno, yo me convertí en su refugio.Cada noche, cuando las luces se apagaban, Severus gateaba hasta mi cama y susurraba:

—Tixi… tego mielo.

Y yo, Bellatrix Black, la futura señora Lestrange, la más temida de Slytherin… Le hacía espacio en la cama y lo dejaba dormir junto a mí. Me despertaba con un beso en la mejilla de esos pegajosos. Nunca escucharán que me llegaron a gustar. Los demás también estaban encariñados. Mulciber lo llevaba en los hombros y le contaba historias, mientras él aplaudía emocionado. Rodolphus intentó enseñarle a lanzar pequeños hechizos sin varita, y Lucius, aunque intentaba mantenerse serio, no podía evitar sonreír cuando Severus lo llamaba "Lulu". Regulus era "Gus", Narcissa "Cissy" y yo, por alguna razón inexplicable, "Tixi".