ＲＥＳＥＮＴＭＥＮＴ. ▎ ban ¹

29. broken hearts

Sus pies tocaron el césped momentos después de los reclamos dirigidos a su esposo, caminando hasta colocarse a un lado del albino qué, al contrario de Diane y King, estaba completamente relajado.

— ¡Estás hermosa! — Diane exclamó emocionada, detallando su figura decorada por aquel vestido rojo.

— Tú también tienes un traje nuevo. — King comentó mirándola, a los segundos se alejó de ellos sobre Chaestifol.

Akemi asintió, moviéndose contra el agarre de Ban qué se mantenía sobre su cintura. — Cortesía de Merlín. — Sonrió.

La maga le devolvió la sonrisa bajo la mirada de los demás Pecados.

— Bueno, — Diane pareció meditar algo. — ¡dile a tu esposo que no sea un malagradecido!

El grito que la gigante dió fue, para su gusto, demasiado fuerte y Akemi no tardó en abrir la boca, dispuesta a contestarle.

Lo hubiera hecho, de no ser por Meliodas. — A ver, a ver, a ver. Atención. — Se acercó con sus manos dentro de sus bolsillos. Akemi ojeo en su dirección. — La ceremonia es mañana, ¿qué les parece si celebramos por adelantado?

Tras la sugerencia del Capitan rubio, la tarde había pasado rápidamente, dándole lugar a la luna y las estrellas sobre el cielo, mismo paisaje que no se encontraban observando al estar dentro de la taberna, bebiendo y riendo como celebración ante su victoria y reconocimiento. Akemi se encontraba sobre las piernas de Ban, sintiendo sus caricias sobre su piel mientras que reían y se tomaban el tiempo de beber algunos sorbos de su bebida.
Akemi observó su tarro vacío, creando un puchero momentáneo en sus labios. Bufó, llamando la atención se su esposo, que inclinó la cabeza con intenciones de observar su rostro.

— Se me terminó. — Dijo quejosa, tomando un poco de impulso para levantarse de sus piernas. Ban colocó ambas manos sobre su cadera, ayudándola.
El albino la miró y Akemi alzó su tarro en su dirección. — Iré… — Hipo. — Iré por más.

Se movió torpemente sobre la taberna, rodeando la barra, pero desviándose hacia el baño con intenciones de mojar su rostro. Llevó a cabo la acción, refrescándose y sabiendo que en menos de lo esperado el efecto del alcohol abandonaría su cuerpo. Le sonrió al espejo, pasando sus dedos por su fleco en un intento de acomodarlo y al encontrarse satisfecha, salió del cuarto en busca de más cerveza. Entró detrás de la barra, tomando el jarrón qué anteriormente había dejado y no dudó mucho en servir más líquido en este, rebalsando un poco de su contenido.
Río sacudiendo su mano en busca de secarla de los restos de espuma, a su vez, caminó en la dirección que se encontraba su esposo anteriormente. Pestañeó confundida al no verlo, y luego de analizarlo por unos segundos, suspiró rendida y tomó asiento, sin darle mucha importancia. Merlín no tardó en acompañarla, chocando su jarrón contra el de ella.

Un trago... Dos... Tres... Cuatro... Cinco...

Incluso más de lo que había podido enumerar fueron las veces en las que Akemi se levantó de su lugar, yendo en busca de más. Estaba dispuesta a hacerlo una vez más, de no ser por la presencia de Ban ingresando a la taberna luego de mucho tiempo. Akemi se acercó a él con un paso torpe, sin notar los músculos tensos de su esposo. El mismo pareció relajarse cuando sus ojos conectaron con su figura, y al ya estar lo suficientemente cerca, la tomó por la cintura mientras que ella se encargaba de abrazarlo por los hombres, dejando sus manos colgar.

— Creo que… — Hipó. — Estoy algo borracha. — Las palabras se resbalaron por su lengua, causando la risa del contrario.

— Bastante, princesa. — Asintió, sintiendo el olor a cerveza que dejaba su aliento. — Ven, vamos.