ALEXANDRA (Ilenko - t/n)
PROLOGO
la mafia roja es arrasadora, Emma James esta pagando con careces las consecuencia de su hermana dejando en claro que al leon nadie lo supera, el es un amo, un boss, un dios y la bratva es suya.
que le espera a la peq...
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~Narrador omnisciente~
El día era soleado en el golf/tennis club. Sobre una lomada se lo podía ver a Aron Treverson con su clásica vestimenta: pantalones crema y una camisa polo azul marina. Este veía la dirección de la pelota que hace segundos su palo golpeó.
—Buen tiro —dijo Trump a su lado.
Ambos eran amigos ya que asistían a la misma escuela y tenían la misma edad. Su grupo de personas era muy pequeño, ya que no todos tenían el privilegio de relacionarse con lo más alto de la sociedad, como era el caso de Barron Trump, quien era toda una promesa de la política y la economía para Estados Unidos.
—Pensé que no te vería por aquí —dijo el rubio, haciendo referencia a que su padre salió reelecto como presidente de los Estados Unidos
El joven sonrió a lo que decía su amigo. Tuvo que salir casi corriendo de su casa para poder despejarse de todo. Unas risas femeninas se escuchaban cada vez más cerca.
—¡Zoey Swaf, vas a chocar! —dijo Kaia Trump, subida en el carro de golf mientras su mejor amiga manejaba como si fuera corredora de la F1. Las lomadas las subía sin bajar la velocidad. Los palos de golf se golpeaban entre sí en el bolso trasero acomodado en el carro. Aron sonrió casi involuntariamente al ver a las chicas. Kaia no sabía de dónde más agarrarse.
Barron notó la emoción de su amigo. Era imposible no notar a Zoey Swaf, ya que en muchas oportunidades salió en televisión por su futuro prometedor. Era una de las mejores tenistas juveniles y recientemente estaba explorando el mundo de la moda, con campañas publicitarias y distintas pasarelas, diferente a lo que solía hacer para las marcas deportivas.
Eran un año menor que ellos, y desde que eran pequeños los cuatro habían estado juntos, ya que Kaia siempre la invitaba a su casa y otros eventos a los que solía asistir. Compartieron desde el kínder, pero esta nueva curiosidad de su amigo le inquietaba.
—Es rebelde —dijo el oji verde.
—¿Kaia?
—¿Qué? No... Zoey Swaf. —Se agachó, sacando otra pelota de los bolsillos de su pantalón y acomodándola en el piquillo—. Hablaré con su padre esta semana.
—¿Con el señor Swaf? —Barron rió.
Eso era casi imposible, ya que siempre se encontraba viajando por su trabajo. Era uno de los principales exportadores de materia prima de Estados Unidos y tenía su título en comercio.
—Sí, pediré a su hija en matrimonio.
La expresión de Barron fue inentendible.
—¿Qué? Seguro tu padre te tiene comprometido desde antes de nacer. Y no dejaré ir a esa mujer.