El día transcurría sobre el campamento del escuadrón Tirsa, y el sol proyectaba las sombras alargadas sobre la explanada de entrenamiento.
Dentro del despacho de Fobos, Selene permanecía de pie frente a él, con los brazos cruzados y la mirada fija en el capitán.
—Quiero dejar a Larissa fuera de la misión —dijo sin rodeos.
Fobos, apoyado contra la mesa, entrecerró los ojos.
—¿Razón?
—Recién está llegando al escuadrón. No ha entrenado lo suficiente con ellos y aún se está adaptando. Además... —Selene apoyó ambas manos sobre la mesa y bajó un poco la voz—, ha estado en el ojo del huracán últimamente. No pasó desapercibido lo que ocurrió en Asael, su juicio, el ambiente tenso con los altos mandos... Prefiero que se quede aquí por ahora.
Fobos suspiró, sin apartar la mirada de ella.
—También está el hecho de que no ha descansado bien. No quiero que su ánimo decaiga —murmuró, mirando por la ventana—. Pero se lo diré yo. Ella ha pasado por mucho. No quiero que sienta que la estamos dejando de lado.
Selene inclinó la cabeza, observándolo con atención.
—Si intento desobedecer tus órdenes, ¿me vas a hacer morder el polvo como lo hizo contigo ese aurífugo en la frontera de Draesth?
Fobos soltó una risa seca y se cruzó de brazos.
—Selene, ese aurífugo me atacó por sorpresa.
—Y aun así terminaste con la cara contra el suelo —respondió ella con una media sonrisa.
Fobos resopló y negó con la cabeza.
—Si tienes tanto tiempo para recordar mis fracasos, deberías usar esos recuerdos para asegurarte que nadie más los repita. Ahora tendrás un escuadrón bajo tu mando.
Selene dejó escapar una risa ligera antes de girarse hacia la puerta.
—Siempre es un placer hablar contigo, capitán.Fobos rodó los ojos, pero no pudo evitar que un atisbo de sonrisa cruzara su rostro. Observó cómo Selene salía de su despacho con la misma confianza de siempre, dejándolo a solas con sus pensamientos.
Suspiró y apoyó las manos sobre su escritorio, pasando los dedos por la superficie como si buscara organizar no solo los documentos, sino también las decisiones que debía tomar. La misión, la aldea, las órdenes superiores... Todo avanzaba demasiado rápido.
Se giró hacia la ventana y dejó que su mirada recorriera el campamento. Desde allí, podía ver a algunos cadetes revisando su equipo y otros preparando sus armas para la misión del día siguiente.
Fobos se enderezó, se colocó bien la chaqueta y salió del despacho con pasos firmes, dirigiéndose hacia la zona de entrenamiento.
Encontró a Larissa apoyada contra una de las barreras de entrenamiento, con los brazos cruzados y la mirada fija en el horizonte.
—Ven, tenemos que hablar —dijo Fobos.
Larissa arqueó una ceja, pero lo siguió sin discutir.
Al llegar al despacho, Fobos cerró la puerta tras ellos y la miró con seriedad.
—¿Cómo te has sentido aquí?
Larissa tardó un momento en responder.
—Raro —admitió al fin—. No es fácil ser la nueva.
—Lo imagino —asintió Fobos—. Has pasado mucho en poco tiempo.
—Sí... y no voy a mentir, extraño Asael. No todo, pero... —Larissa cruzó los brazos con fuerza—. Es difícil acostumbrarse.
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Luminar
Science FictionEn un mundo donde la luz puede ser la última esperanza o el principio de la destrucción, Luminar explora las vidas de aquellos que desafían el destino y buscan sentido en un planeta desolado. Entre facciones enfrentadas, seres con poderes sobrenatur...