Cap. 12

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Sus manos acarician cada milímetro de la piel disponible a su alcance. Las manos de Vicente lo aferraban a su cuerpo, ni siquiera lo dejaba separarse más de un milímetro.

-Noha- un suave suspiró salió de sus labios cuando besó su cuello. Podía sentir su miembro palpitar y ya no podía aguantar más. Suavemente su mano se fue deslizando por esa espalda ajena hasta el borde del pantalón y busco colarse hacia abajo.

Vicente sintió un pequeño escalofrío y no pudo evitar empujar a Noha lejos de él.

-¿Qué pasa?- el pelinegro estaba algo sorprendido y asustado.

-Yo no puedo- por primera vez Vicente parecía decidido y ya no era el conejo asustadizo- No soy una puta Noha.

-Nadie dijo que lo fueras- corrige, volviendo a acecharle. Busca sus labios, pero es apartado de nuevo. Hasta cierto punto duele ¿Será su orgullo?

-Sé que no lo dijiste, pero lo parece. Además apenas te conozco y has sido bastante desagradable conmigo.

Vicente se aparta y busca su polera. Aun no logra caminar recto, sin embargo se mantiene en pie. Vuelve a vestirse y se lava la cara. Noha todavía está un poco extrañado, no lo suficiente para dejarlo ir.

-Vale, lo siento- le cierra el paso y lo abraza por la cintura. Vicente no se aleja, pero tampoco deja que lo encierre del todo. Noha acaricia su mejilla y mira directamente a sus ojos ¿Qué pasó con el Vicente de hace un rato?- Dime que debo hacer y lo haré.

-Aléjate de mí

Noha no puede creer lo que oye, pero no muestra signos de reacción. No quiere perderlo, sin embargo quizás sea lo mejor.

-Bien- susurra- pero no todavía.

Sus labios buscaron de nuevo los de Vicente, esta vez no logra ser detenido. Comienza un suave vaivén, tratando de ser dulce y delicado, entonces se abre paso a su boca con su lengua y comience a acariciar cada rincón hace poco descubiertos. A medida que pasan los segundos, su beso se vuelve más salvaje, más necesitado, más urgente. Vicente se mueve involuntariamente. Sus manos buscan colarse entre esos cabellos de nuevo.

Se presionan, el contacto brusco dado por la necesidad del deseo duele, pero se siente mejor y más fuerte que el dolor.

El aire nuevamente se hizo necesario y a medida que aminoraban la velocidad, el beso volvía a la marcha del principio. Se separan un poco para respirar.

-Noha- su nombre sale como una exhalación y al él le parece tan lindo- por favor no.

Vuelve a tomar distancia y le sonríe.

-Te llevaré a casa- ríe, aunque esta desilusionado, se siente feliz. No podía ser tan fácil, no con Vicente.


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