Cap. 16

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A las doce del día estaba en la entrada del Rolling Stone, no me sorprendía que Noha no hubiera llegado, para él "temprano" era las tres de la tarde. Me siento en el bordillo de la entrada y apoyo la espalda en la pequeña puerta trasera. Gracias a dios el lugar no era un baño público. Comienzo a tararear una canción y luego empiezo a cantar. Entonces la puerta se abre de golpe.

-¿Qué haces aquí afuera?- la sonrisa de Noha me deslumbra- Entra, bobo.

Apenas lleva unos pantalones que le quedan demasiado grande para ser de él. Extiendo mi mano, esperando a mi caballero de la armadura dorada. Él me levanta desde la cintura y me lleva a dentro. Escucho la puerta cerrarse tras de mí y continuo siendo cargado escaleras arriba. De nada sirve patalear.

Mi cuerpo cae con fuerza sobre la cama y Noha se tira junto a mí.

-Ten cuidado, mi bolso.

-Tan delicado.-se ríe y me quita el bolso para dejarlo a un lado de la cama.

-Entonces. Noha el gran seductor fue rechazado. Me encantaría saber quién fue el valiente guerrero que resistió.- Voy directo al punto. Me abrazo a su cintura. El dobla su cuello para sonreírme.

-No me vas a creer- río. Vi un brillo raro en sus ojos ¿Dios ya me lo habías cambiado?

-Prúebame.- lo reté.

-Me encantaría- sonrió coqueto. Me alzó un poco y dejó sus labios caer sobre los míos. Un suave vaivén, algo cálido y amable, por supuesto que Noha solo intentaba ablandarme. Y yo no podía resistirme.

-¿Entonces..primero...quieres...sexo?-preguntó entre besos. Aunque no hace falta. Él gira dejándome encerrado bajo su cuerpo. Sigue besándome y va descendiendo por mi cuello. Sus manos se escabullen debajo de mi polera y acaricia mi piel con la punta de las yemas de su dedo. El suave contacto me estremece, él sabe que ese tipo de movimientos me vuelven loco. Es como si mucha electricidad corriera por mi cuerpo. No logro ahogar un gemido. 

-Mi lindo Ignacio- río mientras volvía a besarme. Me abrace a su cuello y comencé a acariciar su espalda. Nuestras bocas estaban en una guerra de dominio. Yo no me iba a dejar dominar por Noha, pero él nunca en su vida iba a ceder. Él nunca cedía, incluso cuando se creía que lo hacía, él tenía el poder. 

Él me quito la polera y recorrió mi piel con sus labios. Su lengua causaba estragos sobre mí, cada parte de mi cuerpo era ahora sensible, incluso aquellas en que no sentía nada. Hasta sus dedos enredados en mis cabellos parecían hacerme estremecer. Gemí. Sus labios jugaban en mi cuello. Susurraba suaves palabras. Ninguna era de amor, pero tampoco era necesario, con él me bastaba. 

-Noha- murmuré. Sus manos bajaron un poco más allá de mi cintura. Acarició el inicio de mi espalda y luego en un suave deslizar tomó mi pierna, apretándola contra su cintura. Embistió su cadera contra la mía y yo no pude evitar reír, era algo tan excitante. Sus labios bajaron por mi pecho y su lengua acarició mi ombligo, una fuerte descarga llego a mi parte baja. Había tocado un punto preciso. Gemí. Siguió dejando pequeños besos y mordiscos por mi piel hasta que llegó al borde de mi pantalón.

-Ignacio- murmuró, se escucha algo molesto- sabes que no me gusta que uses este pantalón. No es un color para ti, además no te beneficia en nada. Nunca vas a conseguir novio así.

Jugueteó con una esquina sobre el botón y luego tiro con los dientes, desabrochando. Alcancé su negro cabello con mis manos y atraje su mirada a mí. Oh dios esos ojos negros parecían explotar en deseo. 

-¿Quieres que me consiga a un novio? ¿Quién te consolará entonces?- una sonrisa perversa pobló su rostro. Se adelantó y me beso con fuerza y deseo.

-Tú.

Su boca volvió a bajar hasta mi cadera. Mordió mi abultado miembro sobre el pantalón y yo jadeé. Sus manos bajaron la tela hasta dejarme solo en ropa interior. Sobre la delgada tela de mis calzoncillos pasó su lengua.  Mis manos volvieron a aferrarse a las hebras de su cabello, mi espalda se curvo. Tenía la respiración agitada y no podía dejar de jadear. Era como si en la habitación hubiese aumentado la temperatura en mil grados. Él volvió a morderme. Sus manos sujetaron mis muslos, abriendo mis piernas para darle una vista más amplia de mis caderas. 

-Cada vez más lascivo- su lengua pasa por sus labios y un pequeño gritito se escapó de mis labios. Era tan jodidamente sexy. Hizo esa media sonrisa que me volvía loco y no pude evitar aferrarme a él. Mis labios presionaron con fuerza contra los suyos. Mis caderas buscaron las suyas. Continué presionándolo hasta que quedé sentado en su regazo y sentía su erección chocando contra la mía. Sus labios me exigieron más, dolía, pero se sentía como el cielo a la vez. Mis dedos tiraban su cabello, rasguñaban su espalda, trataban de incorporarlo a mí aunque era un intento tonto. 

-Ah..Noha- suspiré cuando su mano acarició mi miembro- o no hagas eso de repente.

-¿Demasiado bueno para soportar?- susurró en mi oreja- No me importa que gimas, ni que te vengas.

-Idiota- gruñí, abrazándome contra él, mientras su mano subía y bajaba por mi pene. 

Deslice una de mis manos por su cintura hasta su miembro y comencé a acariciarlo también. Él gruñó y me obligó a recostarme. Con su mano libre alejó la mía de su sexo.

-Oh no cariño- sonrió- sabes cómo funciona aquí. Arqueó las cejas y lo obligó a quedar bajo mí. Una cosa es que me dejara llevar por su juego, otra era someterme.

-Sabes el favor que te hago amor- susurré sobre sus labios, rozando mi dedo por toda la extensión de su pene.- no puedes esperar que me quede quieto.

-Oh Dios, salió tu lado incubo- río. Alzo sus brazos, cruzándolos sobre su cabeza y dejándolos bajo su nuca. Yo sonreí, era una rendición que no podía desaprovechar. Mis labios  bajaron por su cuerpo, mi lengua dibujaba círculos sobre ese exquisito ser. Mis manos iban recorriendo esos lugares que ya conocía bien. Encerré su miembro entre mis manos y acaricié la punta con mi lengua. Él sonrió satisfecho. 

-Es mi turno de ir arriba Noha. 

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